23.

1.2K 189 49
                                    

Jimin se tiró en su cama y suspiró, mirando el cielo de la habitación como si en algún momento éste fuera a abrirse, aparecería un ángel, y le daría un papel que dijera que se fuera a la mierda. Rió. Estaba aburrido y apesar de tener las tan añoradas vacaciones que había querido, éstas resultaron lo peor que pudo haberle pasado desde que comenzaron el tour. Vacaciones = tiempo libre, tiempo libre = pensar, pensar = sentirse mal.

¿Y si pedía permiso para salir? Rechazó la idea. ¿A dónde iría, y con quién? Tal vez debía intentar dormir... No, apenas habían almorzado y si dormía, en la noche no podría dormir y las posibilidades de hacer algo en ese entonces serian de cinco en un millón. No, tenía que hacer algo en ese preciso momento o terminaría matándose.

Salió de su habitación y caminó lo más rápido que sus pies le permitieron en dirección a la cocina.

—¡Hyung, Hyung! —exclamó antes de apresurarse a abrir la puerta, esperando ver a Namjoon, pero la cocina estaba vacía. ¿Y a dónde se habían ido?—. ¿Hyung?

—¿Sí?

Saltó sobresaltado cuando vio una cabeza colmada de cabellos verdementa asomarse debajo de la mesa.

—¡Dios mío! ¡Hyung! ¿Qué hace ahí?

—¡Sht! —Yoon Gi mandó al pelinaranja a callar—. No grites, niño. Ven, ven —le llamó y volvió a esconderse debajo de la mesa, haciendo que el mantel le sirviera como tapadera.

—¿Qué está pasando? —preguntó Jimin, asegurándose de hacerlo con un susurro.

—Hay un intruso en la casa.

Las alarmas comenzaron a prenderse en la cabeza de Jimin. No podía estar pasando eso, ¿como había entrado? Comenzaba a sentirse ansioso y palmeó sus bolsillos en busca de su celular, pero no le encontró. Maldita sea, lo había dejado en la habitación.

—¿Q-qué...? ¡D-deberíamos llamar a la policía!

—Que guardes silencio, Jimin. Y no, no podemos llamar a la policía.

Murmuró el verdementa provocando que los pelos de la nuca de Jimin se erizaran con miedo. ¿Y si les robaban? O peor, ¿y si los mataban? ¿Y si los violaban? ¿Y si los vendían a gente mala como prostitutos?

—¿C-cómo que no podemos llamar a la policía? —comenzó a alterarse. ¡Él no quería morir!—. ¿Y si tratan de matarnos, Hyung? ¡Necesitamos refuerzos! ¡Y un arma! ¿Qué haremos sin un arma?

El verdementa se apresuró en tapar la boca de Jimin. Lo último que necesitaba es que el pelinaranja hiciera ruido, y se diera exactamente dónde se encontraban escondidos.

—Que guardes silencio, Jimin —siseó—. Y no te preocupes que nadie intentara matarnos, será al revés.

—¡¿Q-qué?!

El pelinaranja boqueó por aire en un intento desesperado para que sus pulmones no ardieran, todo su pecho ardía y lo sentía como si estuvieran haciendo presión en él. Lo que faltaba, ¡estaba teniendo un ataque de pánico!

Sólo entonces notó el gigantesco cuchillo carnicero en una de las manos del blanquecino. ¿Estaba hablando en serio? Dios mío, eso no ayudaba, no ayudaba en nada.

Comenzó a inhalar y exhalar lo más relajadamente que podía. No podía alterarse en una situación así, no podía... No debía, lo había practicado miles de veces junto a su doctor, tenía que intentar hasta lograrlo.

—H-Hyung... —titubeó al hablar. Las palabras no salían, ¿cómo le diría que necesitaba su ayuda?

—Sht —volvió chistar, callando cualquier ruido que pudiera siquiera hacer el menor—. ¿Lo escuchas? Volvió a entrar a la cocina...

Before I fall | «Yoonmin».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora