27.

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Jimin metió la última cucharada con comida a su boca mientras se levantaba de su asiento.

-Muchas gracias por la comida. Ya terminé. Me iré a dormir -anunció antes de marcharse. Necesitaba estar solo cuanto antes.

Melissa vio al menor levantarse y supo enseguida que algo andaba mal, por lo que metió a su boca la mayor cantidad de comida que pudo y se levantó de su lugar, aunque se aseguró antes de agradecer. Se escondió detrás de la puerta de la cocina, observando a Jimin entrar al baño antes de a su habitación. Y celebró, aquella era su oportunidad de averiguar qué pasaba, de velar por  sus sentimientos, de salvar su vida, su alma, su razón de vivir, su ship. 

Pidiéndole disculpas a los demás miembros por haberles dado la espalda, salió de aquella cocina y corrió lo más rápido que sus pequeñas piernas le permitía, pero de manera silenciosa. El humor que Jimin solía tener a veces era tan insoportable que hasta estaba traumada de hacer algo digno de un grito.

Entró a la habitación, cerrando la puerta detrás de sí y se apresuró al dirigirse hacia la litera, lanzándose a la cama de abajo. Pero la suerte no estaba de su lado; cuando se lanzó de manera tan abrupta, golpeó su cabeza con el somier de madera de la litera de arriba. Maldijo entre dientes y observó la madera con odio, cuando más apurada y discretamente tenía que actuar, más cosas parecían pasarle.

Observó una punta plateada asomarse entre el colchón y el somier, y la curiosidad y confusión fueron suficientes para distraerle del dolor que sentía en su frente. Alzó el colchón, y se paralizó. Frente a sus ojos había un cuchillo, un cuchillo gigante. Maldita sea, con aquello se podía matar hasta a una persona.

A Yoon Gi. Aquel cuchillo podría matar a Yoon Gi.

Sintiendo la puerta abrirse detrás de ella, bajó el colchón para volver a esconder el cuchillo.

Su corazón estaba acelerado por tanta adrenalina. Era tan profesional para las cosas que hacía que debía ser ella quien hiciera las próximas películas de James Bond. Porque era una espía, porque poseía 007.

-Voy a dormir ahora -gruñó molesto el menor. Ella estaba en todos lados, ¡¿por qué?! ¿Acaso no sabía lo qué era privacidad?

-Uh, no lo creo. ¿Qué te pasa? -se cruzó de brazos y le miró. Ella no saldría de aquella habitación hasta que obtuviera respuestas.

-Nada -mintió Jimin. Suspiró cansado, estaba cansado de mentir-, ¿de qué hablas?

Trató de llegar a la cama para acostarse, pero la morena se lo impidió, plantándose frente él y frenándolo con sus manos.

-¿Por qué Yoon Gi y tú no se hablan? -preguntó, reteniendo al menor-. Dime, ¿qué les pasó?

Jimin se rindió irritado, bajando sus brazos con pesadez. Estaba a nada de matarla, lo juraba.

-Dios mío, métete en tus asuntos.

-¡Ustedes son mi asuntos! -Melissa le aclaró indignada. Jimin era su asunto. Jimin y sus cuchillos escondidos. El cuchillo...-. ¿Por qué hay un cuchillo escondido debajo de ese colchón?

Y todo el color en el cuerpo de Jimin desapareció. ¿Había escuchado bien? ¿Ella había dicho cuchillo? ¿Cómo lo supo? Entonces el color volvió a sus mejillas y la sangre comenzó a hervir por sus venas. ¡Era una intrusa!

-Nosotros no somos tus asuntos, yo no soy tu asunto así que no te metas en los míos -murmuró Jimin, cada vez acercándose más a la morena. Sentía cómo fluía el enojo dentro de sí, y aunque no supiera exactamente por qué sentía enojo, sabía por qué estaba ese sentimiento. Tenía ese cuchillo para momentos como ese, para momentos en donde no era él; cuando se volvía su peor pesadilla-. Eres una inútil, no sirves para nada y encima una arrastrada. Estamos todos hartos de ti, ¿tú crees que Yoon Gi realmente quería que vinieras? Estaba saltando en un pie cuando nos fuimos de tu maldito país y tú, viniendo aquí... Ni siquiera quiso ir a buscarte y te dejó esperando mientras prefería estar conmigo, ¿lo sabías? Haz a la gente feliz y vete de aquí, y no vuelvas. No eres nadie para ninguno de nosotros y nunca lo serás.

Before I fall | «Yoonmin».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora