Melissa suspiró y continuó esperando a que el tren llegara para poder ir hacia Seúl, y descansar. Todo su cuerpo dolía, estaba agotada y necesitaba dormir, no sabía cuántas horas viajó en avión para ahora tener que viajar en tren.
Fantástico, pensó. Cómo pudo haber sido tan tonta y no confirmar el lugar al que debía llegar. Le dio una patada imaginaria al aire al darse cuenta que ni siquiera tenía idea de dónde ni cómo había sacado Busan. Es mi culpa, se dijo, recordando de pronto que ella había pedido información sobre los chicos y lo único que alcanzó a escuchar fue sobre Busan.
Miró a su alrededor y comenzó a sentir como un sentimiento de felicidad la llenaba al verse rodeada de coreanos, había pasado tanto tiempo desde que estuvo en Corea. Sonrió nostálgica.
Vio el tren se acercarse y caminó hacia la plataforma para poder subirse. Al estar dentro, buscó algún asiento disponible, pero no había ninguno, ¿era una broma? ¿Ahora tendría que irse parada sin saber cuántas horas? Bufó molesta y siguió caminando hasta que encontró uno disponible, casi celebrando se sentó, saludando con una leve reverencia. Suspirando, miró a su alrededor y se sorprendió cuando la persona a su lado era el mismo tipo que compró el boleto antes que ella; sin darle mucha importancia, conectó sus audífonos a su celular para relajarse y poder dormir, pero la canción que salió con la reproducción aleatoria en vez de ayudarla, la despertaba y motivaba más.
Hizo una pequeña pataleta imaginariamente y se dedicó a fijarse en el chico a su lado, el tal Kang. Tenía un muy lindo perfil y el cabello negro le caía por un lado de su frente, miró más abajo, el celular que sostenía entre sus manos y con la curiosidad apoderándose de su cuerpo se acomodó en su asiento para poder ver qué estaba viendo tan concentrado aquel tipo.
Se enderezó en su asiento con sorpresa, ¿había visto bien? Volvió a inclinarse y reprimió la tos inesperada que había llegado al trapicarse con su propia saliva al darse cuenta de que sí, había visto bien. Era una entrevista de los chicos. Debe ser un fan, pensó, y volvió a mirar la cara del tipo, pero su rostro serio y el ceño fruncido le hacían dudar y descartar la idea.
Un pensamiento fugaz vino a su cabeza. «Pregúntale». No perdía nada con hacerlo, podía preguntarle y si en verdad era un fan, podría conseguirle algún saludo o algo, tampoco podía ser tan mala persona. ¿Qué le digo?, pensó. "¡Hola! ¿Así que te gusta BTS? ¡A mí también!". Descartó aquello con una mueca de desagrado, era demasiado, incluso para ella. Podría preguntarle cualquier cosa y así iniciar conversación hasta llegar al tema de los chicos, hasta si le preguntaba sobre el clima o la hora servía.
Se quitó los audífonos mientras se sentaba bien y tocó levemente el hombro de él.
-Hola... Disculpa, pero... -titubeó. Maldita sea, ¿qué le diría ahora?-. ¿Sabes cuánto se demora el tren en llegar a Seúl? -perfecto, es lo único que Melissa pensó, que mejor que iniciar una conversación con eso, soy una maestra.
-No -respondió el chico sin despegar la mirada de su celular, concentrado en lo que veía.
"No", lo imitó burlesca la morena en su mente. Asiáticos, pensó.
-Gracia de todas maneras -murmuró.
-¿Por qué están tan cerca? -escuchó al chico mascullar entre dientes para sí mismo mientras su entrecejo se fruncía aún más, sin darse cuenta que la morena lo había escuchado.
-¿Quiénes están cerca? -también masculló, tratando de ver lo que él tan concentrado y molesto veía. Y era ni más ni menos que el famoso video que comenzó todo.
Ese vídeo lo había visto junto con Ariel para buscar momentos en los que Yoon Gi estuviera muy junto de Jimin y viceversa, y la única escena que encontraron la estaba mirando justamente aquel tipo. Estaban los siete chicos alrededor de una mesa, y Yoon Gi y Jimin estaban sentados juntos, leyendo unos mensajes en unos pequeños papeles.
Mostraba cómo Jimin se enganchaba del brazo de Yoon Gi, provocando que ambos se miraran juguetona mente.
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Before I fall | «Yoonmin».
FanfictionLas enfermedades mentales pueden ser peligrosas cuando no sabes cómo enfrentarlas y no tienes a nadie a tu lado. Tu mente te puede jugar malas pasadas, comienzas a desarrollar emociones extrañas y tus pensamientos te traicionan hasta el punto de hac...