Epílogo

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No ha pasado ni un mes y ya estoy deprimida.
Parece que hubiera muerto la humanidad o algo así.
No hay llamadas de Suga ni de los chicos.
En las tardes me digo que todo está bien y los maldigo por olvidarme tan rápidamente pero en la noche lloro como si estuviera viendo Titanic una y otra vez.
Y no, aún no es mi periodo para estar así de sensible.
-Idiotas- sueno mi nariz con un pañuelo y lo lanzo al montón. Estoy viendo una película al azar en la televisión. No entiendo mucho pero necesito entretenerme.
Mi teléfono comienza a vibrar y lo tomo rápidamente...¿Será Suga?. Reviso el número y ruedo los ojos decepcionada.
-¿Qué quieres Sebastián?- digo algo molesta y mocosa a la vez.
-¿Qué pasa con ese tono? ¿Acaso el azúcar no te dio amor estos días? Si ese es el caso no te desquites conmigo.
-¡Suga oppa!- alargo el nombre y las lágrimas vuelven a caer.
-¡¿Qué carajos tienes?! Cálmate ahora mismo tonta- me grita desde el otro lado de la línea y detengo mi llanto por la sorpresa.
Intento respirar correctamente.
-Ya- sorbo mi nariz- ¿Para qué llamaste?- contestó un poco más calmada.
-Llego a Corea en dos días, será a largo plazo. Ve preparando el departamento.
Al fin una buena noticia.
-¿Puedo decorarlo a mi gusto?- mis ánimos vuelven.
-Sólo porque estás deprimida...bien, haz lo que quieras-lo escucho soltar un bufido.
-¡Gracias Sebas! Te amo- suelto en un chillido de felicidad y cuelgo la llamada.
Al fin algo que hacer. Esto me hará olvidarme de...¿de quién debería olvidarme? Creo que de siete chicos que me han dejado de lado pero...ya no lo recuerdo.
Voy al baño para tomar una ducha y correr hacia el nuevo departamento.
...
-¡Es enorme!- le digo a la casera.
-Aquí están las llaves- me las entrega en la mano y sonrío amablemente. Se va dejándome sola.
El departamento es grandísimo. Dos cuartos amplios cada uno separado por la inmensa sala de estar y una cocina demasiado inmensa.
Doy pequeños brincos de emoción.
-Ya sé dónde pondré cada cosa- sonrío para mí misma y me vuelvo hacia la entrada.
Iré a una tienda de interiores para comprar cortinas, unas tazas de mejores amigos, una alfombra para el sofá...¿debería comprar un tocador para mi cuarto?...
Sigo caminando embobada en mi lista de compras para el hogar hasta que choco con alguien de cuerpo pequeño.
-Perdón, ¿se lastimó?- pregunto preocupada cuando vuelvo a mantener el equilibrio.
Subo la mirada lentamente ocultando la vergüenza.
-No, no te preocupes- una voz familiar.
Levanto mi vista inmediatamente y abro la boca sorprendida.
-¿¡J-Hope!?- exclamo.
-Hola _____- me dedica una de sus bellas sonrisas.
-Debí dormir mejor anoche- tallo mis ojos para borrar la visión- Hoy no me desvelaré- vuelvo a abrir los ojos pero la conocida figura sigue frente a mí.
-Soy yo- vuelve a sonreír- Dame un abrazo- hace un pequeño baile con los brazos abiertos.
Me acerco rápidamente y lo abrazo con fuerza.
-Amo este sueño- inhalo el perfume que desprende para no olvidarlo a la hora de despertar.
-¿Qué sueño? He venido a hablar contigo- jala mi mejilla y hago un gesto de dolor.
Entonces es real.
-No me lo creo- digo confundida- Espera...¿pasó algo? ¿¡Es malo!?.
No puedo creer que venga a verme sin una razón.
-Algo así- rasca su nuca pensando- Es Suga.
Mi corazón se alborota el recordar ese nombre y escucharlo.
-¿Q-qué pasa con él?.
-Está fatal. No sale de su habitación a menos que vaya al baño; no come mucho y se la pasa encerrado tocando el piano como loco o recostado en su cama observando el techo...ni siquiera sé si duerme.
-¿¡No duerme!? Eso es grave- me muerdo el labio nerviosa.
-Está desquiciado- separa el abrazo y lleva una mano a su frente.
-¿Sigue yéndose a trabajar desde más temprano?.
-Si.
-Pero...¿para qué? Ya no esto ahí- intento procesar toda la información.
-Dice que tiene que volver un poco antes de las siete.
A esa hora eran las asesorías.
-Creo que está loco- muerdo el interior de mi mejilla.
-Nos lo has dejado descompuesto- suelta una pequeña risa.
-Gracias por decirme esto...- le dedico una sonrisa- Pero...¿por qué has venido a decirme todo esto? En realidad no sé cómo puedo ayudar.
-Ah eso. NamJoon encontró una solución a tu problema- me mira esperando respuesta.
-¿P-problema?... Espera...¿¡qué!?.
...
-Bienvenida ____- el manager de los chicos me saluda con la mano y una gran sonrisa.
-Gracias por recibirme.
-Siéntate- me dice y tomo asiento en una silla frente a su escritorio- De seguro te preguntarás qué haces aquí.
Asiento lentamente.
-Verás- entrelaza sus manos y nos miramos atentamente- Suga me ha pedido consejo acerca de su situación- sube y baja las cejas repetidas veces.
Entonces él lo sabe. Diablos.
-Ah...
-Y quiero apoyarlo- sonríe- Pero tienes que seguir y hacer lo que yo te diga a continuación.
Asiento y escucho atentamente.
Puedo hacerlo si es por el bien de Suga, se lo debo ya que últimamente lo he hecho sentir mal varías veces.

¡Gracias por cuidarme![BTS y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora