Me sentía devastada. Una mezcla de emociones se apoderaron de mi y me nublaron la mente. Poco a poco terminé convenciéndome que mi presencia era una constante amenaza para toda persona que me rodeara. Primero Klaha y ahora Frederic. Y todo, todo por mi culpa. Quería huir en ese preciso instante, salir corriendo sin rumbo, desaparecer del mapa y que nunca nadie vuelva a saber de mí. Aún así, algo dentro de mi me lo impedía. Había hecho una promesa.
Logré reponerme con mucho esfuerzo y entré el cuerpo de Frederic a la cabaña. Antes de cerrar la puerta miré hacia el cielo para asegurarme que no reapareciera esa bestia, al menos no por ahora. Estaba atardeciendo. La tez del cuerpo sin vida de mi amigo estaba más pálida que nunca. Me dolía verle la cara, sentir que su sonrisa ya no volvería jamás, ni sus bromas, ni el tono de su voz, ni sus abrazos. Me sentía desconsolada. Lo tomé con fuerzas y lo llevé hacia el sótano suavemente, me sorprendió que no me costara tanto alzarlo. Luego de ingerir su sangre me sentía más fuerte de lo normal, al punto en que podía levantarlo tan solo con una mano sin hacer grandes esfuerzos. No podía dejarlo por mucho tiempo, el rastro de sangre había quedado por todos lados y demoraría bastante la nieve en volver a cubrirlo, así que me apresuré. Lo dejé sobre una mesa y salí rápidamente a rellenar todos los huecos y cubrir con más nieve todos las huellas de sangre.
Corrí varios metros y llegué al lugar donde había yacido el cuerpo de mi amigo minutos atrás. Me angustiaba el solo imaginarlo ahí nuevamente con esa criatura siniestra sobre él regodeándose con su ser. Me agaché y comencé a cubrir con nieve todo el charco rojo. Una inmensa angustia recorrió mi cuerpo y sentí como de mis ojos resbalaban... ¿¡LAGRIMAS!? Me levanté de un salto y refregué mis ojos anonadada. Los vampiros no podemos llorar. Miré mis manos y finas gotas de sangre cubrían mis dedos. La misma sangre de Frederic ahora brotaba por mis ojos y sentí aún más culpa y desolación. Él no merecía morir ¿Pero qué mas podía hacer? ¿Convertirlo? ¿Condenarlo? Comencé a patear el suelo con furia deseando que todo hubiese sido una horrible pesadilla. De repente, a mis espaldas escuché un grito: "¿Juliet?"
Volteé y a lo lejos vi la silueta de Olivia caminando lentamente abrazada así misma temblando dirigiéndose hacia mi. Limpié rápidamente mi rostro, terminé de cubrir el charco y salí corriendo hacia ella.
— ¡Olivia! ¿Qué haces por aquí? — apenas pude terminar de hablar y se abalanzó sobre mi con fuerza y lágrimas en los ojos.
— Frederic ya partió a Paris, ¿vino a despedirse verdad? Luego de pasar por casa me dijo que lo haría.
— Si... Ya se despidió — asentí sujetándola con fuerza y refregando su espalda que estaba cubierta de pequeños copos de nieve - Ven, entremos a casa estas congelada.
Caminamos despacio entre risas y llantos, Olivia recordaba dichos y frases de Frederic y repetía una y otra vez lo mucho que lo extrañaría. Eso definitivamente me hacía sentir aun peor. Pero no podía arriesgarme a decirle la verdad, a confesarle que el cuerpo de Frederic yacía en el sótano de mi casa y que lo habían asesinado por mi culpa. No podía castigarla de ese modo y menos ahora que estaba tan delicada con su embarazo. Debía llevarme este secreto a la tumba, bueno, si es que algún día llegara a tener tumba.
Entramos a la cabaña, se sentó en el sillón y le serví un té caliente.
—Amiga te ves terrible — dijo cuando finalmente me senté en el sillón contiguo al de ella. No había tenido en cuenta el estado de mi rostro, ni de mi pelo, ni de mi ropa luego de todo lo que había ocurrido a penas unas horas atrás. Pero a simple vista no parecía nada raro, seguía "enferma" y a eso podía deberse mi estado.
— Me siento mejor de todas formas — dije a penas con un hilo de voz para evitar preguntas. Veía que Olivia estaba nerviosa y sus rodillas temblaban. Descarté la posibilidad de que tuviera frío ya que la chimenea estaba prendida y sus mejillas se tornaron rosadas por el mismo calor que irradiaba. No entendía que le podía estar ocurriendo.
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Reivindicación de Sangre
VampirTodo vuelve aunque no de la manera que pensábamos y así como del amor al odio hay un solo paso, del amor a la muerte solo existe un abrir y cerrar de ojos. ADVERTENCIA: Esta novela contiene escenas de violencia, sangre, menciones a desnudos, actos s...