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Abril

El amor es difícil, doloroso, tedioso, hay que sufrir para poder ser felices, hay que cometer errores para poder dar con las respuestas correctas. La vida no es cuento de hadas ni siquiera en los libros pero de lo único que estoy segura después de leer tanto es que vale la pena.
Pensaba en ésto mientras cerraba uno de mis libros favoritos, ¿Qué sería de la vida sin ese amor repentino? Amor repentino... Mi mente me dió una mala jugada y me encontré pensando en Cam, eliminé rápido el pensamiento, acababa de pensar una tontería yo ya tenía un amor...
En cuánto a Cam, no estuvo contento hasta que vimos tres películas de Resident Evil, creo que sé más del virus T que de mi misma.
Tomé una ducha rápida, y me puse un jeans con una camiseta de color blanco, una chaqueta negra, unos botines de plataforma (porqué soy una enana) y ya estaba, mi cabello es divergente y no puede ser controlado, así que decidí dejar de luchar contra él y lo dejé así. Sonó el timbre, que raro, es demasiado temprano y que yo sepa en éstos departamentos no pasan las niñas exploradoras, abrí, era Cam, perfectamente arreglado de la cabeza a los pies, con el cabello húmedo de una ducha reciente.
—¿No te parece demasiado temprano para una visita?
—Nunca es demasiado temprano, cariño —entró.

Vaya que agarra confianza rápido.

—Estaba de salida...
—¿Tienes clase a primera hora?, ¿o puedo hacerte de desayunar?
—Pensaba buscar algo en el camino
—Pues... Si no tienes prisa, puedo hacerte el desayuno, cariño.
—No, ¿Cómo crees? Puedo comprar algo y ya
—Quiero consentirte, cariño

Mi estómago se hundió, esas 3 palabras me hicieron pensar mil cosas, mil cosas que no eran correctas, tienes novio Abril... Es tu amigo.

—No quiero molestar, no te preocupes
—Que difícil eres, cariño —puso los ojos en blanco — No es molestia, nena
—Siempre he sido así ¿De qué te quejas? Y pues sé que eres demasiado terco como para irte, así que... pasa
—Ya estoy dentro, cariño —entró a la cocina y sacó un sartén de su mochila — ¿Te gustan los huevos?
Lo seguí—Me refería a la cocina. —Rodé los ojos. —Y si... ¿Porqué tienes un sartén en la mochila?—Fruncí el ceño.
—Porque solo me gusta cocinar con mi bebé —movió el sartén, le puso un poco de aceite y rompió los huevos en el.
—Cada quién con sus cosas. —Me senté en el comedor mientras lo veía cocinar, sus manos expertas se movían con ligereza y tranquilas como si la cocina fuera suya y la conociera a la perfección, era realmente un testarudo experto en cocina, mientras que yo era un fracaso desastroso de comida quemada
—Servido, cariño —puso los huevos revueltos en un plato y se sentó frente a mí— Espero te gusten mis huevos. —Rió picaramente
Okay, no soy una pervertida, pero vamos, no iba a dejarme
—Primero los probaré después opinaré
—Estoy ansioso porque los pruebes...
—Y yo por probarlos. —Sonreí siguiéndole el juego. —Provecho
—Deberías probarlos en éste mismo instante, cariño. —Tomó su tenedor con un poco de huevos y sonrió de lado— Provecho —comió.
Empecé a comer, estaba realmente delicioso y fuera del tono que no sé como había tornado nuestra conversación era digno de alabarse
—Cocinas muy bien, Cam.
—Lo sé cariño, eso dice mi familia —rió— Puedo cocinarte cada que quieras.
—¿Y si mejor me enseñas? Soy un fracaso en la cocina
—Puedo enseñarte todo lo que quieras —terminó su huevo— Pero otro día porque vamos tarde
—Sí, señor

Fuimos a la universidad, y Cam estuvo extra atento todo el día, insistió en acompañarme al laboratorio, después de salir de el mismo estaba esperándome afuera, insistió también en cargar mi bata (Lo cuál sí, Dios, eso me encantó) A la hora del almuerzo me cedió la mitad del suyo sólo porque "debía probar su alucinante comida", en anatomía después de entregar nuestros avances del trabajo, se recostó en mi hombro y me obligó a explicarle algo que estoy bastante segura que entendía, no sé que está pasando con Cameron Masterson, pero es como el mejor amigo que pudiera desear... Al menos eso creo...

Cameron

Después de todo un día de atenciones hacia Abril, fue la hora de volver a casa.
Me costó las dos bolas y mi pene que aceptara venir a mi casa, ¿tan pervertido me veo?
Mi "pretexto", era hacer el trabajo, pero lo que realmente quería era estar un tiempo más con ella.
Escuchar su bella voz, oír su melodiosa sonrisa, ver esos bellos ojos que me roban el sueño cada noche, es magnífica, más bella y radiante que la luna.
Acomodé unas sábanas y cojines en el piso donde nos tiramos para trabajar y comer botana mientras la pasta llegaba a su punto de cocción exacta en el horno.
Me gire levemente para mirarla de una forma no tan obvia. Tenía unas facciones bellas y delicadas, unas largas pestañas que podría jurar que eran de color medianamente rojizo. En serio, era perfecta, en todo el puto sentido de la palabra.
—Cariño...
—Cameron...
—¿Quieres salir conmigo mañana?
Eso fue malditamente difícil decir.
—¿A dónde?—Se sonrojó y miró los papeles
Me encanta verla sonrojada, podría ponerla nerviosa diario solo por darme ese gusto. —Al gotcha, cariño.
—¿Paintball?—Me miró.
—Eso mismo, nena —la miré.
—Con una condición...
—La que quieras, cariño.
—Me traerás una de esas deliciosas galletas de miel que haces. —Rió.
Suspiré. —Esperaba algo más difícil, pero así será, toda una docena —puse mi mano cerca de la suya, el dorso de mi mano rozó levemente sus dedos y solo ese pequeño acto despertó millones de sensaciones dentro de mí.
—La esperaré.
Acaricie con el pulgar levemente el dorso de su mano, la acaricie casi de forma imperceptible. Logré sentir la calidez y suavidad de su piel, quería tocarla toda, recorrerla completa, pero en vez de eso, me aparté. —Así será, cariño.
Después de eso seguimos con el trabajo, cada que podía tocaba o rozaba levemente su mano. Se ve tan hermosa pensando, estudiando, se ve hermosa de día y de noche. Es hermosa, jamás me cansaré de repetirlo. Terminamos el trabajo y la llevé hasta su casa.
—Descansa, Abril.
—Igual, Cam —sonrió.
Y con esa sonrisa me bastó para hacerme más feliz la noche.
—Paso mañana por ti, guapa.
Se sonrojó. —Hasta mañana.
—Antes de irme... ¿Te enojas si hago algo?
—Depende de lo que hagas.
Qué difícil es ella.
—Ya verás —tomé su mano y la besé. Un beso largo, como realmente quisiera besarla alguna vez, de esos besos que en las películas gays y románticas los llaman «besos cálidos» ahora yo era uno de esos gays de película.
—Cam...—Me miró con una sonrisa amplia, sonrojada.
—Hermoso tomatito —sonreí y la miré.
Tomó mi mano y en ese momento hizo lo más inesperado e impredecible, se acercó a mí y besó mi mejilla con ternura. ¡Sus labios rozaron mi piel, traigan mariachis, alcohol y putas no porque solo tengo ojos para ella!
La quiero, me fascina, la anhelo.
Es... Lo único que deseo en ésta vida, poder tenerla entre mis brazos, mimarla, cuidarla, hacerla mía, amarla hasta la eternidad.
—Descansa Cameron.
Más tardé en reaccionar ante la calidez de sus labios que ya se había metido a su depa, mierda, la deseo, la amo.

Little time to LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora