Las enfermedades mentales pueden ser peligrosas cuando no sabes cómo enfrentarlas y no tienes a nadie a tu lado. Tu mente te puede jugar malas pasadas, comienzas a desarrollar emociones extrañas y tus pensamientos te traicionan hasta el punto de hac...
¡Holaaa! La historia llegó a las 1000 leídas. No, no... ¡Las pasó!
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Qué lindo T_T
Muchas gracias a los que votan y comentan (me alegran la vida).
Y donde vivo yo ya es víspera de navidad, así que...
¿Les parece un maratón para celebrar ambas cosas?
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Jimin suspiró cansado y se sentó en la cama, esperando que aquella interminable noche terminara de una vez por todas. Sólo quería acostarse y esperar que todo siguiera su camino, y dejaran atrás aquel país que había traído una desgracia consigo. Miró fijamente a Yoon Gi que no dejaba de moverse de un lado a otro en la habitación; estaba hablando por teléfono y Jimin sabía que lo hacía con ella, la desgracia. De la nada, Yoon Gi detuvo su andar y miró fijamente a Jimin, haciendo que el pelinaranja se asustara y ante el nerviosismo de la situación, su pierna comenzará a moverse de manera incontrolable.
-Jimin-ah, no te molesta que venga Melissa a quedarse de nuevo, ¿verdad?
Su sangre comenzó a hervir en cólera y bufó sin poder creer lo que el mayor decía. Melissa esto, Melissa aquello, todo era sobre ella, ¿es que acaso no conocía más gente con la que pasar el tiempo? ¿No tenía más amigos que intentaba quitarle los suyos? Gruño casi en un susurro y se limitó a asentir.
-Sí.
Los ojos de Yoon Gi se abrieron desmesuradamente en sorpresa y ahogó una exclamación. ¿Jimin realmente había dicho que sí?
-¡¿Q-que?!
-¡Quiero decir, no! No me molesta -me enfurece que venga, pensó Jimin, y sus entrañas se retorcieron en un sentimiento que no logró distinguir al ver al rubio sonreír relajado. La odiaba, realmente la odiaba.
-Qué bueno que le estás dando una oportunidad, Jimin-ah. Ella es muy importante para mí, y no me gustaría tener que elegir entre ambos porque me temo que el resultado te decepcionaría.
Unas incontrolables ganas de llorar vinieron a Jimin y sus ojos comenzaron a cristalizarse. Por supuesto que la escogería a ella. Asintió y se levantó de la cama para ir a encerrarse al baño, lo último que quería era que su Hyung le viera llorar, pensaría que era un bebé llorón. Mientras caminaba al baño se estremeció. "Bebé". No quería ni pensar en esa palabra y menos estando su Hyung ahí para notarlo. Una vez que llegó al baño se lanzó apresuradamente hacia el lavamanos y miró su reflejo en el espejo mientras sentía cómo algunas gotas de agua comenzaban a correr por sus mejillas.
«Jimin se miró en el espejo y comenzó a moverse frente a él, observando los distintos y coloridos moratones que adornaban su piel. Se sobresaltó de tal manera al sentir la puerta detrás de él abrirse, que no pudo colocarse la camiseta ante el asombro.