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Abrí mis ojos lentamente

No fue difícil acostumbrarme a la poca luz que dos o tres velas daban a la habitación ya bastante oscura.

Recordé donde me encontraba y con quién, con mis ojos comencé a buscar a Dixon, lo encontré. Estaba ahí en la ventana de la habitación, con un cigarrillo en la mano y mirando hacia fuera, ni siquiera había notado que estaba despierta.

-Puedes dormir, yo haré la guardia. -Me miro rápidamente pues al parecer le di un pequeño susto.

-No tengo sueño. -Dijo para volver a su posición anterior y mirar por la ventana.

-Deberías tenerlo. ¿Cuanto tiempo llevo durmiendo?

-No lo sé, tres, cuatro horas -Hablo con desinterés.

-Mmm

-Puedes seguir durmiendo.

-He perdido el sueño.

-Has cualquier cosa.

-Duerme un rato. -Insistí pero me ignoro como respuesta, suspiré. -Bueno, no voy a obligarte.

-Entonces, ¿Trabajabas en este lugar? -Dijo cambiando el tema.

-Si, me despidieron justo una semana antes de que todo iniciará.

-¿Porque? -El hablaba conmigo pero seguía mirando por la ventana.

-Un par de tetas. -Me miro de pronto  confundido. -Mi trabajo necesitaba una "buena presentación". Trabajé muy bien, me llevaba bien con todos; excepto por una mujer, era una puta, ya sabes, se meten con alguien poderoso para obtener lo que quieren. Pero bah quizá no te importa y pierdo el tiempo contandote. -De pronto se movió de la ventana y se sentó en una silla frente a mi.

-¿Hay algo más que hacer? -Agradecí a la poca luz en la habitación, pues así no notaría mi sonrojo en ese momento, estaba dándome a entender que quería que le contara mi tonta historia.

-Pues.. tenía más de un año trabajando, me mate para llegar a ese puesto, me dijeron que el jefe era un hombre fácil, acuéstate con el, te da el puesto pero yo no soy esa clase de persona, luche por ese puesto. Un día de pronto me llamo y me dijo que estaba despedida con un montón de mentiras que me creí. Ese día no pude recoger mis cosas debido a la tristeza que sentía así que llegue el día siguiente y entonces me encontré con esa tipa en mi lugar. Quise matarla pero claro, no lo hice. -Daryl soltó una pequeña risa, nunca lo había escuchado reír, aunque solo halla sido un pequeño segundo.

-Seguro que esa tipa ya murió. -Sonreí.  Él saco otro cigarrillo de su chaleco y el encendedor de su bolsillo.

-¿Puedo? -Me miro sorprendido.

-¿Fumas? -Negué.

-Mi padre siempre me lo prohibió, dijo que era el peor de los vicios y que era bastante dañino pero que más da, el mundo ya es dañino, eso ya no importa. -Se encogió de hombros, me paso uno, lo puse en mi boca y el lo encendió. Di una pequeña calada y sentí como el humo picaba mi garganta, comencé a toser fuertemente. Daryl volvió a reír, después me pasó una botella de agua.

-Por eso tu padre no te dejaba fumar. -Le dio una calada al cigarro y se acomodó en su asiento.

-Es horrible, ¿como puede gustarte? -Hice un gesto de asco. Se encogió de hombros.

-Vuelve a hacerlo. -Obedecí. Volví a darle una calada, esta vez se sintió mejor y no me ahogue con el humo.

-Estuvo mejor. -Dije sorprendida.

-Bien, si te terminas ese cigarro se convertirá en tu vicio, deberías dejarlo, es como el alcohol.

-Nunca he bebido alcohol.

-Eres una niña. -Hablo en burla.

-¿Que hacías tú entonces? -Levante la ceja. -¿Te la pasabas en tu casa fumando y bebiendo? ¿Sin un trabajo? -Se encogió de hombros nuevamente y siguió fumando.

-Vuelve a dormir Erin. -Hablo serio y me pregunte si había dicho algo malo. Volví a recostarme y le di la espalda.

Pasaron varios minutos y simplemente no pude dormir, volví a ver a Daryl, el seguía en su asiento pero miraba hacia la ventana, entonces me di cuenta que tenía algunos golpes y recordé a Lance, el también tenía golpes. Me levanté de la cama y me acerque a Daryl, me miro y yo solo me quedé ahí viendo sus golpes más de cerca.

-¿Que te ocurrió?

-Nada que tenga que ver contigo. -Iba a tocar su golpe pero el tomo mi mano antes de que pudiera hacerlo.

-¿Que demonios haces? -Le grite molesta.

-¿Que demonios haces tú? -Se puso de pie sin soltar mi mano, después tomo mi otra mano, la que tenía lastimada.

-Duele. -Me queje.

-No te pases de lista. -Advirtio. Me miro profundamente con sus ojos azules, que con la oscuridad se veían diferentes. Trate de sacarme de su agarre pero me tomo más fuerte.

-¡Sueltame!

-¿Crees que no puedo hacerte nada? ¿Te sientes tan segura conmigo que puedes dormir frente a mi sin ningún problema? -Lo mire asustada y de pronto me puso contra la pared aún sin soltar mis muñecas.

-¿Que haces.. Daryl? -Le pregunte con miedo y el comenzó a acercarse a mi. Mire sus labios por algún motivo, cuando él estaba realmente cerca cerré mis ojos con fuerza pero no sentí nada, solo que el agarre de mis muñecas se había debilitado. Abrí los ojos y Daryl rio, después camino a la cama, yo me avergonce y después me moleste.

-Levantame cuando amanezca.

-¡Eres un idiota! -Le grite furiosa saliendo de la habitación. Di unos pasos y me quedé ahí estática, esperando ¿Que esperaba? Si, como si el fuera a seguirme y disculparse conmigo.

Me acerqué a la ventana grande y me quedé ahí observando, me di cuenta porque Daryl no se alejaba de la ventana. La vista era hermosa y quizá sea lo único bueno que quedó en este nuevo mundo.

Walking among the Dead (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora