Cuando Shawn se ve obligado a salir de la ciudad para a ir a vivir al pueblo Deneba, sus ánimos y emociones son arrastradas por el suelo. Pero la amistad y el amor que le brindaban sus nuevos amigos, harían de él un fuerte muchacho.
No será ha...
Para aquellos que creían que equivocarse era malo, no, no lo es. Para aquellos que decían que enamorarse era malo, no, no lo es. Y para aquellos que decían que pensar y soñar es malo, no, tampoco lo es. Eran elementos. La vida era un sin fin de elementos que debíamos controlar para dominarla. Para dominarnos a nosotros mismos y, aunque a veces, puede ser el trabajo más complejo que podamos hacer.
Sentía que Connor era el último elemento que me faltaba. No necesitaba de una carta para darme cuenta. Equivocarse no es malo, es la única manera de aprender y, aprender, eso sí que es bueno. Soñar tampoco era malo, poder pensar y divagar era lo que nos ajustaba a lo real. Era aquél impulso imaginario que a veces nos mostraba la cruda realidad de una forma tenue. Era como la morfina, la morfina de soñar. Por último, lo más importante... Amar no es malo. Si el amor te duele, entonces eso no es amor. Quizá puedas equivocarte y pensar que amas a alguien pero existen posibilidades de equivocarse, de soñar y de volver a amar.
Qué complejo sonaba la vida. Qué fácil que parecía vivirla. Qué difícil veíamos a la muerte. Todo tenía un cambio dependiendo de dónde lo mires. No todo es color de rosa, hay veces que encuentras el color azul desde otra perspectiva. Yo había encontrado otro azul y lo estaba viendo. Estaba frente a mi. Aquellos ojos azules que se hacían los ofendidos pero por dentro se derretían de amor y anhelo.
–Te amo.
Todavía me miraba. Estaba serio y yo en cambio estaba sonriendo. Me sentía tan bien y tan alegre.
–Connor, te amo –repetí y con más ganas – ¿Qué, no dirás nada? ¿Quieres que lo grite?
Respiré profundo y antes de gritar con todo pulmón, su mano tapó mi boca.
–No. No hace falta –miró a un costado y luego me sonrió. Aquella sonrisa de siempre –¿Te puedo contar un secreto? –su mano no me dejaba responderle – También te amo.
A pesar de tener su mano en mi boca sonreí por dentro.
–¿Por qué tiene que ser un secreto? –pregunté mientras apartaba su mano –.
–Porque tengo novio, su nombre es Shawn.
–Pésimo nombre.
Se encogió de hombros.
–Lo sé. Por eso terminamos.
–Ya veo, me imagino... Supongo que tienes un nombre mejor.
Reímos. Reímos y reímos. Se sentía bien. Se sentía tan bien sonreír una y otra vez hasta que tu estómago pedía que te des un descanso.
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Ese día lo abracé y lo besé
Al día siguiente seguimos de picnic y también hubo abrazos.
En el mes hubieron más besos.
En los siguientes meses fueron de plena juventud y diversión. También con besos, claro.
En el invierno, nos fuimos a la ciudad.
La carrera de arte era todo otro mundo, ¿sabes? Me encantaba.
La primera pelea seria. No lo hablé por unas semanas y él tampoco.
Poco tiempo después, reconciliación. Cursi, lo sé. Tampoco entendía las peleas de parejas.
Meses y meses de felicidad. Años y años de besos y abrazos. Una vida de más que solo besos.