9. Deseos

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En estas circunstancias, me habría dado igual estar despierto que no. Mientras dormía, Sangwoo me ha vendado los ojos, así que no sé donde estoy. Hago un sonido suave, como un quejido, lo  suficientemente fuerte como para que sepa que estoy consciente.

—Has dormido poco tiempo, solo un cuarto de hora. Por suerte, no tardaremos mucho más en llegar.

—¿Por qué tengo los ojos tapados? No puedo ver nada.

—Tsk, esa es la idea –aún sin el sentido de la vista, puedo imaginar como rueda los ojos.

Pasan no más de diez minutos hasta que el coche se detiene. Sangwoo baja, se acerca a mi puerta y me ayuda a quitarme el cinturón. Me da la mano para que pueda bajar.

—Todavía no abras los ojos –me quita la venda con cuidado, y me empuja para que dé un paso más adelante–. Ahora sí. Cuando quieras.

Separo mis párpados lentamente, y me sorprendo con el escenario que se presenta ante mí. Estamos en la parte de arriba de una colina. Hay unos bancos cerca de nosotros, aunque estamos totalmente solos. Un muro de piedra, que no me llega ni a la cintura, nos separa de la inclinada cuesta. Al acabar, la bajada deja lugar a la ciudad, que, al ser de noche, ilumina sus calles con infinitas luces. Los tonos amarillentos de las farolas desprenden un brillo que se puede percibir unos metros más arriba, y desparece en algún punto. Y, sobre nosotros...

...Sobre nosotros, el cielo presenta un hermoso tono azul, casi negro, y está salpicado por pequeñas estrellas. Me da un pequeño escalofrío. Esa vista... Hace que merezca la pena haber sido encerrado tanto tiempo.

—Sangwoo... –su nombre escapa de mis labios, mientras unas lágrimas de emoción se deslizan por mis mejillas. En ese momento, una delgada luz recorre el cielo en apenas segundos.

—Hoy es la lluvia de estrellas –el rubio me sujeta por la cintura para que no me canse, y ambos quedamos muy juntos–. Es por eso que insistí en que consiguieras caminar lo antes posible.

Quiero responder, pero las palabras no dejan mis labios. Solo por esto, guardo silencio, viendo cómo caen las estrellas fugaces. Todo lo que puedo hacer es quedarme cerca de Sangwoo, tanto que consigo escuchar los latidos de su corazón.

—Me dijiste que querías ser libre, ¿verdad? Yo... Te comprendo. No puedo dejar que lo seas, claro. Es por eso que te he traído aquí –hace una pausa–. La primera vez que vine también fue una noche como esta, y acompañado de mi madre. No tendría ni cinco años, pero es el recuerdo más preciado que tengo. Quiero compartirlo contigo.

—Dicen que las estrellas fugaces pueden cumplir deseos –consigo decir, finalmente.

—¿Vas a pedir algo?

Sé que es imposible que un deseo se cumpla solo por pedirlo, pero aún así me detengo a pensar qué es lo que quiero. Lo lógico sería pedir escapar, sin embargo, mi primer pensamiento fue el siguiente:

«Quiero estar siempre junto a Sangwoo»

—Ya lo he hecho.

No puedo decir cuanto tiempo estuvimos pegados, bajo el cielo nocturno. Grabé en mi memoria el paisaje que tenía frente a mí.

—Yo también he pensado un deseo.

—¿Puedo saber cuál es? -le pregunto.

Sangwoo niega con la cabeza.

—Una tontería –sonríe con tristeza.

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Espero que podáis haber imaginado este capítulo como yo lo he hecho, porque en mi mente la vista es preciosa *-*

¿Cuál creéis que es el deseo del psicópata este? :3 yo lo sé~ (?

Bueeeno, votad y comentad :D en este capítulo voy a hacer lo mismo que ayer: el primer comentario se lleva la dedicatoria del siguiente :3 a menos que se repita, claro XD

Xauu!~

Freedom [Killing Stalking]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora