¿SE CONOCEN?

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Capítulo 20

(Matthew)

Hemos llegado a casa, supongo que los demás ya están aquí, ya que escucho sus risas hasta afuera.

—Reychel, yo te ayudo con esa bolsa. -Le digo extendiendo mi mano.

—Haha, pero que caballeroso estás últimamente. -Mm, ¿ me debo sentir alagado o ofendido?

—Haha, siempre soy así, y lo sabes. -Contesto y me da las bolsas.

Entro y algunos están en la sala riendo y jugando juegos de mesa, como monopolio, uno  y cranium.
Otros encendiendo la parrilla y comiendo bocaditos.
Me alegra verlos así de felices.

Veo acercarse a algunas chicas a saludarnos, dejando la cocina vacía.
Me da la sensación de que está en llamas por la velocidad al dejarla.

Tomo todas las demás bolsas y me dirijo a la cocina.
Abro la puerta con mi hombro, ya que me es imposible usar mis manos por las bolsas que llevo.

—¡Aauuch! ¡Mi nariz!. -Escucho un quejido de alguien. ¿Ahora, a quién lastimé?
Inmediatamente dejo las bolsas de compras en él suelo.

—¿Estás bien? -Pregunto a la perjudicada del golpe. Quien aún tiene cerrados sus ojos los cuales lloran.

—N-No. -Responde tapándose la nariz y quitandose una lágrima con rapidez.

—Dejame ver tu nariz. -Susurro retirando con suavidad sus manos de su nariz.

Observo y de ésta empieza a salir sangre, primero sólo un poco, pero luego aumenta él fluido.
Corro en busca de unas servilletas, ya que es lo más accesible por él momento.

Hago que se siente y limpio su nariz.
Noto lo asqueada que está por la sangre, su cara la delata.

—Me puedes indicar donde queda él tocador por favor.

—Claro ven. -Digo tomándola de la mano para llevarla.
Ella suelta mi mano y la esconde, al ver que nos dirigimos a la sala.

La guío al tocador y ella entra ahí.
No lo pienso dos veces y corro donde Isabella.

—Isa, ¿me prestas una de tus camisetas? -Cuestiono.

Ella confundida accede. Me escabullo antes de que me pregunte más.

Subo a su habitación y tomo una de sus camisetas. No me fijo ni en el color, sólo espero que le alcance.

Bajo las escaleras y golpeo la puerta del baño.

—Erling, soy yo.

—Emm ¿Qué quieres?

—Te traje una camiseta, para que te cambies. Ya que la otra se te ha ensuciado.

Abre lentamente la puerta y asoma su cabeza. Extiende su mano y toma la camiseta.

—Gracias Matt. -Una sonrisa se me escapa.


***

Después de recibir él golpe en mi nariz, logro identificar la voz de Matthew.
Cierro mis ojos para que no vea mis lágrimas, pensará que lloro, y es algo involuntario.

Dos Vidas. Un sólo AutorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora