Capítulo: 21

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[JUNGKOOK]

Ya hacía unos días que habíamos regresado de Noruega y la cosa iba... normal.

—Ya salté— solté histérico, ya que, me encontraba desvistiéndome, a punto de tomar una ducha y JiMin...

—Oh vamos, tomemos otra, juntitos— dijo de manera divertida, para luego relamer deleitosamente sus labios.

—Y-ya, vete— dije echándolo inmediatamente, y luego que lo oí chasquear la lengua, se fue.

Yo suspiré mientras me recargaba contra la fría pared.

Insistente, agobiante, irritante, tantas cosas podían describir a ese enano, y es que desde que regresamos de Noruega, no me dejaba en paz. Por la noche debía poner seguro a la puerta de mi habitación, y siempre debía cuidar de que no estuviese a mi espalda.

Me duché, me vestí y salí rápidamente, ya que nunca sabía si JiMin iba a regresar. Me dirigí a la sala y vi al ahora, castaño, recostado en el sofá.

—Kookie— llamó sonriente, mientras se sentaba y palmeaba a su lado para que me sentara. Yo algo dudoso caminé hasta él y me senté —Que obediente estas, JungKuko— dijo, mientras que rodeaba mi cintura con su brazo y me apegaba a él.

—Otra vez con lo de siempre— me quejé intentando separarme, pero no me lo permitió —Suéltame—

—Besos, besos— dijo mientras volteaba su rostro y me dejaba su mejilla.

—¿Otra vez?, ya te dije que controlaras las hormonas—

—No— sentí como presionaba el abrazo, cada vez más, por lo que suspiré y me dirigí a su rostro.

Y es que darle besos ya era algo dentro de lo normal, a cada segundo me presionaba para que le diera. Entonces besé varias veces, con delicadeza su suave piel hasta que estuviese satisfecho.

En ese momento su teléfono comenzó a sonar y atendió liberándome de su agarré. Noté que mientras la charla se extendía, la cara de JiMin pasaba a una de horror. Al colgar, quise preguntarle que ocurría, pero él sólo me observó inexpresivo antes de irse prácticamente corriendo.

Me dice que debo contrale todo... ¿pero él a mí?

.

Llevaba casi dos días sin ver a JiMin, desde que se fue el otro día, no había regresado y yo ya estaba obviamente inquieto.

Me encontraba en la cocina tomando chocolatito caliente... en pleno verano, cuando sentí que abrían la puerta. Me levanté apresuradamente sabiendo que era JiMin, y me encaminé con obvio desinterés hacia él.

Lo vi pálido, ojeroso, cansado y sus ojos estaban hinchados, me moría por preguntarle que le pasaba, pero ¿y si me rechazaba?, ¿si me decía que no me importa?, ¿si me manda a cagar?

Él fue quien me propuso que dijese lo que me ocurriese, pero él... él no me dice nada, aunque obviamente no es que me fuese a quedar así, sin información.

Observé su teléfono, estaba a su lado, en el apoyabrazos del sofá, mientras que él revisaba y guardaba unos papeles en su mochila. Y cuando me acerqué aún más a él, para intentar agarrar su teléfono, fue cuando lo vi llorar.

Mi corazón se oprimió y dolió, no quería verlo así, mientras que esa gran cantidad de lágrimas salían por sus ojos, pero no me atrevía simplemente preguntarle, él al no decirme que le pasaba había trazado una línea que yo no podía cruzar... y era doloroso el no hacerlo.

—¡Oye! — lo llamé fingiendo enojo —Vete a llorar a otro lado, tus lagrimas ensucian mi piso— dijo con desagrado y repugnancia.

—¡¿Qué demonios te pasa?! ¡Siempre es lo mismo contigo, das asco! ¡Me ves mal y sólo te comportas como un cretino, lo único que veo en ti es a una basura, eres igual a tu padre! — exclamó y se encerró en el baño tras un portazo.

Mi odioso compañero de piso [JIKOOK] [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora