Embarazoso

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Virgo

Me siento tan mal por haber rechazado a Tauro. Ya han pasado dos días de eso.

No es una sensación agradable, ni tampoco estoy acostumbrada a ella.

—¿Virgo? ¿Me estás escuchando?—preguntó Capri, haciendo que volviera a la realidad.

—Eh, si...—dije pasandome las manos por la cara.

—¿Qué te sucede? Te notó preocupada—preguntó la rubia. 

— Es que... Tauro me pidió que fuera su novia— le dije.

—¡Eso es genial! ¿Porqué te preocupas?—preguntó, confundida.

— El problema es que lo rechaze— dije y esa sensación volvió a mi.

— ¿Y por qué habrías de rechazarlo...?— preguntó Capri, aún más confundida.

— ¡No lo sé! Solo sé que no quiero salir con el. Es como que...¡No lo sé!— dije llevandome las manos a la cara. Estoy tan confundida.

— Es común sentirse así, Vir. Sólo debés acomodar tus ideas— me dijo, abrazandome.

— No lo entiendes, el probablemente no vuelva a hablarme— dije. Se como es Tauro y el es muy orgulloso.

— Si te quiere, lo hará— me dijo sonriendo. Asentí y luego observé la escena.

— Pareces mi mamá— le dije. Separándome de ella.

Ella rodó los ojos.

— Con esa actitud, me sorprende que Tauro te haya pedido que seas su novia— me dijo. Para luego irse.

— ¡No haces que me sienta mejor, Capri!— le grité, después salí de mi habitación.

***
Sagitario

Estaba llendo para la clase de ciudadanía, cuando vi a Aries acercarse a mi.

No hablamos mucho en estos días. Supongo que es por que estuvo pasando tiempo con Lea.

Normalmente no estaría celosa. Pero creo que lo que ellos hacen esta llendo a otro nivel y eso, me tiene preocupada.

—Hola, Sagi... ¿Podemos hablar?— preguntó Aries, rascandose la nuca.

— Eh, si claro— le respondí.

Ambos caminamos hasta un banco, que había cerca de la cafetería.

— Últimamente, no hablamos mucho, Aries— le dije.

Se que sólo han pasado dos días. Pero creo que el a estado distante desde hace una semana, exámenes desde que volvió a hablar con Lea.

— Sí y lo siento. Por eso quería hablar contigo— pasó las manos por sus rodillas, como si estuvieran nervioso.

— Bueno, entonces, dime— le respondí, calmada. Puse las manos sobre mi falsa.

— C-creo que lo nuestro no vas más allá, Sagi. Creo que es hora de que acabemos con esto, nuestra relación — me dijo, alce las cejas sorprendida.

— ¿P-pero porqué?— pregunté confundida.

— Es que... — titubeo— m-me gusta Lea.

— Es gracioso— dije, cuando entendí el por qué— llame tu atención, cuando comencé a vestirme como Lea. Pero cuando lo dejé, simplemente, la atracción se fue.

— L-lo siento, Sagi. Me haces sentir una mierda— me dijo.

— Pues, lo eres— dije, levantandome.

Los signosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora