024.

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Levanto mi pie y lo coloco encima del sillón en el que estoy prácticamente acostada, era sábado y no tenía mucho que hacer aparte de estar con mi teléfono (el cual sigue con la pantalla rota) explorando en internet cualquier estupidez.

Mi motocicleta no tenía gasolina, tendría que comprar pero no tenía las ganas de hacerlo así que por el momento mi hermosa princesa aguardaba en el garaje.

Harley que es muy perezoso dormía en mi pecho. Cuando Katherine se enteró de que había un perro en la casa, prácticamente me sacó de casa pero traté de razonar y negociar con mi madre Katherine, ahora mismo tendría que estar buscando cupones para ella...

La economía de los Dallas estaba prácticamente dirigiéndose al suelo, con los gastos que hacía Henry y Katherine, Jack estaba prácticamente en banca rota. Por esa razón había negociado con Katherine sobre la busca de los cupones, ya que a la señora de la alta sociedad no podían verla comprando con cupones o buscando los cupones.

Yo por mi parte me mantenía tranquila, tenía el dinero suficiente para comer y para que Harley también lo hiciera, aún tenía el dinero que me había ganado con Lucy.

—¿Qué haces aquí?—me pregunta repugnante mi para nada amorosa madre Katherine.

—Tristemente aquí vivo—le respondí sin verla.

—Habíamos hecho un trato, yo dejaba que tú vivieras en mi casa con esa bola de pelos mientras tú traías la maldita comida a la casa—me habla nuevamente.

—En realidad, dije que traería los cupones. Tu hijo el inteligente—rió y giro los ojos—haría las compras, porque te recuerdo que yo nunca como aquí—y la verdad es que comenzaba a hartarme de la comida china.

—Bueno, pero no veo donde están los cupones—me vuelve a reclamar, yo giro nuevamente los ojos y me levanto con Harley en mis brazos.

—Relajate Katherine, voy a buscarlos. Deberías de tener más sexo—comento cuando estoy de pie enfrente de ella, sonrío falsamente y camino hasta la salida de la casa.

Subo el gorro de mi abrigo color negro y dejo a Harley en el suelo, el pequeño es tan obediente que no necesita correa a la hora de salir, nunca se aparta de mí y eso me hace apreciar lo fiel que es.

Había hecho ejercicio en la mañana, así que luego de terminar sólo me puse algo cómodo ya que no quería salir de esa casa. Ahora me encontraba caminando con un sweatpant gris y el abrigo color negro.

Aunque el día hubiera empezado con un buen sol, ahora se encontraba gris y un poco opaco. Lo único que esperaba era que no lloviera, no quería que Harley se mojara ni que los estúpidos cupones lo hicieran también.

Muchas veces los cupones de encontraban en los basureros de los supermercados o en algunas revistas que también se encuentran todo el tiempo en la basura, agradecía al destino por haberme hecho poner este abrigo con gorro no quiero que las personas me vean buscar entre la basura.

Y no era porque sentía vergüenza porque alguien pensara que soy una vagabunda, realmente sus comentarios podrían meterlos en mi cajita de «me vale mierda lo que pienses» y con mucha suerte... Tal vez y sólo tal vez pueda que vaya a leer algunos de esos comentarios.

Lo que realmente me importaba era la poca dignidad humana que tenía, nunca había tenido que hacer algo así en mi vida. Aunque podría decirse que esto es una cosa más que escribiría en mi lista de «cosas locas que he hecho»

Empiezo a trotar para llegar a los grandes basureros rectangulares que estaban pegados en el supermercado, el cual no presté atención de cómo se llamaba y realmente no es como que si me interesara.

Adore. (Ariana Grande y tú) G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora