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Cameron

Sentía su respiración contra mi cuello. En mi pecho podía sentir su respiración, tan tranquila y tan serena, parecía un ángel mientras dormía. Tenía la boca levemente entre abierta, sus ojos estaban cerrados por completo, su cabello rojizo le caía en finos mechones por la cara, incluso se le veía de un rojo más hermoso debido a la pequeña resolana que entraba por la ventana. No recuerdo a que hora nos quedamos dormidos en el sillón, de lo que si estoy consciente es que llevo despierto al menos media hora, que me he dedicado a observarla todo ese tiempo, a contemplar con mayor cuidado sus finas facciones y las líneas de su cuerpo. También hace media hora deje de sentir la pierna que estaba enredada con las de ella, la posición me cobraría factura en cuanto tuviese que levantarme, pero no quería pensar en eso, no quería que se quitara sobre de mí, ni que se fuera. Quería disfrutar la situación, el momento, su cercanía. Le quite unos mechones de cabello y los coloque con total delicadeza detrás de la oreja, jamás pensé que podría tocar algo de forma delicada, pero ella es tan pequeña que se ve tan frágil, como una figurilla de cristal, mas perfecta que las mismas. Se acurrucó más contra mí, besé su cabeza y aspiré su olor, olía delicioso. No hay nada más delicioso que ella.
El celular de Abril comenzó a sonar como puto loco, peor que una alerta sísmica. Por el tono pude reconocer que era Ali, le bajé el volumen. Abril me rodeó con sus pequeños brazos, cerré los ojos disfrutando totalmente del silencio y de ella, hasta que volví a quedarme dormido.

Y vaya forma de despertar, Alison tenía buena garganta y sabía cómo usarla: —¡Cameron, Abril, Rango!
Vaya, algo grande está pasando si le gritan a mi súper camaleón.
—Cam... —susurró Abril abriendo los ojos de forma somnolienta.
—¡Collins! —gritó Ali de nuevo y Abril se levantó a velocidad flash.
—Yo voy —rodé los ojos y fui a abrir, Alison entró, se veía como si hubiese corrido un gran maratón, realmente, me preocupé.
—¿Y Abril? —lo dijo de firma muy exaltada.
—La descuartice y me la cené.
—Soy un fantasma —dijo Abril desde atrás de mí, su suave risa inundó la habitación.
Alison la miró de arriba a abajo, mierda, Abril traía mi ropa puesta espero no sí mal interprete —Lo de la comida me la creo.
—No es lo que parece —Abril se sonrojó.
—No es lo que parece... Ali...Yo, hablen, están en su casa.

Salí corriendo a la cocina como niña virgen. Pensé en hacerle algo delicioso de desayuno, aún en la cocina podía escuchar su charla de como se excusaba por traer mi ropa.
—Perci ya regresó —dijo Ali.
—¿Qué? —noté la voz de Abril ligeramente tensa.
—Está en la U. Preguntó por ti, Abril, le dije que tenías fiebre.
—Dios... Si se supone que tengo fiebre y no fui por eso, lo natural es que falte todo el día, ¿no? —la voz le temblaba ligeramente.
—Me refiero a irte a tu casa, Abril, estar ahí para cuando vuelva —insistió Ali. Y mierda esa mujer tenía razón.
—Ahí estaré...
—Cameron tal vez si debería ir a la U...
—No hicimos nada malo, Dios, tampoco es algo para ocultar—Bajó la voz—Bueno, por hoy sí...
—No estoy diciendo que hagan algo malo... Pero como prefieras.
Salí. Esto me estaba cagando, Abril tenía que mentir y esconder que estaba conmigo, esto no estaba bien de ninguna jodida forma, Cameron, la cagaste, su novio podría terminarla y eso sería devastador y todo sería tu puta culpa por enamorarte de ella.
—Permiso —dijo Ali y salió. Abril se sobaba las sienes.
La miré. —¿Estás bien?
—Sí, sólo que me tengo que ir...
La cagaste, Cameron, ¿cuántas veces más debes repetirte que ella no te ama?, ¿qué ella solo te ve como un amigo?, pero de nuevo mi puto corazón hablo antes que la razón no quería que se fuera: —Te hice el desayuno... Si quieres llevártelo.
Miró la hora. —Podemos comer rápido.
—Esa idea me gusta —le serví un poco desganado.
—Gracias.
Fui y le di un poco de comida a Rango, en cuanto vi a Abril ya había comido casi la mitad de su plato, le urgía irse con él. —De nada —me senté con ella a comer.
—Está delicioso.
—Si tienes prisa... —Ya sé que volvió tu novio, ve con él y corre a sus brazos — Espéralo en casa —reí falsamente.
—¿Nos escuchaste?
—No es cómo que haya pegado la oreja, estaban a unos pasos y pues ya pasó una semana desde que se fue.
—Eso no significa que te librarás de mí.
Eso es una mentira, como todo esto. Me levanté y recogí los platos. —Ve a fingir que tienes fiebre.
Se levantó. —Iré a cambiarme.
—Ve.
No tardo ni diez minutos en bajar e irse, en cuanto se fue, me quebré, fue hermosa la semana que estuvimos juntos, pero no era real.
Era un sueño, no más que eso, jamás la tendría de nuevo entre mis brazos.
Tuve muy poco tiempo para amarla.

Abril

En cuánto llegué a casa me sentí fatal, como si el mundo se desinflara a mi pies, demasiadas cosas habían pasado en muy pocas horas, demasiados sentimientos, demasiadas emociones y la principal: La culpa
No puedo creer que tenga que mentirle a Perci, y tengo que hacerlo o Alison quedará como mentirosa... Además, si le dijera la verdad ¿Qué le diría?
"Amor, no fui a la Universidad porque estuve saliendo mucho con Cameron, sí, el mismo con el que llegué medio ebria antes de que te fueras ¿Lo recuerdas? Pues pasé la noche con él, sólo dormimos pero te amo y te extrañé"
No podía decirle la verdad, eso sonaba fatal, suena a que lo engaño y yo sería incapaz de hacerlo, por Dios, lo amo, lo amo desde hace demasiado tiempo, amo todo de él, amo sus abrazos, sus besos, sus caricias, sus palabras, la forma en que me mira en nuestros fugaces momentos de amor, amo cuándo dice que me ama, amo lo que me hace sentir, sus chistes malos, sus imprudencias, su forma de ver el mundo, su torpeza, su risa, amo inclusive sus defectos que más de una vez me han cobrado factura, lo amo. Ser novios nos había costado a ambos, ambos habíamos hecho demasiados sacrificios para mantener la relación a flote y no quería ser yo quién lo arruinara, no después de tanto... Y ahora tenía que mentirle, tenía que mentirle porque la verdad sonaba terrible aunque no lo fuera, no quiero mentirle, pero no puedo decirle la verdad.
Tomé una ducha rápida y me puse mi pijama más floja, Mayo, mi gata persa, a la que llevaba varios días sin ver (es una vaga, va y viene, es como Perry el ornitorrinco versión gatuna) me miró acusativa como si me culpara de algo.
—No me mires así...—La cargué y me miró con mayor desagrado como si lo supiera todo y me culpara de ello, probablemente era mi idea, era yo misma luchando con mis culpas, me acosté con Mayo en la cama y empecé a acariciarla.
—No quiero mentirle a papá...—Le dije con suavidad mientras acariciaba su pelaje blanco y suave, a los pocos minutos Mayo se quedó dormida con una serenidad impasible, desearía ser como ella, libre y sin preocupaciones, sin culpas.
No iba a tener de otra más que mentirle... No sé en que momento Cam se coló en mis pensamientos, los recuerdos de anoche, nuestra cercanía, un casi beso, no podía seguirme engañando... Anoche lo deseaba lo quería conmigo, quería sentir la calidez de sus labios y eso está mal, mucho más que mal, no puedes desear a alguien si amas a otro... Eso está mal...
La puerta sonó y escuché su voz alegre inundar la casa, el corazón bombeó 5 mil veces más rápido contra mi pecho y me incorporé, Perci entró volando en la habitación y me abrazó de golpe.
—Amooooor.—Se aferró a mi de forma entusiasta, sentí que el corazón se me saldría del pecho, y me sentí aún más culpable, él me extrañó, realmente lo hizo y yo estaba pensando en otro.
—¿Cómo estás mí amor?—Se separó y me miró con una sonrisa bobalicona.
—Bien...—Dije en tono lúgubre—¿Cómo te fue?
—De maravilla ¿A ti?
Imágenes de Cam vinieron como una película rápida a mi mente, quería llorar, yo también lo extrañé, pero maldita sea, no lo parece, quiero saber como le fue, que me hable sobre todo y sobre nada, perderme en su voz, quiero dejar de pensar en lo que pasó anoche.
—Oh vamos—Me las arreglé para sonreír. —Cuenta más detalles
—Bien, ya sabes como es mamá, típicas cosas aburridas.
Y si que sabía como era, era la mujer más maravillosa del mundo.
—¿Cómo está ella?
—De maravilla. —Sonrió y mi estómago se hundió
—Que bueno. —Sonreí igual
—¿Te hago sopa o algo?—Dijo en tono de preocupación y de nuevo vino a mi la culpa, odio mentirle—¿Ya tomaste algo?
—Descansa, Perci, ya tomé algo—Dije en tono "somnoliento"
Quiero que olvidemos el tema, quiero que la mentira termine.
—No estoy cansado, bebé
—Deberías descansar
—Dios, ¿Me quieres poner a dormir?
—Claro que no—Sí—Pienso en tu bienestar
—Ya que insistes. —Rió y se tumbó a mi lado, se acurrucó y lo miré mientras conciliaba el sueño, su respiración se fue haciendo cada vez más baja y observé sus facciones, lo tranquilo que se ve dormido, lo impasible que parece, como si la paz del mundo estuviera en su rostro, él me ama y yo a él, no pude evitar pensar en lo idiota que soy y una lágrima corrió por mi mejilla ¿En qué momento empecé a llorar? Me levanté y me encerré en el baño sintiendo el mundo pesado a mi alrededor, esto no está bien, no está para nada bien. Me estoy ahogando en un vaso de agua, no hice nada malo, no le fallé, no quiero fallarle, yo no puedo fallarle... Yo no. Y quizás todas éstas son películas de mi mente, Perci estaba afuera, dormido de nuevo en nuestra cama, había regresado a mis brazos, todo estaba bien, todo era de nuevo como debía ser... Pero por otro lado estaba Cam, que sé que... Siente algo por mi... Y a pesar de que yo anoche llegué a corresponderle en alguna medida, él tendría que entender que no íbamos a pasar de una amistad... No voy a perder a Perci por esto, no quiero, no puedo... Tan sólo espero no perder a Cam como amigo, vale demasiado la pena como para perderlo por una confusión... Nada más que eso... Una confusión.

Little time to LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora