Capítulo: 27

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[JIMIN]

Abrí mis ojos al notar que no podía moverme, bajé mi mirada, encontrándome a un tranquilo y adorable JungKookie abrazado a mí, mientras dormía.

Sonreí bobamente al recordar lo que confesó horas atrás.

—No sabes cómo interactuar conmigo porque temes enamorarte de mí— murmuré para mí mismo, observando detalladamente su rostro mientras dormía como un bebé.

Luego de observarlo lo suficiente, decidí despertarlo.

—JungKook, JungKookie, Kook, Kookie, Kukencio, Kuko...— lo llamé moviéndolo, intentando despertarlo, pero no despertaba con nada, tenía el sueño demasiado pesado —Conejito, Cookie, galletita, galletoso, galleton—

—¿Tienes alguno más acaso? — preguntó molesto. —Odio que me despierten Jimeno, shhh—

—Vamos conejito, arriba, hay que irnos— dije.

—Es sábado— se quejó haciendo un muy lindo puchero.

—Lo sé, pero hay que irnos, si nos levantamos después de mis padres, comenzaran a entretenernos para que nos vayamos. Dormirás en tu cama cuando regresamos—

Cuando nuevamente se iba a quejar, levanté su rostro hacia el mío y lo besé suavemente.

—Arriba, bebé— susurré cuando rompí el beso.

Salí a preparar el desayuno mientras que Kookie se cambiaba en la habitación. Luego de que desayunáramos, dejé una nota a mis padres, avisando de que ya nos fuimos, y a continuación así hicimos.

.

Luego de un largo viaje de regreso, llegamos a nuestro piso, donde JungKook que se encaminaba a su habitación repentinamente volteó hacia mí.

—Ji-JiMin— llamó avergonzado.

—¿Qué sucede, bebé? — pregunté curioso, acercándomele.

—Acu-acuéstate conmigo— balbuceó y yo le sonreí enternecido.

—¿Quieres suave o que te dé duro? — pregunté burlón y el me miró feo —Bromeo, bromeo— dije agarrando su mano y comenzamos a caminar hacía su habitación, en donde nos recostamos en su cama.

Sólo pude sonreír enternecido, al momento que el moreno se abrazó a mí, escondiendo su cabeza en mi pecho.

—Kookie— llamé.

—¿Uh? — pronunció muy somnoliento.

—Te quiero— murmuré.

JungKookie que pareció no escuchar lo que dije por lo que levantó levemente su cabeza para verme a los ojos.

—¿Qué dijiste? — balbuceó mirándome con esos grandes y negros ojos curiosos, pero yo negué con la cabeza.

—No importa, bebé— dije y él sin más volvió a abrazarse a mí, para dormir.

.

Ya habían pasado varios meses, y se acercaba el tan amado y esperado, fin de curso.

Mi relación con JungKook era tranquila, el moreno había dejado de comportarse irritable, al contrario, conmigo era bastante... obediente. No importase cuanto lo molestase de alguna inexplicable manera él no se enojaba, al contrario, porque no me divertía el enojado terminaba siendo yo, o más bien fingía estarlo, porque era imposible enojarme teniendo a mi bebé dejándome darle besos o abrazarlo, o dormir juntitos, era como un gatito al que sólo quería mimar a todo momento.

Mi odioso compañero de piso [JIKOOK] [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora