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Todo en el gran salón de la mansión Andley estaba impecable. Los sirvientes se habían encargado de dejarlo todo en perfecto orden, para que se diera con ánimos una celebración muy esperada en los corazones de aquellas personas que serían los anfitriones.

Candy estaba ya completamente vestida como una princesa. Su madre se había encargado que utilizará las mejores cosas en aquella ocasión tan especial.

Terry de igual forma, pidió a su padre y su madre que lo ayudarán con la selección de traje. Que en este ocasión sería gris.

Todo estaba listo para dar inicio como lo tenía planeado la tía abuela Elroy, que se encontraba sumamente emocionada con la idea de que su sobrina adoptiva se comprometería en matrimonio con un duque de Inglaterra.

Pero obviamente Candy no se casaría por dinero o puesto social, sino por amor verdadero. Un amor que aún con todas las pruebas que da el destino, sale vencedor.

—¿Ya llegaron los invitados?— pregunto la sra. Elroy a su mucama que le informo sobre lo impecable de la estancia.

—Solamente los Legan.

La mujer suspiro, no podía hacer nada.

—Bien.

En ese momento aparecían justamente los Cornwall acompañados de los Britter.

A Annie ya se le notaba el embarazo, debido a sus siete meses. Pero eso no impidió que la chica fuera a la cena de compromiso de su mejor amiga, mejor dicho hermana.

A la llegada de los Legan, Terry y Candy decidieron que era hora de su entrada al gran salón.

Así fue, él la tomo de su mano derecha y juntos descendieron cuidadosamente los escalones de la mansión donde Candy vivió por poco tiempo. Sin importarles las miradas que les dirigían los hijos Legan.

—Sean bienvenidos a esta reunión. Por favor siéntanse cómodos— dijo Terry sonriente.

Mientras aguardaban a que llegarán los demás invitados, los jóvenes permanecieron en la entrada recibiendo a cada persona que sería testigo de su compromiso. Uriel y Susana estuvieron en esa lista.

Porque un acontecimiento tomo a todos por sorpresa. Uriel regreso a Washington donde encontró a sus familiares que lo apoyaron en que recuperará la memoria, pues efectivamente se logró el objetivo. 

Semanas después Susana aun permanecía molestando a Terry sin importar la presencia de Candy en su casa. Pues bien, Uriel llego a Nueva York por motivo de visita y justamente aquella vez se encontraba Susana en la casa Grandchester.

Los actores ya no siguieron con el tema de discusión, puesto que llegaron visitas. Viendo Uriel la situación de Terry con su compañera, dijo que no tenía donde quedarse y que sería mucha molestia hospedarse con él. Así que le pregunto un lugar donde podría pasar la noche, y no fue necesario que Terry le contestará porque Susana le había ofrecido su casa con cierto coqueteo en su voz.

Al castaño se le hizo extraño, pero en cierta forma sabía que Uriel había cautivado a Susana por lo que él quedaba libre de aquella presión por parte de su compañera de trabajo.

Después de aquella ocasión los dos chicos se dieron tiempo para conocerse mejor y así lograron formar pronto una relación bastante estable.

—Sean bienvenidos— decía Terry a los invitados.

Cuando se cerraron las puertas de la mansión, la tía abuela acompañada de William Andley y su bella esposa Aurora, efectuaron un discurso de bienvenida a la celebración.

Terry levantó su copa y brindó para que diera inico la comida.

Los violines y el piano, juntos producían un sonido precioso que acompañaba a los comensales. Mientras que ellos disfrutaban de un delicioso banquete ofrecido por la familia Andley.

Después de comer se abrió el baile con la entrada de Terry y Candy. Así pasaron muchas piezas más, bailando solo ellos dos. Bueno no sólo ellos, sino también con los invitados. Y al parecer la peor parte fue cuando bailaron con los hermanos Legan.

Pasadas diversas piezas el joven actor sabía que era el momento de pedir la mano de Candy.

—Su atención por favor— pidió Terry.

Todos los invitados voltearon en dirección a él que sostenía a su amada.

—Como todos saben, esta prestigiosa dama pertenece a una de las familias más importantes en los Estados Unidos. Pues vamos a hacerla más importante— bromeó y sonrió— Ella no sólo se ha robado mi corazón desde que era una niña, sino también lo hará con mi vida entera y con esto le daré todo mi amor. Ella es mi novia, fue mi amiga, mi enfermera, mi musa, mi compañera, una desconocida... Mi vida. Pero aún no conforme con todo lo que ella es para mi, me atrevo estando todos presentes en especial su padre adoptivo; su madre biológica y todos sus amigos a pedirle... Que sea mi esposa.

Se arrodilló frente a Candy y saco el bello anillo de compromiso que había comprado mucho tiempo atrás, pero jamás pudo dárselo por razones mayores que ya se conocen.

—Ahora yo te pregunto ¿Candice White Andley me concedes el honor de ser mi esposa, y mucho más de lo yo acabo de decir?— pregunto viéndola a los ojos.

—Claro que sí, sí quiero— respondió y el en un movimiento rápido se levantó, la tomo de la cintura y la elevó girando los dos.

Acto seguido le puso el anillo en el dedo y todos los flash de los periodistas captaron aquel precioso momento.

Directo al amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora