Dos Vidas. Un sólo Autor

PARRILLADA

Capítulo 19

(Matthew)

Lo bueno de todo, es que la reunión de jóvenes a sido espectacular. Hemos sentido la presencia de Dios de una manera distinta, dulce pero poderosa.

Han habido algunos jóvenes que han recibido a Jesús como su salvador y eso me alegra ¡mucho!

Voy camino a ver a los chicos que han accedido a ir a la parrillada, prácticamente han sido la mayoría. Hemos quedado en encontrarnos en él parque que queda a una cuadra de la iglesia para ir a comprar las bebidas; que incluyen gaseosas y nestea. Cuando habló de "bebidas" no me refiero a las alcohólicas.

Soy de los que piensan que no necesito alcohol, para divertirme ni pasarla bien. Lo genial está en compartir con los demás y estar con ellos, de una manera sana.

—Andrew, tú ve con los cinco a comprar las bebidas, yo iré con los demás a comprar las demás cosas.
Isabella ya me ha mandado una lista de lo que falta.

—Dale Matthew, nos vemos en tu casa.

—Chicos alguien tiene alguna idea de donde podemos comprar los ingredientes para la vinagreta, ya que por mi casa, las tiendas están cerradas. Preguntó a los demás.

—Sí, vamos al Supermaxi. -Propone Josué.

—Sí. Se escuchan las aprobaciones de los demás.

—Entonces tomemos un taxi. Mejor que sean dos. -Menciono, tomando en cuenta los que estamos.

Nos subimos en él taxi, para colmo mío reviso mis bolsillos en busca de mi billetera.
Recuerdo que he dejado que mi hermana Rose se lleve mi valija a casa.
¡En mi valija está mi billetera!
Ahora, ¿Cómo pagaré él taxi y las compras?
Si tan sólo un milagro ocurriera. . . si tan sólo.

Se empiezan a bajar los chicos del auto. Yo sólo espero a que alguien diga "Yo pago"

Espero, a que bajen uno por uno.

Finalmente se han bajado todos y me doy por vencido. Desisto.
Nadie pagará.
Me acerco sigilosamente al conductor del taxi para preguntar ¿Cuánto es?

—Hey Matthew no te preocupes, yo pago. -¡¡Josué!! Nunca me emocioné tanto al escuchar su voz. Hahaha. Eso sonó raro.

No me niego.
Él paga.

Sigo a Josué hacia él Supermaxi, aún batallando por no traer mi billetera.
Entro y los chicos ya han comprado las demás cosas.
Me asombro por la rapidez que han comprado.

Suspiro y agradezco a Dios, por no dejarme en vergüenza frente a mis amigos. Y por supuesto, igual agradezco a los chicos.

Salimos y se me acerca Reychel, la hermana de Andrew.

—Matthew, mi papá nos va a poder prestar él carro para ir a tu casa y de ahí irles a dejar a los demás en sus casas en la noche. ¿Qué te parece? -¿Qué me parece? Pues ¡increíble! Todo está saliendo muy bien.

—¡Dale Reychel! Hagamos eso. Y gracias. -Le respondo alegremente.
Ella me corresponde con una sonrisa.

Nos dirijimos a su casa, que queda a dos casas del Supermercado.