Cameron
Las horas pasaban rápido después de la Universidad, rápido, pero muy aburridas. Extrañaba a Oliver y Jack, mis amigos desde que éramos unos mocosos.
Las horas, se convierten en días, sí, eso es lo que pasa usualmente. Y los días... Exacto, en semanas. Era sábado por la tarde y culo rojizo, Abril, jamás apareció lo cual me importaba una rotunda mierda porque había hecho el trabajo desde el miércoles, ya me había puesto mi cómodo pantalón de pijama cuando alguien tocó a la puerta, cruzaba los dedos porque fuera una stripper. Abrí. Era todo menos una stripper, era Abril.
—Aquí está el trabajo, solo necesito tu firma —extendió la mano con el documento.
—Vaya, cariño, tenemos un problema. Ya había hecho el trabajo.
—Eso si que es un problema, Cameron, puse tu nombre en todas partes.¿Realmente me había llamado Cameron?, me gusta que mis amigos me llamen Cam, no Cameron.
—Y yo el tuyo en todas partes, Collins. Es tu culpa por no venir.
—¿Creías sinceramente que no lo iba a hacer? Por favor, Cam.
—Vaya... Pues, mierda, ¿qué podemos hacer?, tenemos dos bellos trabajos.
—Podría leer el tuyo y tú el mío, escoger las mejores partes de ambos y unificarlos, si realmente están bien quedará fantástico, si no corregiremos. —Recargó todo su peso en un pie.
—Doble mierda mujer, ¿por qué todo lo haces tan complicado?, pasa, lo revisamos aquí mismo y acabamos hoy.
De un momento al otro sus ojos perdieron contacto con los míos y me dio una mirada casi imperceptible de arriba a abajo. Oh, cierto, no traía camisa, pero ya casi era la hora de dormir, ¿qué hombre duerme con camisa?, mierda, tampoco traigo bóxer, nunca lo traigo, pero eso espero por Dios no se note.
—No es necesario. —Se rascó la nuca viendo hacia otro lado. —Yo puedo hacerlo.
—Cariño, el trabajo es de ambos y lo acabaremos antes entre los dos, aparte tengo galletas en el horno.
—Cameron, en serio, puedo hacerlo sola, para mi no es molestia, sólo trae tu trabajo y... Eso...
Maldita sea, mujer. Tomé su mano y la jale dentro, cerré la puerta con la otra mano. —El trabajo está en la mesita frente al televisor. Sacaré rápido las galletas.
—Así por las buenas pues sí. —Bufó y me miró ligeramente disgustada para después ir a buscar el trabajo.
—Ya, ya, no tardo —Fui rápido a la cocina antes de que mis deliciosas galletas se quemaran, las saqué rápidamente y coloque en una charola— ¡¿Tomas chocolate, café, leche, té?!
—Chocolaté o té. —Gritó desde la sala como respuesta.
—Escoge mierda, no me digas que eres de las chicas a las que les dices, "¿A dónde te llevo a cenar, amor?" y ellas responden "No sé. A donde sea", como odio esa gente. —Grité de vuelta.
—Dios santo, té. —Gritó. —Y tal vez simplemente nos da lo mismo, erudito.Tardé un par de minutos en ir con ella, con las galletas y el té. —Te lo endulce con miel, porque recuerdo dijiste te gustaba la miel —puse la bandeja, el té y mi chocolate en la mesa— Y pues... Mierda, no puede darles igual, ¿qué tal y las llevamos a un matadero?
—Gracias. —Sonrió revisando los papeles. —Y se supone que tu novio no te llevará a un matadero, a lo mucho a un lugar de la mala muerte, pero no un matadero.
Me senté a su lado. —Dios, un matadero podría ser bastante sexy, ¿no?
—Tu definición de sexy está demasiado errada. —Siguió leyendo.
—Diría algo, pero realmente no quiero que me golpees o que te vayas, así que mejor reservo mi comentario —tomé de mi chocolate.
—¿Qué ibas a decir?—Quitó la prensa del folder y empezó a reordenar el trabajo.
—¿Prometes no irte?, si me golpeas vale una mierda —la miré — Pero no puedes irte, así, sí lo digo.
Lo pensó un momento y asintió.
—Dios, ¿Tan malo es? Dilo ya, no me iré.
—Tú, eres mi definición de sexy —analicé su rostro un instante para después mirarla fijamente a los ojos.
Sus mejillas se tornaron rojas, bueno. Más allá de sus mejillas, todo su rostro se puso rojo, peor que un tomate clonado con una manzana después de revolcarse en jugo de cereza. Me miró un instante y luego volvió al trabajo.
—Sigue siendo errada.
—Considero todo lo contrario, cariño.
—Considero que el trabajo no se hace solo...
—Cariño, si no acapararas las hojas solo las hojas para ti, podría leer algo y ayudarte.
—La costumbre. —Dividió el trabajo que había revisado y me lo dio.
Tardamos unas tres horas en leerlo, tomar las partes importantes de ambos, transcribirlo de nuevo, que me corrigiera como cien veces y así, hasta que por fin pudimos imprimir el dichoso trabajo.Abril
Fue incómodo, sus comentarios pasados de tono y su cercanía ¿Tanto le costaba ponerse una camisa? Crecí rodeada de niñas, no es como que tuviera cerca muchos hombres. Después de una odisea didáctica logramos terminar el trabajo, y empezamos a firmar en los lugares correspondientes.
—Pues creo ya está todo listo —se pasó las manos por el cuello masajeándolo.
—Sí, gracias por las galletas. —Empecé a ordenar mis papeles para irme
Cam tomó una chaqueta y se la puso sin abrocharla. —Te acompaño a tu casa y no es nada, cariño
—Vivo cruzando la calle...—Me levanté dejando todo en órden. —Puedo ir sola
—Ya son las... —desbloqueó su celular y volvió a dejarlo en la mesilla al instante— Ya va a ser casi la una, te acompaño y no hay discusión
—Que terco, por Dios, Vamos.
Salimos de su departamento y caminamos por el pasillo hasta el vestíbulo desolado sin decir palabra, salimos del edificio y el viento me golpeó como un bloque de hielo contra el cuerpo, la noche era oscura y sin luna, definitivamente tétrica y eso me hacía agradecer silenciosamente su compañía, no me gustaría estar sola en ésta penumbra
—Creo hace bastante frío —se quitó la chaqueta y me la colocó sobre los hombros.
—Cam no, estás sin camisa, hace demasiado frío. —Me acerqué a él por impulso mientras empezaba a quitarme la chaqueta
—No me voy a congelar por unos metros, cariño —puso los ojos en blanco y tomó mi mano— Mierda, la tienes helada —Me llevó de la mano sin soltarme hasta la entrada de mi edificio donde abrió la puerta para cederme el paso y un calor desconocido me recorrió el cuerpo, sentía que mi sangre hervía a pesar del frío como si el flujo corriera 5 mil veces más rápido y así fue hasta que entramos.
—Ya estamos adentro, déjame ponerterla. —Lo miré
—Aún no te dejo en tu casa —sin soltar mi mano me guió hacia las escaleras.
Su agarre era fuerte contra mi mano, y ni siquiera hice el intento de separarme, no existía forma disimulada para soltarse, y no me soltó hasta llegar a la puerta del departamento.
—¿Ya dejarás que te la regrese?
—De hecho, cariño, se te ve bastante bien. Te ves más hermosa.
—Deja de hacer ese tipo de comentarios. —Le ordené
Perci estaba adentro y lo último que necesitaba era que mal interpretara esto, me quité su chaqueta y se la puse en los hombros.
—No te quiero congelado
Cam se mordió el labio y me miró. —Si sólo te estoy diciendo la verdad, eres hermosa
¿Pero qué carajo piensa qué hace? Esto no es de Dios, mi estómago se hundió y me enojé ¿Qué le pasa para decir eso? Tengo novio
—Pues sé menos sincero. —Abrí la puerta
—Ser sincero es uno de mis mayores defectos —Sacó las llaves de la bolsa de su chaqueta— Que tengas... Dulces sueños, cariño
—Igualmente. —Esbocé una sonrisa educada, entré y cerré. ¿Qué se cree?
Caminé por el medio de la sala aún indignada ante el comportamiento de Cam sabiendo que tengo novio y lo amo, además es tan creído, egocéntrico, odioso, en serio ¿Qué carajos se cree? Me quité los zapatos y como era de esperarse Perci estaba dormido, me cambié rápido por una pijama con un panda gigante en la espalda, crucé la habitación hasta llegar a la cama y me acosté a su lado.
—Al fin llegaste...—Susurró somnoliento
—Sí, bebé... Terminaba el trabajo, pero ya volví...
—Que bueno...—Acomodó de nuevo la cabeza en la almohada y más tardó en hablar que en volver a babear, me acurruqué a su lado y besé su frente, verlo dormir me da una paz infinita, y estaba pensando en lo bello y tranquilo que se ve dormido, hasta que Cam se coló por mis pensamientos y otra vez me siento indignada, en serio ¿Qué se cree?
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Little time to LOVE
Ficção AdolescenteAbril Collins es una brillante y romántica estudiante del primer año de medicina, tiene la vida perfecta, un gran futuro por delante, amigos fieles, y un primer amor perfecto o es al menos lo que cree hasta que conoce a Cameron Masterson y empieza a...