Capítulo 10

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Siento mucho haber tardado mucho para actualizar pero mi vida está siendo un terremotooo!! Aquí os dejo el capítulo 10, que me ha costado un poco escribir pues últimamente no encuentro inspiración. Besitos...


P.O.V Savannah

Siento sus labios sobre los míos un segundo cuando la puerta se abre. Jayden abre sus ojos y yo los míos, y se aparta como si yo fuera la peste en persona. Genial.

Una señora vestida de blanco, la limpiadora supongo, entra conduciendo un carrito con un gran cubo de basura y utensilios de limpieza y nos mira con una sonrisa picarona.

- Tardaré sólo unos minutos y podréis seguir, parejita; aunque no os desmadréis, chiquillos, que estamos en un hospital - dice riendo, y nos guiña un ojo.

Toda mi sangre se empeña en agolparse en mi rostro, poniéndome unos cinco tonos de rojo más que mi rubor normal. Evito mirar a Jayden, quien apuesto que tiene una sonrisa socarrona de oreja a oreja.

- Oh, no, no, nosotros no...

- Está bien - responde Jayden, sonriéndole a la mujer como un niño bueno. Sé que lo hace por molestarme así que decido hacerle lo mismo a él. Aquí va Savannah Ward.

- Cariño - lo llamo. Él me mira, burlón. Cómo no. Aguanto la necesidad de poner los ojos en blanco y sigo con mi plan cuidadosamente urdido. ¿Sarcasmo? Nah -. ¿Puedes traerme un vaso de agua? Fría, por favor - le pido. Él frunce el ceño extrañado por mi tono, pero asiente y va hacia la máquina a llenar un vaso de plástico.

Me lo lleva hasta la cama y le sonrío. Puedo ver por el rabillo del ojo a la señora mirar sonriendo.

Lo cojo y me lo llevo a la boca. Bebo porque tengo sed, y cuando estoy saciada, bebo otro sorbo y finjo atragantarme, escupiéndole el agua a Jayden. Éste se aparta, aunque no hace ninguna mueca de asco. Me mira furioso mientras deja el vaso que le tiendo y lo deja en la mesita que está al lado de mi cama y se seca con un pañuelo. Yo le sonrío como una niña buena. ¡Ja! Toma eso.

- Ups, lo siento, mi amor- me disculpo falsamente. 

- No pasa nada cariño,es solo agua - responde con un tono igual o más falso que mi disculpa, acercándose a mí. Me retiro un poco, pero termina robándome un beso que me deja aturdida.

- Bueno, ya me voy, niños. Sed buenos - dice la limpiadora, sacando el carro de la habitación para después darse la vuelta hacia nosotros, guiñarnos de nuevo el ojo y cerrando la puerta de la habitación tras de sí.

- Buena jugada, nena - dice él con chulería. Mientras, yo me encuentro asimilando que me haya llamado así.

- No me llames así, nene - le respondo, asqueada. Él se ríe, y se sienta en el sillón donde antes estaba sentado. Cruza sus piernas dejando su tobillo sobre su rodilla y se recuesta un poco.

- Está bien, nena.

- Urg, idiota. No sé por qué me empeño en discutir con un animal.

- Uf, nena, ya ves, soy un fiera en el...

- ¡Cállate, asqueroso! - le interrumpo, antes de que diga una guarrada de las suyas.

-... En el fútbol iba a decir. Pero si quieres probar en lo que has dados entender, no me opondré.

Me vuelvo a sonrojar. Pienso en la cantidad de veces que me he sonrojado con él o por él y pierdo la cuenta al pasar de diez. Decido callarme y relajarme. Suspiro, sintiéndome cansada. Me llevo un brazo sobre los ojos, sintiendo un leve pinchazo por la vía que llevo en la muñeca. Me quedo así un rato, divagando en mis pensamientos.

They Don't Know About UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora