Capítulo 32

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Todo el equipo seguía en la estación de policías. Seguían revisando cada uno de los casos archivados que tenían y buscando pistas que les ayudasen a encontrar al SUDES que buscaban.

Agentes -entró la detective mientras se paraba con las manos en la cadera, todos la miraron-. Llamaron del hospital, Sam está muerto.

¿Qué sucedió? -dijo Hotch.

Hubo un apagón en el piso donde se encontraba Sam, al parecer fue causado por nuestro SUDES. Además, mató a los policías que estaban custodiando a Sam -dijo casi en un susurro.

Lo lamento -le dijo JJ mientras le colocaba una mano en el hombro.

Gracias, es solo que Jeff era como un hermano para mí y... -respiró profundamente.

¿Hace cuánto ocurrió? -preguntó Reid.

Según la doctora Wong hace cinco minutos, me llamó de inmediato cuando fue a ver a Sam.

Chicos, tenemos que movernos rápido o escapará -dijo Rossi.

Me adelanté un poco a eso -dijo la detective-, ya mandé a cerrar las carreteras y caminos principales, y mandé gente a la parada de autobuses. Ese maldito no saldrá de aquí sin recibir su merecido.

Vamos al hospital -dijo Hotch y todos se pusieron en camino.

Richard caminó rápidamente entre las calles y sin dudar ni un segundo se introdujo en una camioneta que estaba estacionada.

Ya está -dijo en cuanto cerró la puerta.

Bien -le dijo el otro sujeto-. Casi metes la pata cando lo dejaste escapar.

Lo sé. Pero ya lo arreglé todo ok. ¿Lo encontraste? -él otro hombre, un hombre de 45 años de cabello rubio y facciones oscas lo miró con rabia.

¿Acaso me crees tú? He estado más tiempo en esto que tu niño y además si no fuera por mí, ahora estarías muerto.

Y si no fuese por mis investigaciones y mis planes, hace tiempo que estarías en la cárcel o peor, muerto -se sostuvieron la mirada.

Como sea -miró hacia enfrente-. Tienes que irte.

¡¿Qué?! Oh no. ¿Sabes cuánto tiempo he esperado este día? No, no voy a irme. Quiero ver como ese imbécil de Sean sufre, así como yo y mis amigos lo hicimos por su culpa. Tenemos un trato.

Así es, pero has causado mucha atención por tus tonterías y no pienso arriesgarme.

Claro que no -sacó la pistola y le apuntó en la cabeza-. Él es mío y ni tú ni nadie me quitaran ese honor de cumplir lo que se me ha encomendado.

Tienes agallas, pero de nada te servirán si mueres -sonó amenazador.

Intenta algo y aquí acabará todo, ¿me escuchas?. De todos modos, a quien se le encomendó ser el vengador de las causas justas fue a mí, o acaso ya lo olvidaste -el otro sujeto puso cara como si se estuviese conteniendo las ganas de matarlo allí mismo-, ahora, vamos a comer algo, me muero de hambre -el sujeto respiró profundamente y encendió la camioneta y después la echó a andar.

Reid, Morgan y Blake llegaron al hospital a los pocos minutos. Vieron como los cuerpos de los policías eran llevados en bolsas negras mientras los forenses seguían observando los alrededores y tomando notas o fotografías de lo que veían.

Entraron a la habitación de Sam, donde su cuerpo estaba cubierto con la sábana blanca. Lo demás forenses estaban buscando huellas o alguna pista en toda la habitación y por las caras que tenían, parece que aún no habían encontrado nada relevante.

Lᴏ Qᴜᴇ Gᴀɴᴀᴍᴏs Aʟ Pᴇʀᴅᴇʀ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora