5 años después...
Dimitri ya tenía un poco más de 15 años cuando aquella noche nuestra vida dio un giro de 360°. Ya no era un niño y como adolescente percibía y entendía muchas más cosas de las que me imaginaba.
Sophia venía a visitarnos de vez en cuando, ya no trabajaba más como niñera pero aún así continuaba haciendo algunos recados que le encargaba de vez en cuando. Se había puesto de novia con un compañero de clases de la universidad y ya casi no sabíamos nada de ella, por lo que Dimitri también se había desentendido bastante de sus visitas.
Dimitri había dejado de ser aquel niño que necesitaba que lo lleven y lo traigan de la escuela o que hicieran cosas por él que para ese entonces no podía hacerlas solo.
Luego de aquella noche que hablamos sobre la verdadera identidad de Dimitri y de su madre Olivia, nunca más volvimos a sacar el tema. No porque yo no quisiera, sino porque él no me lo permitía. Por más que intentara reiteradas veces entablar conversación y desviarla para allí, Dimitri se resistía. Era un tema que ya había concluido para él. Tampoco quise entrometerme en aquellas curiosas búsquedas que había encontrado en la computadora, me aterraba el simple hecho de pensar que estuviera metido con algo referente al tema. Así que de a poco dejé de regalarle libros fantásticos que quizá habían sido precursores de tantas curiosidades. Nada de vampiros ni de hombres lobo ni cosas similares, y así, poco a poco dejó de estar tan fanatizado con ese tema, o al menos eso es lo que yo pensaba.
Con el paso de los años había logrado entablar vínculos con sus compañeros, había hecho amigos y logrado llevarse bien con casi toda la escuela. Dimitri se había convertido en alguien muy popular sin siquiera buscárselo. Su belleza, heredada por Olivia, hacía que más de una compañera se diera vuelta a verlo y que varios compañeros le tengan envidia y le jueguen bromas pesadas. Pero Dimitri parecía estar mucho más allá que todos ellos, probablemente porque no le daba tanta importancia a su apariencia física sino que se empeñaba en continuar enriqueciendo su mente. Era un chico muy inteligente, culto y sumamente estudioso. No le costaba estudiar, al contrario, lo disfrutaba. Había dejado atrás todos aquellos libros de terror y aventuras para comenzar leer un poco de filosofía, historia y psicología. Hablaba y tomaba decisiones como una persona adulta.
Pero aún así, con toda su inteligencia y madurez en sus 15 años, continuaba haciendo caso omiso a mis "extrañas" costumbres en la casa. Como dormir de día, no salir al sol, no comer delante de su presencia y estar siempre con baja temperatura sin percibir ni frío ni calor.
Eran hechos que sabía que los notaba, pero por alguna extraña razón no se animaba a preguntarme nada al respecto, por el contrario, nos llevábamos muy bien y compartíamos muchas cosas. Invitaba a sus amigos a cenar, a jugar videojuegos y hasta incluso les permitía quedarse hasta tarde viendo películas. Para sus compañeros yo era una mamá "cool" y estaba en la "onda" por ser (o aparentar ser) joven. La mayoría de las madres estaban casi pisando los 40 y yo, aunque intentaba aparentar más edad, a penas parecía de 30. Lo cual no era muy convincente ya que tendría que haberlo tenido a Dimitri a los 15 años así que con un poco de maquillaje y ropa más formal lograba disimularlo bastante bien. Digamos que intentaba llevar una vida "normal" sin que mi incapacidad humana me lo impidiera y ver feliz a Dimitri era todo lo que me motivaba a hacer lo que sea por lograrlo. Hasta que una noche, fría y oscura, no pude contener más mi disimulo y tuvo que ver lo peor que un hijo podría ver de su madre.
Luego de 15 años de alimentarme de donaciones que Gerard muy amablemente había reservado para mí y que con sumo cuidado había logrado administrar, había logrado terminar los casi 720 litros de sangre que tenía reservados en el sótano sin que Dimitri se percatara de ello. Estaba jodida, me había quedado sin comida. Pero eso no tenía que ser motivo de sospecha, de algún modo iba a rebuscarmela.
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Reivindicación de Sangre
VampirosTodo vuelve aunque no de la manera que pensábamos y así como del amor al odio hay un solo paso, del amor a la muerte solo existe un abrir y cerrar de ojos. ADVERTENCIA: Esta novela contiene escenas de violencia, sangre, menciones a desnudos, actos s...