Sostenía el libro entre mis manos. Me aferraba a las páginas como si sostuviera una parte de mí, ilustrada en letras y capítulos infinitos. Sentía tanta angustia dentro que, estaba seguro de que si éste libro fuera parte de mi realmente, las letras lloraría mi desastre, los capítulos separarían y encarcelarían mi alma como lo hago ahora y todo se quemaría en el abrasador verano de este año. Todo, como yo en este momento.
Tenía mi antebrazo apoyado sobre la ventanilla del automóvil. El sol veraniego me daba de lleno sobre mi pálida piel. Al menos pensé que dejaría mi tono algo más oscuro; para mi suerte, no fue así. Mi piel estaba adquiriendo un tono rojizo y poco saludable así que me decidí por quitar mi brazo de allí. Quizá estaba más cómodo, pero el bienestar para leer no era mi prioridad en ese momento. Lo único que deseaba es que algo le pasara algo al coche para sí volver a mi antiguo hogar y no tener que pasar todo el verano y mi vida en una casa en el campo, donde los únicos vecinos están a kilómetros de distancia y son repletos desconocidos.
Mis padres reían y discutían de algún tema que no me interesaba en absoluto. Mis ojos no prestaban mucha atención a la lectura de mi libro. Me estaba costando concentrarme en algo que no podía echar más de un vistazo en cada segundo. Necesitaba salir de aquél cubículo de metal y dirigirme corriendo afuera de todo aquello. Mi animé a levantar la vista por unos segundos y mirar fuera. Amaba aquél paisaje: cientos de pinos con aquél tono verde musgo bañando cada hoja y contagiando sus ramas afiladas de tono oscuro. Me sorprendía lo alto que era, me sorprendía lo natural y verde que se veía todo, repleto de vida y libertad.
Es gracioso, eran esas dos esencias lo que me faltaba para completar mi vida.
Baje la vista cuando noté los ojos de mi madre sobre los míos. De inmediato humedecí mis labios e hice que leía para que no entablara una conversión conmigo. No tuve mucha suerte.
-Es curioso... - sentí como levantaba la vista para observar por el retrovisor y luego comenzó a retocar su maquillaje - odias los libros de ciencia ficción...
- odio tantas cosas ahora mismo que tendrías que hacer una lista - respondí sin dejar la vista de las páginas - pero supongo que podría quitar la ciencia ficción de aquella lista.
- quizá puedas quitar tu mala cara y darle una oportunidad a la vieja casa de campo - replicó con una maliciosa sonrisa -. ¿No lo crees?
-no lo creo.
Suspiró con resiganación. No me ganaría. No cuando tengo toda la razón de mi parte. Usualmente odiaba eso, odiaba que las madres tengan la razón en casi por no decir todas las cosas. Sentía la necesidad de usar aquella arma a mi favor cuando no me gustaba ser apuntado con esa misma en una discusión con mi madre.
Pero debía hacerlo. Tenía que sobrevivir lo que resta del verano y este año para sí regresar a mi vida normal...Practicante, mi vida no era normal. No para mí.

ESTÁS LEYENDO
Matices De Azules
RomanceCuando Shawn se ve obligado a salir de la ciudad para a ir a vivir al pueblo Deneba, sus ánimos y emociones son arrastradas por el suelo. Pero la amistad y el amor que le brindaban sus nuevos amigos, harían de él un fuerte muchacho. No será ha...