Los signos

Virgo

Me levanté más temprano que de costumbre. Como aún la cafetería y los salones estaban cerrados, me dediqué a caminar por los pasillos.

Metí las manos en mi pantalón de pijama y me puse a pensar de la vida, si ya se, algo raro en mi.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando una mano tapó mi boca y otra mis ojos.

Carajo, ya vali verga.

Intenté zafarme, pero la persona que me tenia agarrada, era más fuerte. El me arrastró hasta detrás de una pared.

— Shhh...— susurró una calida voz en mi oído, pero eso no fue suficiente para calmarme.

Escuché a varías personas pasar murmurando y decidí que era mi oportunidad, comencé a lamerle la mano.

La persona apretó más fuerte, haciendo que me mordiera la lengua. Auch, pensé sintiendo los ojos aguados. Eso dolió.

Cuando los murmuros pararon, el chico, porque era chico, se acercó a mi oido.

— ¿Era necesario lamerme? — dijo, sacándome la mano de la boca, pero no de los ojos.

— ¿Era necesito secuestrarme? — pregunté irónica, lo sentí reir.

El chico me destapó los ojos y vi a...Leo, arquee una ceja.

— ¿Qué estabas haciendo? — el se rasco la nuca nervioso.

— Les queria hacer una bromita, pero se la tomaron muy enserio...

— ¿No qué querías terminar la escuela antes de cumplir los veinte? — pregunté y al ver su cara de confución, me arrepentí.

— ¿Quién te dijo eso? — preguntó algo avergonzado.

— L-Lea— mentira. Yo había prestado atención a lo que el y Lea habían hablado.

El asintió bufando, probablemente no le agradaba la idea de su hermana contando sus problemas.

Ambos salimos del escondite y el metió las manos dentro de sus bolsillos.

— ¿Te invitó un café?— arquee una ceja— no es una cita, no te ilusiones.

— No estoy bien vestida— dije viendo mis crocs.

— Mentira, te sientan bien los elepants— dijo viendo mis pantalones, me sonroje, en realidad eran para dormir.

El tomó mi mano y comenzamos a caminar fuera del instituto hasta una cafetería cercana.

— Que raro que no me hayas pedido que te llevé a starbucks— me dijo cuando ya nos habían traído los cafés.

— ¿Starbucks sigue de moda?— dije sonriendo burlona. El se río.

— Mmm ¿No quieres preguntarme nada? — me dijo,  fruncí el ceño.

— ¿Preguntarte sobre qué? — pregunté confundida.

— No se, las chicas siempre quieren preguntarme acerca de las cosas que hago— dijo encogiendose de hombros. Bufé.

— Perdón galán, tal vez te pregunte cuando me lleves en tu harley hasta la playa— le respondí sarcástica.

— ¿Quieres ir a la playa? — preguntó— te llevó.

— ¿Tienes una harley? — pregunté, este chico no podía ser más cliché ¿verdad?

— No, exactamente. Tengo un mustang clasico. Amo a ese bebé— dijo sonriendo.

— Viendo el tipo de chico que eres, supuse que tenías un lamborghini— dije viéndolo de arriba a bajo.

— Oh, mi bebé supera a cualquiera de esos autos estúpidos— dijo tomando de su café.