18.

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Jimin cambió su pantalón y se miró en el espejo por última vez antes de salir de la habitación. Ya no quedaba rastro del sueño erótico que había tenido y que para su mala suerte, le había provocado una erección (y eyaculación, pero estaba dispuesto a olvidar que esto último había pasado por su sanidad mental).

Recordó a Hoseok haber asomado su cabeza en la habitación, quizás le había visto... Dios, ante las circunstancias, era lo peor que podía haber pasado. Que vergüenza ver a su Hyung y que él le viera a él luego de haber tenido... No, no podía dejar que sus pensamientos le ganarán, no. Él era fuerte -o intentaba serlo- y no dejaría que algo así le impidiera tener una convivencia normal con los demás miembros. Él era fuerte, por lo que saldría de aquella habitación y caminaría hacia el lobby dispuesto a ir a la cena más incómoda de toda su existencia, y eso hizo. Al menos hasta la parte de caminar hacia el lobby, porque en cuanto los vio a todos reunidos seguramente esperándole a él, dio media vuelta dispuesto a tirarse a su cama y esconderse bajo las sábanas.

—¿Qué fue lo que dijo exactamente?

Frenó cuando reconoció la desesperada pregunta de SeokJin. Suspiró mientras golpeaba su frente con su mano. ¿Por qué tenía que hacer preguntas? ¿No podía, simplemente, dejar el asunto y vivir en paz como lo habían hecho los últimos años?

—Aish, Jin Hyung, ¡ya lo dije!  

—¿Podrías repetirlo, entonces?

—De acuerdo, Hyung. Eso dijo. Quizás se quedó dormido nuevamente, estaba bastante adormilado cuando le vi, incluso tenía las mejillas rojas.

Si hasta hace unos minutos había dejado de tenerlas cuando logró poder calmarse, ahora volvía a aparecer el sonrojo. El solo hecho de pensar en la situación, de pensar en la pesadilla. Pesadilla era, porque le perturbada, le hacía ponerse ansioso e incluso le daba miedo y unas ganas tremendas de que la tierra se lo tragara. 

—¡Hyung! —escuchó y trató de no alterarse, era la voz de JungKook y él era el menor, el Maknae podía estar llamando a cualquiera.  

Sin girarse para comprobar a quién llamaba, siguió avanzando lentamente, yéndose sin que lo notarán.  

—Por favor que no sea yo —comenzó a susurrar mientras que de a poco avanzaba cada vez más rápido—, por favor que no sea yo, por favor que n-  

—¡Yah, Jiminnie Hyung, deje de caminar!  

Y lo siguiente que supo fue que estaba en el suelo con los chicos rodeándole y riéndose de él. Sus piernas le habían fallado, después de todo el ejercicio que les daba, de lo sano que comía (cuando se acordaba), le habían fallado. Las sintió temblar al escuchar el gritó del menor y no pudo mantenerse en pie aunque lo intentó. Y para peor, es que él lo había sentido en cámara lento. No, no lo sintió, ¡lo fue!  

Dios, ¿por qué me odias?  

—¡Fall! —gritó TaeHyung de manera cantarina , dándole la característica mirada al pelinaranja que anunciaba que iba a hacer a Jimin querer correr y esconderse para siempre.  

Jimin se lamentó. Sería la burla durante toda su vida por aquella caída. ¡Y es que había sido tan estúpida! Ugh...  

—Everything —se odiaba. Jimin se odiaba.  

—Fall...  

—Everything.  

—¿Cómo puedes ser tan estúpido? —volvió a gritar el castaño, riendo y golpeando de manera juguetona el brazo de HoSeok, quien había seguido el juego de él—. Y yo pensaba que sólo te hacías.  

Before I fall | «Yoonmin».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora