Capítulo: 35

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[JUNGKOOK]

Una sonrisa, un inglés fluido, una buena vida social, un brillante futuro. No había nada más que viesen los otros en mí.

Luego de un día de trabajo, llegué a mi piso, en ese hotel tan lujoso, y una vez cerrada la puerta, suspiré.

—Ya lo he superado— murmuré con anhelo caminando hacia el televisor y comencé a ver un programa —Waaaahh ¿a quién engaño? — lloriqueé tirándome al suelo —Lo extraño~ lo extraño~— chillé —¿por qué el amor no es para mí? — sollocé rodando por el piso.

Llamé por teléfono, a servicio a la habitación, y al cabo de un rato, llegó una camarera con lo que pedí, un montón de postres dulces en un carrito. Luego de que se fuese, yo comencé a comer todas esas porquerías, con mi llanto diario, mientras miraba alguna película de terror.

— ¡No se vale! Incluso en las películas de terror hay romance— lloriqueé al ver como los protagonistas se salvaban y terminaban juntos —¿Porque a mi alrededor todos son felices? ¡Si yo soy infeliz, todos deberían ser infelices! — exclamé pateando los cojines del sofá.

Qué vida de mierda.

Y mientras me recostaba en el sofá, sin ganas de vivir, comencé a ver una la saga Crepúsculo. Si iba a sufrir por amor, lo haría a lo grande.

—Incluso su amor imposible es más posible que el mío— sollocé.

Luego de una larga maratón de Crepúsculo con un hermoso final feliz, comencé a imaginar si yo hubiese tenido un final feliz con JiMin y nos hubiésemos casado y tenido algunos pequeños enanitos y... otra vez me puse a llorar.

Saqué de mi bolsillo unas galletas en una bolsa plástica, eran galletas que tenían marihuana, estas ayudaban para mi estrés y ansiedad diaria, que tenía por no tener a mi JiMin cerca.

La marihuana, se la había comprado a unos vagos en un callejón hacia unos días, con ella hice las galletas, también les había comprado un pequeño cartoncito, que según ellos esa LSD, pero ese aun no lo tocaba.

Le di una mordida a una de esas galletas, y un rato después comencé a sentirme tranquilo y relajado, lo que necesitaba, ya no había corazón roto, ni pensamientos negativos innecesarios.

.

—Otro día más— solté sin emoción mientras regresaba del gimnasio, últimamente estaba comiendo demasiadas porquerías, por lo que decidí regresar al ejercicio.

Una vez en mi piso, me duché y luego de vestirme regresé a la sala, donde cuando iba a agarrar una de mis galletas, vi el cartoncito que eso estúpidos me habían vendidos, y sin pensarlo mucho, lo metí debajo de mi lengua, y me fui a ver alguna película.

Un largo rato había pasado, ya hasta olvidándome de la existencia de LSD en mi boca, de pronto, curioso comencé a ver con mi vista periférica, como las paredes laterales cambiaban constantemente de animados colores, yo volteé hacia ellas en shock, pero repentinamente mi atención fue dirigida hacia como unas frutas escapaban de un retrato.

Yo me levanté del sofá, y caminé hacia esas frutas, mientras de a poco una estúpida risa escapaba de mí, cuando acerqué mi mano hacia esas frutas, estas escaparon de mí y comenzaron a escapar.

Yo corrí detrás de ellas, pero no las alcanzarlas y de pronto sentí una divertida canción sonar, mientras notas de música aparecían por la puerta, por lo que comencé a dar saltitos, mientras bajó esa música, los muebles bailaban conmigo y abrí la puerta y allí lo vi al de cabellos naranja que hacía semanas no veía.

Mi odioso compañero de piso [JIKOOK] [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora