- Savannah, despierta, hoy es el gran día - escucho una voz lejana, siento una mano en mi hombro que me sacude.
Abro los ojos y siento que los párpados me pesan toneladas, durante la noche he estado despertándome cada poco tiempo, mirando el reloj, pensando en la actuación y en dónde estará Jayden.
Veo a mi madre mirándome y sonriéndome, se la ve feliz, y su alegría me contagia.
- ¿Qué hora es? - quiero saber, mientas me apoyo sobre mis dos manos, todavía sentada y con las piernas estiradas.
- Son las nueve - responde, mirando su reloj Rólex que mi padre le regaló hace dos años por su cumpleaños -. Venga, que tienes que coger energía para el día de hoy - da media vuelta y se va, no sin antes lanzarme una mirada y sonrisas llenas de emoción.
Cojo el móvil y miro a ver si tengo llamadas o mensajes, y se me acelera el pulso a ver notificaciones de mensajes. Para mi desgracia, ninguno es de Jayden. Sin embargo, como si supiera que estoy pensando en él, una notificación aparece en mi pantalla, indicando que tengo un mensaje suyo.
Estoy bien, nos vemos.
Y ya está. Ni un "te quiero", o siquiera un emoticono. Nada. Frunzo el ceño, extrañada. Me tranquiliza saber que no va a faltar a mi actuación, así que le mando un seco "vale" y me pongo en marcha.
Después de desayunar con mis padres me voy a dar a una ducha, después intento matar el tiempo leyendo, todavía queda mucho para las cinco, que es cuando nos hemos citado en el auditorio.
A las dos y media, después de haber comido hace rato, no puedo seguir leyendo. Durante las últimas cinco páginas no he podido parar de releerlas porque no me concentraba así que me doy por venida y empiezo a prepararme de la forma más lenta posible.
No sé nada de mis amigos, que deben estar igual de nerviosos que yo, y tampoco de Jayden. Decido llamarle antes de empezar. Espero unos tres toques, y al final me lo coge.
- Savannah - su tono serio me sorprende, y me toma unos segundos contestar. Me pregunto qué le pasa.
- Hola, ¿va todo bien, Jay? - pregunto. De los nervios, he empezado a agitar mi pierna sobre la punta de mi pie.
- Sí, ¿necesitas algo? Estoy ocupado - responde, pero no me convence. Su actitud, en vez de calmarme, me pone más nerviosa aún.
- No... yo solo quería hablar contigo, estoy nerviosa ¿sabes? Y pensé que quizás hablar contigo me ayudaría - no escucho nada más al otro lado de la línea, por un momento pienso en colgar, pero vuelvo a escuchar su voz.
- Lo siento, todo va a salir bien. Confío en ti - su respuesta me tranquiliza, y sonrío.
- Te veo allí, ¿no?
- Eh, sí, claro. Nos vemos allí - intento no preocuparme sobre su tono que, a pesar de ser serio y normal, puedo notar en él cierta indecisión.
Va venir, Savannah, te dijo que no se lo perdería por nada del mundo.
Nos despedimos y él corta la comunicación. Me quedo mirando unos minutos la pantalla, con al sensación de que algo no va bien.
Decidida a que esta noche hablaríamos cara a cara sobre lo que le pasa, me levanto y busco en mi armario el traje que me pondría. Es muy bonito, de color azul marino y brillantes por la parte del pecho y la cintura. Estos brillantes darían a la actuación algo de fantasía.
Cuarenta y cinco minutos después me encuentro perfectamente vestida, maquillada y peinada. Mi madre insiste en hacernos una foto juntos y una a mí sola. Después, emprendemos el camino hacia el conservatorio.
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They Don't Know About Us
Romance¿Qué pasa cuando el chico malo no es del todo malo y la chica buena no es del todo buena? "Ellos no saben cuánto te quiero, cúanto te deseo y te necesito. Ellos no saben nada sobre nosotros".