INTENTÉ EVITARLO

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Capítulo 35

Llego a casa de Erling y timbro sin dudar. He podido llegar gracias a la dirección que me ha dado.
Se abre la puerta y logro ver una cabellera castaña que brilla con él sol de esta tarde.
Ella sale y me saluda con una amplia sonrisa.

«Se ve muy bien» me dice mi conciencia, pero intento ignorarla.

—¿Nos vamos? —Pregunta cerrando la puerta tras ella.

—¡Nos Vamos! —Le respondo siguiéndole él juego. A lo que ella responde con una corta risa.

—Tienes la risa contagiosa. —Le digo mientras caminamos.

—¿Yo? Que va. . . si aquí eres tú él payaso.

—Yo no digo eso. . . —Le respondo.

—Hahaha, es inevitable no parar de reír cuando estoy contigo. —Me dice.

—Tú eres la que me contagia con la risa. Respondo carcajeando.

—¡No, eres tú! —Me dice riéndose con más intensidad.

—Ah, ¿Quieres pelear? —La miro desafiante.

—¿Quieres perder? —Me responde aún más desafiante.

Él parque queda a dos cuadras de aquí, así que. . .

—¿Una carrera hasta él parque? —La reto.

—¡No estaría mal! —Responde entusiasmada.

—Vale, vale. . . quién pierde. . . hará. . .

—¡Pone los helados! —Me interrumpe.

—No. . . eso ya está muy trillado. . . —Le digo mientras pienso en algo mejor.
—¡Oh yeah! !Lo tengo! —Digo luego de dar algunas vueltas al asunto.

Ella me mira interesada y curiosa por lo que diré.

—¡¡Cosquillas!! Eso se llevará él perdedor. —Le respondo poniendo una cara malévola.

—Me asustas con esa cara, será mejor que no pierda. —Me responde poniéndose en posición para correr.

—Un momento. . . para empezar hay que contar hasta tres con los ojos cerrados —Le propongo.

—¿Con los ojos cerrados? Susurra extrañada, pero accede.

Nos ponemos en posición, ella cierra sus ojos y cuando empieza a contar yo me adelanto, ella abre los ojos de par en par al ecuchar mis pasos y corre tras de mí con todas sus fuerzas.

—¡No me ganarás! —Grita.

—No gastes tu aliento hablando que no te será útil. —Le respondo regresándola a ver para sacarle la lengua.

Yo llego al parque y me tiro al césped.

—¡Trampa! —Grita mientras se acerca.
Llega exhausta y se tira a mi lado.

—Jua jua jua. . . ¡¡Perdiste!! —Le digo fingiendo una voz malvada.

—No. . . ¡No! ¡¡Hahaha!! ¡no se vale! Hahahahaha. —Grita y patalea mientras le hago cosquillas. —No más ¡Hahaha! por favor. . . —Suplica.

La tengo frente a mí y puedo ver como corre una lágrima por su rostro, se ha reído tanto que hasta llora.

Detengo él tiempo en mi mente y pareciera como si un ángel estuviera riéndose, es tan extraña esta sensación. No puedo callar a mi conciencia acribillandome.

«¡Hey! Su sonrisa»
«Sus ojos brillantes»
«El perfume de sus cabellos»
«Es un ser angelical»

Wow. . . wow. . . wow. . .
No debo pensar en eso, Erling sólo es mi amiga, aunque se ve hermo. . .
¡Rayos!
Sacudo mi cabeza y paro las cosquillas.

Dos Vidas. Un sólo AutorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora