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NamJoon suspiró al ver las distintas reacciones que la noticia había tenido; sorpresa y descontento, y por sobre ambas, felicidad. La sonrisa que Jimin tenía en ese momento le mandaba a todos los miembros señales demasiado confusas, ¿por qué sonreía de aquella manera? ¿Tanto odiaba estar en ese país?

Yoon Gi trató hablar, pero las palabras estaban atoradas en su garganta y no salían. ¿Por qué tan repentinamente? ¿Por qué esa misma tarde? Algo raro se encontraba sucediendo, porque los viajes los planeaban con al menos días de anticipación y, que de la nada, detuvieran el tour y luego les despertaran a a las siete de la mañana para avisarle que en doce horas tomarían un avión con destino a Tailandia era simplemente demasiado. Negó levemente con la cabeza, eso no era lo importante ahora.

Melissa.

Todo dentro de sí gritaba el nombre de la morena, ¿qué pasaría ahora? Ella seguía durmiendo en la cama donde él la había dejado la noche anterior cuando decidió irse a dormir a otro lado. Al menos tenía la certeza de que había aceptado a su propuesta de unirse a ellos cuando estuvieran en Hong Kong. Le había pedido encarecidamente el favor de que fuera a vivirse con ellos, que cambiara su vida, que renunciara a todo lo que había planeado para su futuro y creara uno nuevo junto a ellos, junto a él. Se repetía una y otra vez que ella había aceptado y lo había prometido, pero la incertidumbre de que aquello realmente pasara era lo que le carcomía por dentro. La gente suele romper las promesas igual de fácil que como las hace, pensó. Aprovecharía en pasar lo más que pudiera el tiempo con la morena antes de que él se marchara lejos, sin saber siquiera si se volverían a encontrar.

Al momento en que el manager abandonó la habitación, un silencio sepulcral envolvió la escena; ni la respiración de las personas ahí presentes se lograba escuchar.

NamJoon volvió a observar a los demás miembros uno por uno, viendo como ninguno reaccionaba ni se movía de sus lugares.

-Ya escucharon-rompió el silencio, sintiéndose incómodo-. A ordenar sus maletas.

El primero en levantarse fue Jimin, que con su exagerado entusiasmo les había dado a todos una cachetada que los devolvió a todos a la realidad. A pesar de lo que sentían, no eran vacaciones y nunca lo fueron.

El pelinaranja caminó lo más rápido que pudo a su (feliz de pensar que pronto dejaría de serlo) habitación y se apresuró a ordenar la poca ropa que había sacado de su maleta.

A los treinta segundos un Yoon Gi demasiado serio, más que de costumbre, entró y buscó con la mirada a la morena, quien ya no se encontraba en la cama durmiendo como él la había dejado hace casi una hora. Miró a Jimin y sintió rabia, ¿por qué estaba tan feliz armando su maleta? Era el único al que realmente le alegraba la noticia y lo detestaba, detestaba saber que estaba feliz mientras él no.

-¿Por qué tan feliz? -la pregunta salió de su boca sin poder controlar cómo la decía, haciendo que el tono brusco sorprendiera al menor.

Jimin boqueó tratando de hablar. No podía decirle realmente porqué lo estaba, no podía mirarle a los ojos mientras le hacía saber que era porque aquella chica ya no estaría más en sus vidas.

-Y-yo... Yo odio aquí -respondió. Y en cierta parte era cierto, pero en realidad no odiaba el aquí, odiaba el ella.

-¿Por qué? -y de nuevo, no podía controlarlo.

-N-no lo sé... El cambio de horario, quizá. He tenido una sola noche de buen sueño desde que llegamos aquí.

Yoon Gi asintió desganado. Al menos él tenía una razón solida por la que sentirse feliz de irse. La noche anterior le había escuchado murmurar entre sueños e incluso hasta lloriquear, no se calmó hasta que él abandonó la cama que compartía con la morena y se fue a la suya, abrazándole y arropándolo, protegiéndolo de lo que sea que se encontrara sintiendo miedo.

Before I fall | «Yoonmin».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora