Mi odioso compañero de piso [JIKOOK] [EDITADO]

Capítulo: 37

[JUNGKOOK]

Aquel rubio se encontraba bastante apartado, en un sofá, en una esquina de la sala, mientras muchas miradas se dirigían a él, quizás de lo guapo que era o de lo extraño, pero nadie se le acercaba.

Yo di unos pasos, con el objetivo de ir hacia él, pero una mano en mi hombro me detuvo.

—Sé lo que estás pensando y no— dijo JiMin, frunciendo el entrecejo. Yo suspiré, ni que fuese a coquetear con ese chico.

—Vamos JiMinie, quiero que Suga se distraiga con alguien— dije haciendo puchero.

—Entonces vamos nosotros a hablar con él— propuso y yo negué.

—Se sentiría peor si vamos nosotros a hablarle por lastima—

—¿Pero no es eso lo que sentimos? —

Yo lo miré molesto por unos segundos, ya que, YoonGi, dejando de lado su podrido ser, nos había ayudado, y ahora yo debía devolverle el favor, debía ayudarlo.

—Bien, bien— se rindió bajo mi molesta mirada —Unos minutos, si no lo consigues, que tú hermano se joda, no te quiero lejos de mi mucho tiempo—

Yo le sonreí y él beso mi frente.

Tomé una botella de licor, y otra de jugo de naranja, para mí, y esquivando a varias personas, caminé hasta aquel chico teñido, que se mantenía observando fijamente la pantalla de su móvil, como si estuviese observando lo más interesante del mundo.

Odiaba socializar, pero se me era muy fácil mentir y manipular, y si la cosa iba bien estaría hablando con mi futuro cuñado... voy muy rápido nuevamente.

Debía pensar en cómo hablarle no podía llegar y decirle, mira aquel solo y deprimido es mi hermano ve y háblale porque tú también estás solo.

Lo observé mientras le daba unos tragos a mi jugo, y me fijé en el teléfono del rubio. ¿Si quieres conocer a alguien mira en su teléfono? Me encaminé hacia atrás de los sofás y observé lo que ese chico observaba... videos de gatitos.

Yo palmeé mi cara sonoramente.

—Parece muy interesante ¿no? — comenté apoyándome en el respaldo del sofá, sobresaltando al rubio, que inmediatamente bloqueó su teléfono.

—¿No te han enseñado a no fisgonear en los teléfonos ajenos? — preguntó con molestia, pero yo sólo me encogí mis hombros.

—No sé, ¿si tú andas mostrando tu teléfono, así como a una bandera en carnaval, como no verlo? — solté sarcástico.

—¿Que dices? si tú te paraste ahí para fisgonear— se quejó histérico.

Que rápido se enoja ese chico, no pude evitar reírme.

—Oye que bromeo— solté —Sólo quería ver lo que atraía tú atención más que esta fiesta— comenté tratando de sonar simpático.

—Es aburrida— dijo volviendo a desbloquear su teléfono e ignorándome.

Yo volví a acercarme a ver que veía, y él volteó a verme, molesto, causando nuevamente mi risa.

—Déjame en paz—

—¿Conoces al anfitrión de la fiesta? — pregunté ignorándolo, y él se encogió de hombros —¿Cómo acabaste en esta fiesta entonces?... no, más bien ¿cómo acabaste aplastando tu culo en un sofá durante toda la fiesta? —

—Vine con unos amigos, bueno me obligaron a venir, y poniendo un pie en el lugar se fueron por ahí a coger con desconocidos— bufó.

Yo nuevamente reí, lo hicieron venir obligado y lo abandonaron, esa historia me suena familiar.