6

560 48 1
                                    

Cameron

Aunque fuera el nuevo de la ciudad, logré que me invitaran a la fiesta. Vale, tampoco era un tipo rechazado y sin amigos. Después de todo era Cameron Masterson y en mi ciudad tenía mi nada buena reputación.
El tipo que hizo la fiesta (realmente no me acuerdo su nombre ni me importa), hizo la fiesta porque claro, sus padres se irían de casa.
El olor a cigarrillo y el humo inundaba toda la sala, hasta parecía que había neblina dentro, realmente detestaba el cigarrillo.
La música sonaba a todo lo que da haciendo que mi corazón se acelerara conforme los beats de la canción subían y bajaban.
Las bebidas y los típicos vasos rojos botados en el piso o apilados junto a las botellas con su exquisito contenido, seamos honestos, ¿qué hombre y el alcohol no son mejores amigos?
Al menos, la cerveza y yo éramos mejores amigos, di un trago a fondo y visualice lo que nunca puede faltar en una fiesta, las chicas fáciles. No me gusta llamarlas de otras formas que suenen más vulgares, después de todo son mujeres y yo vengo de una, pero sobre todo tengo una hermana, que mataría a cualquiera que la llamase «puta, zorra», después de todo chicas fáciles no suena tan irrespetuoso.
La fiesta se detuvo un par de segundos y todos miraron hacia la entrada, pero en cuanto entraron, después de que todos les dieran una larga mirada la fiesta siguió.
Así es, Travis y Ali entraron. Travis era el alpha, eso no podía olvidarse con su seguridad y presencia es mas que obvio que varias chicas correrían a su lado para que les quitara las bragas, pero eso jamás pasaría. El motivo, Ali, tomando la mano de Trav dando una mirada a todas principalmente de -te acercas a mi hombre y te saco los ojos- ella no era de aquí, pero era lo suficientemente popular y bella como para que todos la vieran, no necesitaba ser la chica de Trav para que brillara con luz propia.
Pero atrás de ellos, venía alguien que realmente parecía una luna de lo radiante que se veía, se veía hermosa, perfecta. Su pequeño cuerpo cubierto con un hermoso vestido azul oscuro y sus ojos levemente maquillados la hacían parecer un puto ángel caído, ella era mi definición de perfecto. Me acerqué hacia ellos, después de todo eran mi nuevo grupo de amigos, pero principalmente fui hacia Abril, el nada listo de su novio la dejó venir sola a una fiesta, yo jamás dejaría a mi novia sola en un nido de ebrios queriendo jugar a sementales.
—Hola. —miré al trío y les sonreí—Lindo vestido, Abril.
—Gracias, te ves bien...
—Joder— Sonrió Travis sin soltar a su chica—Hago mejores fiestas pero muero por jalar a Ali a bailar.
—¿Tú? Cuándo no—Dijo Abril
—Cállate, ¿Qué tal la fiesta, Cam?—Preguntó.
—Realmente creo que haces fiestas mucho mejores —sonreí a Trav.
—No sé que estás esperando, mi amor
Ali lo miró con cierto tono pícaro, creo comienzo acostumbrarme a su calentura.
—Deberían ir y acaparar miradas —reí.
—A que todos nos envidien.—Travis guiñó el ojo con semblante pícaro y sonrió de lado—Mueve tu precioso culo, amor—Tomó su mano y la llevó al centro de la sala donde se perdieron entre las personas.
—Son todo un caso... —los miré irse y luego mire a Abril —¿Algo de beber?
—Casi no tomo, gracias...
—¿Ni un vaso?, no es tan divertida una fiesta si no bebes, además estoy aquí para cuidarte.
—Eso de tomar no se me da, me pongo mala muy rápido.
—Si te pones mal, tendremos una bella velada con tú vómito como música.
—No será agradable.
—Me hago responsable de ti, cariño.
Se encogió de hombros. —Una al año no hace daño, vamos.
Tomé su mano y la guíe a través de la gente. Esa es mi chica. —¿Cerveza o algo de los vasos?
—Un vaso, la cerveza es asquerosa.
—Mierda, yo decía lo mismo a tu edad.

Tome uno de los vasos rojos y se lo pasé sin soltar su mano, si se desmayaba así la sostendría más rápido. Pretextos, Cameron.
—A tu salud —Sonrió y dio un sorbo a su bebida. Hizo una mueca de ésta mierda es asquerosa, no te muevas mundo, puta vida.
—Vaya, debimos empezar con algo más sencillo, ¿quieres un cóctel?, son bastante dulces.
—¿Estás seguro? Jamás he tomado uno con alcohol—Hizo una mueca.
—Siempre hay una primera vez, cariño —tomé un poco de rumchata y lo combine con un poco de licor de canela, le tendí el vaso —Todo tuyo, nena.
—Si muero será tu culpa. —Miró la bebida con desconfianza.
Realmente, no dejaría que muriese, la cuidaría y toda esa mierda que los chicos hacen con sus chicas, pero no es mi chica, ya lo sé. —Por el meñique que no morirás —reí.
Levantó el meñique en un gesto bobo y rió. —Si lo vas a prometer así, que sea de verdad.
Entrelacé mi meñique con el de ella.
—¿Cómo dicen las chicas, pinky promise? —reí más sonoramente— Te prometo por el sexy meñique que no morirás mientras estés conmigo.
—Si muero espero que eso quede para siempre en tu conciencia. —Rió y soltó mi dedo a la vez que tomaba de su vaso y una sonrisa apareció en sus labios.
—Esto es verdaderamente delicioso.
La miré y no pude evitar sonreír de oreja a oreja. —Te dije que te encantaría pero ve lento, cariño, los cócteles son como las chicas.
—¿Cómo las chicas?—Arqueó una ceja.
—Como una linda chica. Pueden ser dulces, exquisitas y sutiles —miré su vaso y luego a ella—Pero cuando menos te das cuenta, te tienen jodido y hasta el pavimento.
—Interesante concepto, Sr. Masterson, creo que iré con más cuidado.
–Eso suena mejor, Srita. Collins, ¿bailas o debo esperar a que te tomes tres cócteles para que aceptes bailar conmigo?
—Tal vez cuatro porque esto está delicioso. —Sonrió de lado y tomó.

Vaya, estoy jodido, me declaro preso de su voz.
Abril Collins es el culo, mi chica. Me gusta y eso ni un millón de cócteles ni EmiPercy podrán evitarlo. Me declaro jodido, completamente jodido por ella, me encanta.
Y ya que algún sabio idiota que seguramente hizo muchas locuras por amor dijo que en la guerra y en el amor todo se vale, moveré mis mejores cartas, haré mis mejores estrategias. Abril Collins me gusta. Esa chica será mía.

Abril

Cuatro cócteles y mi visión ya no estaba clara, no digo que veía borroso, y no es que nunca haya tomado, sólo es que a veces el foco de la cámara se desenfoca ¿Eso es normal? Que importa, Cam no había dejado de insistir en bailar a pesar de que le había plantado el guante varias veces seguidas, me preparaba el quinto cóctel, Dios éste hombre me quiere ebria... Una parte de mi empezó a reír de la nada ante el pensamiento, pero el semblante serio que aún me quedaba hizo que esa risita se detuviera, ya no más Collins, éste es tu límite...
¿Qué es un límite? A quién le importa, el cielo es el límite, la luna ¿Porqué no? El universo; maldita sea, estoy ebria.
Cam se acercó a mi con el quinto cóctel y me costó negarme a él.

—Vas a dejar de embrigarme y vamos a bailar. —Tomé su mano
—Esa voz me agrada, cariño —sonrió y me siguió.
—¿Esa voz?—Lo llevé al centro de la sala. —¿Qué tienes con mi voz?—Reí.
—Cariño, no me digas que no lo sabes —sonrió mientras me miraba.
—¿Tan ebria estoy? Aún no me siento tan así. —Solté su mano y lo abracé por el cuello para bailar.
—No, cariño... —suspiró levemente—Me refiero a que tienes una voz angelical, de eso es lo que hablo —puso sus manos más arriba de mi cintura.
—No tengo una voz angelical, todo menos eso, Cam—Reí mientras lo miraba y empezamos a movernos al ritmo de la música, me dejé guiar por Cam, quién movía las caderas en los tiempos perfectos y un cosquilleo me recorría el cuerpo, no sé si por el alcohol que fluía en mi sangre o porque realmente es un gran bailarín, creo que es una combinación de ambas, por dicha respetaba la distancia entre nosotros así que evité todo tipo de regaño anti–Cam

—Mierda, Abril, no actúes como si diario no te dijeran lo perfecta y hermosa que eres —rió— ¿Puedo poner mis manos en tu cintura con todo el respeto del mundo?.

Por supuesto que no.

—¿Con todo el respeto del mundo? Iba a decir que no—Hice una mueca y sonreí—Pero... Te lo ganaste con eso
—Vaya, gracias, me siento halagado- recorrió mi espalda desde donde tenía sus manos hasta mi cintura haciendo que de nuevo ese calor me recorriera el cuerpo —Esto está mejor —sonrió.
Acaricié levemente su nuca, ayudada por el alcohol, no lo niego pero tampoco era la gran cosa ¿O sí?
—Como sea. —Sonreí
—También tienes una sonrisa malditamente, hermosa, cariño, ¿Cómo le haces para ser tan perfecta? —rió levemente.

¿Alguna vez iba a dejar de hacer esos comentarios? Me incómodaba que cada vez eran más recurrentes, y aunque Perci de vez en cuándo me decía cosas por el estilo jamás lo hacía tan seguido... Perci...

—Te digo mil veces al día que dejes de decir ese tipo de cosas ¿En serio, cuándo dejarás de hacerlo?
—Ummm -hizo una mueca—Cuando me canse o cuando dejes de ser tan perfecta, cariño, no debes incomodarte de algo que seguramente te dicen diario.
—No exactamente...—Me sonrojé.

Perci no era el tipo romántico que decía 40 veces al día lo que sentía, pero así lo quería, una vez cada cierto tiempo me basta. No tiene porque ser diferente y de repente me sentí a la defensiva ¿Porqué éste tipo lo dice a cada segundo y jamás se cansa? Mi mente formuló una respuesta tan rápida como el tiempo que duré en descartarla, no por Dios, yo tengo novio...

—Bueno, pues cada que pueda yo me encargaré de decírtelo —sonrió de lado. —Porque no es más que la verdad.
—La otra verdad es que tengo novio y no es correcto que sigas con eso
—Vale, si tanto te molesta ya no lo haré, cariño.
—Gracias...
—Pero ya que ésta es mi última oportunidad de decirlo —se acercó levemente a mi oído —Eres perfecta, Abril —sonrió y se alejó de mi—Última vez que lo diré.

En ese momento importó un carajo mi autocontrol y mis mejillas pasaron al carmesí en un instante.
—Y..yo... ¿Otro cóctel?
¿Otro? Sí, lo necesito. Pero eso no fue lo más inteligente Abril, mierda, necesito alejarme
—No cariño, ya bebiste demasiado, creo más bien es hora de llevarte a casa —puso una mano sobre mi mejilla con delicadeza pero la apartó al instante
—Te llevo a tu casa...
Mi estómago se hundió.
Maldita sea conozco éstas sensaciones.
No, no, no.
No quiero irme...
Debo irme
No quiero
—Vamos

Little time to LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora