RECUERDOS

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Capítulo 37

Tres años después. . .

Podría decir que durante estos últimos años han pasado tantas cosas, de las cuales os resumiré algunas de ellas.

Ya he salido del instituto y me he graduado con honores.
Tengo 19 años, pero eso sí. . . No tengo novio. No desde Dereck.

Oh cierto, ustedes no saben de que os hablo. . . Mejor les cuento como pasó.

La tarde del  21 de octubre, un mes antes de cumplir mis 17 años tocaron a mi puerta, como no había nadie en casa me tocaba bajar a abrir.
Con pereza me puse mis babuchas moradas y bajé a abrir la puerta. Para sorpresa mía era Dereck, el mismo chico con el que me topé mi primer día que fui a reunión de jóvenes.
Aquella "Persona sin corazón" que me había curado mi rodilla con alcohol. ¿Lo recuerdan?

-Erling

-Dereck. Decimos. Y empiezo a sentir un ambiente raro. . . Como de intriga.

-Eh. . . ¿Estás sola? -Me pregunta con nervios. ¿Qué estará tramando este chico?

-¿Sí? Digo rascandome la nuca.

-¿Me estás preguntado? -Dice confundido.

-No, digo sí, estoy con. . . No estoy sin. . . Ash. . . -Suspiro avergonzada jugueteando con mi cabello.

-Haha Tranquila. -Me dice sonriente y me siento más tranquila.

Después de aclarar mi confusión me invita a almorzar, yo no dudo en aceptar ya que en la despensa no hay nada agradable para mí.

Subo a ponerme algo decente, ya que unos shorts y un jersey no van bien para ir a almorzar.

Podría decir que desde aquel día mi vida cambió en varios sentidos.

Dereck me dijo si quería empezar una relación más que amigos con él, ya que él estaba enamorado de mí.
Cuando me lo dijo, quise hacerme la dura, pero rápidamente acepte. Ya teníamos tiempo saliendo y yo ya sentía algo por él.

Durante la relación empezamos a compartir y pasar tiempo con los amigos de Dereck, ellos no conocían de Dios y por la misma razón no concurriamos a buenos lugares.

Empecé a alejarme de la Iglesia y dejé de ir con frecuencia por agradar y complacer a Dereck esto me hacía sentir que defraudaba a Dios y a mí misma. Pero poco a poco ese sentimiento de culpabilidad desapareció.

Dereck ya me parecía un desconocido a pesar de ya tener 9 meses de relación. No iba a la Iglesia y cuando iba hablaba mal.

Así continúe por un año más, todo lo que hacía con él me parecía tan normal.

Hasta que un día me encontré con Isabella a quien no veía hace mucho tiempo.

-Te veo muy cambiada, ya no te he visto por la Iglesia. ¿Estás bien?

-Sí he cambiado, ahora vivo y disfruto de cada día de mi vida.
Y ya no he ido, pero  Dereck va a veces y me ha contado que todos se han vuelto unos falsos e hipócritas.
Oh, lo siento. . . -Digo cubriendo mi boca.

¡Mier*#@!  Hablé de más.

Isabella no lo toma a mal,  pero se entristece, nos despedimos y no la vuelvo a ver, me han entrado unas ganas por preguntarle de Matthew, pero me contuve.

Tiempo después cuando terminé el Instituto, poco después de mi graduación, por primera vez en mucho tiempo me sentí rodeada de todo cuanto quería, pero vacía por dentro.

Meses después de cumplir mis 18 se me metieron ideas de irme de casa a vivir con Dereck, pero todo cambió cuando me encontré con una escena similar a la que Brad hizo conmigo.
Dereck engañandome con alguien más.

Aquel día lloré a mares y me queje con Dios.

-¡Dios! ¿Por qué no hiciste algo?

¿Por qué esto. . .?

¿Por qué aquello. . .?

Ahí llorando desconsoladamente recuerdo todo, yo hice lo mismo con Dios, lo hice a un lado me aleje de él y lo cambié por alguien más.
La diferencia era que él seguía aquí conmigo.

Me sentía decepcionada, fallé a quién no se lo merecía.

El tiempo pasó y se me hacía complicado dejar algunos vicios y amigos, intenté de todo por olvidarme de las heridas en mi corazón.

Intentaba de todo menos volver a la congregarme y buscar a Dios.
Siempre había algo o alguien que me impedía o situaciones que se presentaba.

¿Por qué antes no se me hizo tan difícil acercarme a Dios?

Durante ese tiempo madure más y me cerré a cualquier persona que me pretendía.

No dejaría que me hieran una vez más.

Así estuve unos meses, yendo a jóvenes, pero de vez en cuando los domingos y demás días.

Sentía que había perdido algo tan importante, que era la presencia de Dios en vida.
Pero no sabía cómo recuperarla. . . Me parecía inalcanzable.

Un día de esos, cuando fui a Jóvenes, me senté en las últimas filas, y para serles sincera una vez más, fui de espectadora.

Estando ahí sentada, alguien viene por mi espalda y me cubre lo ojos.

Intento forcejear para quitar aquellas manos de mis ojos pero no puedo, me entra un escalofrío al recordar aquella vez que Brad me tapó los ojos en el parque.
Así que con curiosidad e intriga pregunto. . . ¿Quién eres?

Eran unas manos ásperas y grandes, rogaba para que no fuese un chico.

Aunque me parecía ilógico que una chica tenga así las manos.

¿O sí?

Escucho un resoplar en mi oreja y una risa se le escapa y le delata.

Otro escalofrío recorre mi piel y la hace erizarse. Recuerdo que tengo mis manos sobre las suyas y las retiro inmediatamente.

Dos Vidas. Un sólo AutorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora