Dorchadas Álainn ||H.S|| a.u (Wattys 2019)

V- Atracción.

~ "No es perfecto aquí, entre nosotros. Incluso los ángeles tienen sus demonios." ~ Burn with you- Lea Mitchelle.

Día 1 conviviendo con Harry Styles:

Mi despertador sonó eufóricamente indicando que eran las siete de la mañana. En un día normal, me estaría vistiendo para ir a la editorial pero hoy no era un día corriente. Harry Styles estaba durmiendo en la habitación de al lado y estaría ahí por toda una semana. Me di la vuelta y miré el techo blanco de mí habitación. A mi cabeza llegó el recuerdo del sueño que había tenido esa noche.

Yo me encontraba sobre Harry, sentada sobre su cadera con una pierna a cada lado. Mis manos estaban en su pecho desnudo mientras él dormía. Me sentía bien, feliz pero eso no duró mucho y mi pecho se llenó de angustia. Un sollozo se escapó y una lágrima cayó en la mejilla de Harry. Él se despertó y me consolaba de esa repentina angustia. Sus manos tomaron mi rostro y me besó con sus suaves labios. Su calor me inundaba y se sentía tan bien. Habían borrado toda la angustia y lo único que había era él. Sus grandes manos tomaron mi espalda baja, enviando un sin fin de impulsos eléctricos a mi espina dorsal. Podría quedarme ahí toda una vida pero en segundos todo ese agradable calor desapareció. Sus manos dejaron un hueco helado y todo se apagó. Empecé a caer por una inmensa oscuridad. Cerré mis ojos con fuerza, esperando un impacto fuerte pero solo sentí césped debajo de mis rodillas. Abrí los ojos lentamente y descubrí un paisaje que me resultó familiar. Esas paredes de piedra, cubiertas de moho verde, se alzaban a mí alrededor. Altas y vigilando desde las esquinas, las torres. Las cuales se conservaban firmes sin dejarse vencer por la interperie. Era el castillo preferido de mis padres. El lugar más hermoso de la tierra, el cual mi padre compró por un capricho de mi madre. Era el lugar donde descansaban eternamente, protegidos por esos muros antiguos. Este lugar me llenaba de nostalgia. De repente, un sonido estruendoso sonó a mis espaldas haciéndome voltear. Una gran nube tenebrosa se acercó a mí, tronando. Sus intenciones eran claras, ella quería cazarme. Traté de defenderme, pero todo ese poder y toda esa magia no surgían. Tampoco tenía fuerzas para levantarme y correr. La nube me atraparía y la oscuridad habría cumplido su promesa, me tomaría como suya. La nube se acercó más, quedando a pocos centímetros de mí. Mi cuerpo temblaba de miedo, esperando lo peor.