Nazareth está tumbada en el suelo, con las manos sobre su estómago. Llevamos aproximadamente una hora aquí, sin hacer nada, bajo la luz de la lámpara.
—Siento todo esto –me disculpo–. Él es...
—No es tu culpa. Tú también estás aquí atrapado, ¿no?
Tiene una voz dulce, y parece ser bastante amable. No me atrevo a contarle que fui yo quien entró en casa de Sangwoo, en primer lugar.
—¿No eres muy joven para ser...? Ya sabes, ser...
—¿Una puta? –me ayuda, sin rodeos– No tengo otra opción, de todas formas. Mis padres me abandonaron cuando era pequeña, y he ido sobreviviendo como he podido –se incorpora, haciendo un abdominal, y queda sentada.
—Ya veo.
—¿Y tú? ¿No hay nadie que vaya a avisar a la policía de tu secuestro?
Me quedo en silencio, y niego con la cabeza.
—¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—Unos meses. Pero... Él no me está tratando del todo mal, la verdad. No sé por qué estoy en este sótano.
Me levanto y camino en dirección a la trampilla. Trato de abrirla, pero sigue cerrada. No se oye a nadie.
—¡Sangwoo! –gritó. Nazareth corre hacia mí, y me tapa la boca.
—¡Shhh! ¡Si se enfada, podría matarnos!
Recuerdo las palabras de Sangwoo cuando le pregunté si iba a arriesgar mi vida jugando a las cartas de nuevo:
«—Algo así, pero será diferente. Ahora la matarás, sin un juego.»
¿Era ese el motivo de nuestro encierro?
Ya he matado a una persona... Al parecer, debo repetirlo. Busco con la mirada algo en la habitación que pueda servirme. Hay algunos alambres en una esquina, junto con unas cajas de cartón en las que no llego a ver su contenido.
—Probablemente sea de noche, ¿no vas a dormir? Yo vigilaré, y si le oigo, te despierto.
¿De verdad es esto lo que Sangwoo quiere de mí?
Ella acepta, y vuelve a tumbarse. Espero unos eternos minutos hasta notar que está profundamente dormida. Ato sus brazos y piernas para inmovilizarla, y busco en una de las cajas. En ella hay una pila de libros de diferentes temas, que no me detengo a mirar. Al sacarlos, noto un peso anormal en uno de ellos: demasiado ligero para tener unas 700 páginas. Lo abro descubriendo que todas las hojas habían sido cortadas para esconder una caja de madera, de unos 6 centímetros de largo.
Trato de abrirla, sin resultados. La guardo en mi bolsillo, y sigo buscando. Trago saliva al ver un cúter, bastante afilado. Lo abro y me acerco a Nazareth con cuidado. Ella abre los ojos al oírme, y me detengo.
—¿Yoon? –me busca asustada– ¿Qué haces?
Se pone pálida, y tiembla como una hoja. Dejo caer mi arma y esquivo su mirada.
—¡No me mates! –suplica llorando– Por favor...
—Es la única forma de salir de aquí.
Cierro los puños con fuerza, dejando la marca de mis uñas en mi piel. «No puedo hacerlo, no puedo matarla... No puedo...»
—Tienes razón –admite—, pero...
Recojo el cúter y me agacho a su lado. Se estremece de miedo mientras bajo el filo cerca de ella, cortando sus ataduras. Está sorprendida de que no haya terminado con su vida.
—No, matarnos entre nosotros no va a solucionar nada.
Intento decir algo más, pero oímos un timbre. No es el de la entrada, parece mas bien un teléfono móvil. Nazareth es la primera en encontrarlo.
—¡Allí! –señala sobre una de las cajas.
Es un móvil de tapa bastante viejo, un Samsung E310, más concretamente. Parece tener muchos años de uso. En la pantalla brilla la notificación de un mensaje, y entro en ella.
«+82 68 054 127:
Asunto: Sin asunto.
Mensaje: Tendrías que haberla matado.»
Estoy a punto de leerle el mensaje a la chica, cuando recibo uno nuevo.
«+82 93 842 663:
Asunto: Sin asunto.
Mensaje: Tranquilo, yo te ayudaré :)»
—Es un número diferente –pienso en voz alta.
La trampilla se abre, dejando entrar algo más de luz. Sangwoo baja las escaleras despacio.
La chica retrocede, escondiéndose detrás de mí. Está murmurando algo que no logro entender, y que parece algún tipo de oración.
—Sangwoo...
—¿Me echabas de menos, Bum?
Asiento, dándome cuenta de que realmente lo he hecho. Me mira orgulloso, mientras que Nazareth lo hace con miedo. Probablemente se siente traicionada.
El rubio sujeta la mano en la que sigo teniendo el cúter, haciendo que deje de temblar. En ese momento me siento a gusto, cerca de él. Quiero quedarme así por siempre.
—Mátala –susurra en mi oído.
—¿Por qué? –me atrevo a preguntar. Noto cómo se ríe en silencio.
—¡Porque quiero, idiota! –responde como si fuera lo más normal del mundo, aún con una pequeña risa.
Me acerco a Nazareth, que está paralizada por el miedo. Simplemente, no tengo que pensarlo. Mi mano, guiada por la de Sangwoo, entierra el filo del arma en su cuello.
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Ahora mismo estoy sentada en mi silla, con los pies en el escritorio y bebiendo un batido en una copa mientras escribo. Me siento como el típico millonario de las películas, en mujer XDNo sé qué contar hoy. Es mi último día de vacaciones :'''v depresión intensa.
¡Gracias por leer! Espero que os siga gustando. Votad y comentad si queréis ^^
Xauu!~
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Freedom [Killing Stalking]
FanfictionEl único deseo de Yoon Bum es escapar del hogar de Sangwoo, pero está muy confundido. En algunos momentos, siente por el chico rubio lo que solía sentir antes del secuestro, y se odia a sí mismo por ello. Fanfic yaoi de Killing Stalking (ks) :D Así...