Jimin suspiró mientras sentía como la enfermera Shin le acomodada la chaqueta en la parte del cuello. Tenía los ojos cerrados, relajándose ante la sensación de que le hicieran todo y le trataran como a un bebé. Quizá eso es lo que debía pasar, él transformándose en bebé para comenzar a vivir nuevamente; cambiaría un montón de cosas.
—¿Recuerdas lo que hablamos, Jimin? —preguntó a lo que el pelinaranja asintió. Quizá había tenido uno de los episodios donde no recordaba a nadie hace menos de 5 hrs, pero eso no quería decir que cuando su episodio terminaba no recordaba nada de lo que había sucedido en éste; siempre recordaba todo y lo peor aún, las emociones que había sentido en ese momento se multiplican por diez—. Muy bien. Tenemos que marcharnos ahora. Cuando necesites algo me tienes que buscar, ¿sí? Recuerda que de ahora en adelante seré parte del staff hasta que lleguemos a Hong Kong.
La enfermera Shin abrió la puerta de la habitación y esperó a que Jimin saliera. Sabía que salir de esa habitación significaba darse a conocer y no sentía estar listo para eso, no se sentía bien, no sentía nada y a la vez sentía todo. Y todo dentro de sí se encontraba consumiéndolo como el fuego consumía las cosas que tocaba. Jimin estaba marcado, roto y se encontraba hundiéndose, y aunque no lo quisiera y no estuviera listo, tenía que hacer frente y comenzar a buscar pegamento para volver a unir sus piezas y dejar ir cosas, peso, para poder volver a la superficie.
Finalmente, caminó fuera de la habitación en dirección al ascensor. Suspiró. Tenía que hacerlo o sino comenzarían a preguntar, y si había algo para lo que definitivamente no se encontraba listo, era para responder preguntas.
Una vez que estuvieron frente a las puertas de la habitación que él compartía junto a Taehyung, sintió una opresión en el pecho y toda la valentía que había tenido hace un minuto desapareció. No estaba listo. Quería salir de ahí, quería llorar, quería correr lejos de ese lugar, quería ir al cementerio que nunca le permitieron pisar y que nunca le dijeron, quería sufrir porque necesitaba hacerlo.
Frenó la mano de la enfermera Shin que estaba a punto de abrir la puerta. No podía entrar ahí, al menos no ahora.
—Y-yo no...
—Jimin —lo llamó la enfermera, interrumpiéndolo. El pelinaranja la miró, asustado, pensando en la posibilidad de correr fuera del hotel y cuánto tiempo se demorarían en atraparlo—. Sé que es difícil y que quizá conmigo no te sientas tan a gusto, pero quiero que sepas que hago todo lo que está en mi poder para ayudarte.
El pelinaranja asintió agradecido por las palabras que la castaña le había dirigido aunque por pocas e insignificantes para alguna otra persona fueran, a él le habían calado hondo.
La puerta se abrió delante de ellos, dejándolos pasmados en su sitio. Un Namjoon se asomó, preocupado. Cuando la enfermera le había enviado un mensaje de texto diciendo que entrarían a la habitación en menos de un minuto y no lo habían hecho, se había preocupado y pensado lo peor, pero ahora que estaba frente a su amigo y aunque le viera cansado, en sus ojos se encontraba un brillo diferente al que tuvieron cuando le había encontrado llorando desconsoladamente pidiéndole ayuda.
—¿Estás bien, Jiminie? —preguntó y se hizo a un lado para dejarle pasar a la habitación.
Asintiendo, Jimin entró, mirando todo el panorama frente a él, asegurándose de no perder ni un sólo detalle. Mientras lo hacía, escuchó a Namjoon agradecerle a la enfermera Shin y decirle sobre qué se trataba su contrato y a dónde ir para firmarlo.
—¿Y los chicos? —preguntó una vez que el líder había cerrado la puerta de la habitación.
—PD-min les dio el día libre para que pudieras descansar y no te sintieras presionado por las preguntas que te iban a hacer sobre la sesión —explicó. Jimin frunció el ceño, ¿de qué sesión estaba hablando su Hyung? Namjoon, al ver la confusión en el rostro del pelinaranja, habló: —Les tuve que decir a los chicos que tuviste una sesión fotográfica y que esa era la razón por la que no te encontrabas.
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Before I fall | «Yoonmin».
FanfictionLas enfermedades mentales pueden ser peligrosas cuando no sabes cómo enfrentarlas y no tienes a nadie a tu lado. Tu mente te puede jugar malas pasadas, comienzas a desarrollar emociones extrañas y tus pensamientos te traicionan hasta el punto de hac...