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Cameron

A las cuatro de la mañana, llamé a Alison, contestó de mala gana, yo espera que no estuviese dormida, Trav siempre la mantiene despierta a esas horas de la madrugada.

—Entonces ese es el plan, van juntas, ustedes dos solas y lo logramos, por favor, Ali.

—Cameron, podrías ir a prisión por eso.

—¿Y?, me vale, ella estará loca de amor al segundo día, no tengo porque ir a prisión.

—Mía —murmuró Trav a lo lejos con voz ronca.

—Tuya —susurró Ali— Es una locura, Perci, su hermana, todos se preocuparán y eso no será bueno.

—¿Con quién hablas? —preguntó Trav.

—Con Cam... —Ali rio.

—¿Por qué hablas con ese? —Casi lo pude ver tensarse.

—Planeamos el secuestro de Abril.

—Que discreta —reí.

—Tarde o temprano se iba a enterar.

—¿De qué secuestro?, cuenteeeen.

—Ali te contará, descansen y mañana, a la hora que quedamos, Alison.

—Sí, Cameron.

—Y Travis, eres cómplice de un secuestro —colgué.

Abril

Me levanté a primera hora de la mañana con una extraña felicidad e iniciativa, si quería intentar algo de nuevo con Perci debía ser con todas las de la ley, me esforzaré para lograrlo e intentaré dejar el pasado en su lugar.
Así que hice el desayuno y unas galletas azules, sus favoritas.

—Buenos días—Él se sentó en la barra y le puse el desayuno en la mesa
—Estómago lleno, corazón contento—Reí
—Se ve sabroso—Sonrió y lo probó—Y lo está
—Ya puedo ser ama de casa—Reí y Alison me mordió el hombro por detrás—Ponte guapa
—¿Para?—Sonreí
—Iremos de compras
—Vale
Le puse el plato de galletas a Perci
—Rico—Rió como un niño y sonreí
Me encanta verlo de esa forma tan despreocupada y perfecta.

Alison me jalo ¿Han visto esos shows malos dónde te jalan con un bastón del cuello? Literalmente así fue Alison.
Me bañé y ella se empeñó en peinarme, arreglarme, incluso maquillarme, hasta escogió la ropa, lo cuál me pareció más que extraño, al salir Perci y Trav hablaban sobre ir a casa de sus padres

—Se van con cuidado—Sonrió Perci y besé su mejilla con ternura
—Cómete todas las galletas o no hago más—Sonreí y besé la comisura de sus labios, él se giró levemente y sus labios se encontraron con los míos, nuestros labios jugaron en la sintonía perfecta de un cálido beso, sus besos tan familiares y cercanos me causaron un torbellino de aquellas sensaciones que casi estaba dando por olvidadas, hace tanto que mis labios no tocaban los suyos en un beso tan largo que incluso había olvidado lo bien que se sentía sentirlo tan cerca, quizá realmente todo sería como antes.

Ese rayo de esperanza me hizo sonreír.

—Ya vuelvo, se cuidan
—Las vemos al rato—Ambos sonrieron y salimos.

Alison no perdió el tiempo en cuanto subimos al auto comenzó a manejar como una loca, como si las carreteras fueran las de GTA y no hubieran personas reales a las que realmente podría atropellar, pero gracias a ello llegamos curiosamente rápido.

—¿Qué compraremos?—Preguntó con una sonrisa mientras parqueaba el auto
Ambas bajamos.
—¿Libros?—Sonreí
—Libros, los que quieras
—Quiero leer Marea Negra, tiene chicos sirena, Ali, chicos sirena—Sonreí emocionada mientras caminábamos por el estacionamiento, la verdad siempre me han gustado ese tipo de libros, son mi debilidad, y comprarlos compulsivamente mi pecado.

Lo siguiente fue demasiado confuso.
Todo fue tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de analizar lo que pasaba, íbamos cruzando el parqueo cuando unos brazos fuertes me rodearon y tomaron con fuerza, el pánico se apoderó de mi y empecé a forcejear con todas mis fuerzas e intenté soltarme, por aires vi a Alison forcejeando, me pusieron un paño en la nariz y la boca aunque luché contra ello me sentí adormilada en muy pocos segundos e iba perdiendo la fuerza, el corazón me palpitaba fuerte contra el pecho ¿Qué está pasando? Un par de brazos más me sujetaron y entonces lo único que vi fue la misma nada.

Cameron

Condujimos hasta el pueblillo donde vivía Alex. No es exactamente un pueblo perdido por la mano de Dios pero sí es lo suficientemente rústico y pequeño para que nadie nos encuentre por un tiempo.

—Pesa demasiado —chilló Oliver.
—Porque es peso muerto —rio Alex.

Entramos a la pequeña casita, la cual también era bastante rústica.
Como una pequeña cabaña de dos pisos, la casa en sí era de madera, carajo, hasta los muebles lo eran. No era grande pero no necesitábamos demasiado espacio para dos personas, menos para lo que tenía en mente.

—No sé pero ahorita no tiene nada de flaca —Oliver rio ampliamente.
—Dejan de quejarse y entren —Alex rodó los ojos.
—Si papá —entramos a la habitación y la colocamos en la cama con zumo cuidado.
—Por favor, nada de violaciones —Alex sonrió.
—No prometo nada. Creo aplicaremos el relájese y goce —todos reímos.
—Nos avisas que pasa Cameron el secuestrador —Alex y Oliver caminaron a la salida.
—Me llamas si algo malo pasa—Alex me miró—O vas al bar.
Reí. —Nos verás muchas veces en el bar.
Alex se cruzó de brazos. —Espero lo tengas bajo control.

Salió y yo asentí. Lo tenía bajo control, creo.
Tenía que tenerlo bajo control.
Y sí no que viva el síndrome de estocolmo.

Little time to LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora