—¡¿Que hiciste qué?! —le había gritado Melissa apenas terminó de contarle lo que había pasado—. Espera a que llegue en tres días porque te juro que te voy a reventar a golpes.
Se escuchó la risa de una segunda mujer detrás del auricular del teléfono, y eso sólo hizo que Jimin se sintiera aún más estúpido.
—No mames —dijo la propietaria de la risa—. Que eres weón.
El pelinaranja hizo una mueca, confundido y avergonzado. Sabía que Melissa estaba con una de sus amigas, había visto últimamente las fotos con caras ridículas que ésta le había mandado y en todas aparecía una chica de pelo azul eléctrico. Melissa le había dicho que se llamaba Ariel y que empezara a acostumbrarse a verla porque siempre estaban juntas, pero eso no lo había hecho más fácil aunque llevarán hablando los tres por casi un mes.
—Si vas a hablarle en español, hablale normal y no con acentos de países
—habló la morena más despacio y Jimin notó que no le decía a él. Suspiró derrotado, últimamente siempre que la morena le llamaba se ponían al hablar entre ellas, burlándose de él—, que el wey es medio retrasado y no entiende.Se levantó de la cama y miró el teléfono con desprecio. ¡Por supuesto que entendía aquello! Era una maldita, ambas lo eran.
—Zorras —les gruñó y lo único que recibió de vuelta fue la risa de ambas, que no ayudaron en nada y lo hicieron enojar más—. Todo esto es su culpa.
—A ver, bonito, nadie te puso una pistola en el pene y te obligó a desarrollar sentimientos hacia el YoonGo Bongo —le respondió la peliazul.
—Es verdad —concordó la morena. Su tono de voz era tan burlón que le daban ganas de atravesar la bocina del teléfono y abofetear a ambas—. Sólo te dijimos lo que veíamos en los vídeos...
—¡¡¡Yah!!! —gritó completamente enojado, en un intento de hacerlas callar.
—¿Yah? ¿Quieres una competencia de gritos, Jimin? Te advierto que grito muy fuerte... —se burló Ariel y de fondo se escuchó la risa de la morena.
Cortó la llamada enojado y lanzó el teléfono hacia la cama continua a la suya. ¡Eran unas insoportables! ¡No ayudaban en nada y se hacían llamar sus amigas! Lo único que hicieron fue burlarse luego de que le habían prometido no hacerlo. ¡Estaba desesperado! No soportaba tener al verdementa tan cerca de él últimamente y cuando el mayor se acercó a él y le pidió que le mirara, no había encontrado nada mejor que salir corriendo de la cocina, avergonzado. Y quería concejos sobre aquello, pero sus "amigas" pensaron que sería mejor reírse de él.
Escuchó la puerta sonar y tembló temiendo por su vida. Aquella jugada iba a costarle caro, y no sólo con el ogro del verdementa, porque si a él se le ocurría contarle a SeokJin y a NamJoon sobre sus recientes actitudes, estaba muerto.
—Sé qué estás ahí, te escuché gritar. No trates de hacerte el dormido —escuchó que dijeron, y su miedo bajó una parte al notar que solo era el verdementa. ¿Pero y si también están los demás...? Miró asustado la puerta y agudizó su oído para escuchar el más mínimo detalle que pudiera, pero se arrepintió enseguida al escuchar al mayor maldecir en voz baja—. ¡Abre la maldita puerta, Park Jimin!
—¡¿O que? ¿La tirarás abajo?! —respondió de vuelta y al segundo cubrió su boca con sus manos. No, ¿qué había hecho? Dios, por qué no aprendía a quedarse callado—. Sólo bromeo, Hyung, enseguida abro.
Yoon Gi sabía que Jimin no bromeaba, lo sabía y aún así no estaba enojado, sólo necesitaba que el menor abriera la puerta para poder conversar con él. Pero el pelinaranja era tan miedoso y a mismo tiempo tan atrevido que si le decía que sólo quería hablar iba a soltarle algo para molestarlo, tartamudearía y luego se cagaría de miedo.
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Before I fall | «Yoonmin».
FanfictionLas enfermedades mentales pueden ser peligrosas cuando no sabes cómo enfrentarlas y no tienes a nadie a tu lado. Tu mente te puede jugar malas pasadas, comienzas a desarrollar emociones extrañas y tus pensamientos te traicionan hasta el punto de hac...