El sendero para llegar al muelle era de rocas bastantes gruesas y agrietadas. El sol no podía resplandecer más y el calor comenzaba a hacernos sudar. Emma se veía incómoda por tanta ropa y yo me estaba ahogando con la bufanda que se sostenía por mi cuello. En momentos pensé en quitarla y llevarla en mi mano pero, cuando mis dedos tocaron la lana azulada, los ojos de Emma me señalaron y me juzgaron en silencio; disimulé como si quisiese arreglarla un poco. Dejamos atrás los sauces para integrarnos en un terreno con elevaciones y pastizales que te llegaban hasta la cintura, la tierra fue reemplazada por arena y ya comenzaba a escuchar algunas gaviotas revolotear por el azulado cielo de verano.
Poco a poco comenzamos a escuchar las olas rompiendo con la orilla y, paulatinamente nos encontramos con el extenso mar pintado en pinceladas tranquilas y peligrosas. El agua, era algo que daba vida pero sin embargo te la podía quitar en segundos. La respetaba. Emma me mostró el único negocio que, por más vacía que estuviese la playa, aquél local adorable de tablas blancas y sombrillas rojas en un mirador para tomar tu helado tranquilo, estaba repleto de personas. Los chicos estaban sin remera y las chicas con traje de baño completo o con un short de jeans. Ambos nos miramos y estábamos de acuerdo que ninguno de los dos tenía ropa para ir a la playa.
El muelle estaba un poco más alejado y con forme dábamos pasos por la ardiente arena, la cabeza castaña resplandecía bajo la intensa luz del sol. Emma lo señaló y apresuramos el paso para acercarnos hacia Connor. Al igual que muchos chicos de aquí, se encontraba con el torso descubierto y noté como su tono de piel estaba más bronceado que antes. Nos sonrió y sus dientes blancos daban un relajante contraste con su piel.
—Hey, ¿Qué hacen así vestidos en una playa? —dijo con una pequeña risa. Estaba solo, aquél amigo no estaba con él—.
Emma lo miraba serena y yo le sonreí para no incomodarlo tanto. Los ojos de Emma en aquél tono de severidad y frialdad, era para incomodar a cualquier ser viviente.
—¿Y Matt? —preguntó seca y distante. Connor lo miró confuso, claramente se preguntaba cómo sabía de que Matt estaba con él—.
—Se fue hace un rato—contestó no muy contento—.
Emma le alzó una ceja. Quería que él se explicara un poco más y Connor, no muy convencido, lo hizo.
—Hay una fiesta en la casa de Eric, ¿Lo conoces, verdad? —Emma asintió con su gélida expresión— Se fue a ayudarlo a organizar— sus ojos azules, tan azules como éste mismo mar nos miró con ternura— ¿Si quieren podemos ir? —sonrió—.
Yo, que en todo este rato no había dicho una sola palabra sin entender por qué, asentí con media sonrisa. Una fiesta, eso iba a ser divertido ¿no?
—Vamos, es un hermoso día y están así — sus manos tomaron y apretó un poco mis mejillas y luego las de Emma, que ella lo apartó de un manotazo—.
Se quedó viendo a Emma algo dolido y luego, como todo un mal actor volvió a reír con fuerzas. La tomó de su cintura y la colgó sobre su hombro. Aquellos brazos estaban acostumbrados a alzar cajas de gran peso en la tienda de su padre. Yo reía y él también, caminamos por el muelle mientras Emma le golpeaba y le decía que le soltara en ese instante; él no lo hizo.
Cuando llegamos a la orilla, Connor arrojó a Emma al mar y cayó como una bolsa de harina. Mi estómago no paraba de darme retorcijones de tanto reír y algunas lágrimas me provocaban ardor en los ojos.
—¿Y tú de qué tanto te ríes? —me dijo con una sonrisa maliciosa y yo me quedé quieto. No fue cuando sentí sus manos agarrando las mías, reaccioné de que él también me tiraría al mar.
—No, yo no Connor el agua no me gusta...—mi voz sonaba a piedad y una mezcla de risa nerviosa—.
Me tragué mis palabras y di una gran bocanada de aire antes de que el agua me abrazara y me llevara hacia un azul más oscuro. Por momentos me quedé allí, nadando más y más abajo donde los matices de colores cambiaban conforme más profundo iba. Luego de escuchar como Connor también caía al mar, me dirigí súbitamente hasta la superficie para recuperar el aliento.

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Matices De Azules
RomanceCuando Shawn se ve obligado a salir de la ciudad para a ir a vivir al pueblo Deneba, sus ánimos y emociones son arrastradas por el suelo. Pero la amistad y el amor que le brindaban sus nuevos amigos, harían de él un fuerte muchacho. No será ha...