Capítulo: 9

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[JUNGKOOK]

Sentía que mi cuerpo ardía, y me era difícil respirar, lo cual provocó que comenzara a acelerar mi respiración.

—Tu temperatura volvió a subir— dijo JiMin con su mano en mi frente.

—Está bien, no es nada— dije en un suspiro.

La sanguijuela se levantó de la cama, y vi cómo se alejaba con mi vista cada vez más borrosa.

—Espera— balbuceé estirando mi mano.

A mi mente vinieron cientos de veces que estuve toda la noche, solo y enfermo. Alucinaba, ardía, todo dolía, pero lo que era realmente insoportable era la soledad.

No quería volver a estar solo.

Fueron unos momentos de esa fea sensación, hasta que sentí una mano sujetar la mía y la apreté.

—¿Kook? — sentí la voz de JiMin.

Todo a mí alrededor estaba borroso, ni siquiera podía ver el rostro de JiMin, todo me daba vueltas.

—No me dejes solo— pedí con desespero. No me importaba que fuese a pensar o decir JiMin, ni como se burlaría, pero yo simplemente no quería estar solo.

—Aquí estoy— me respondió mientras apoyaba un pañuelo húmedo en mi frente.

Él se recostó a mi lado y no tarde en abrazarme a él, sentía que en cualquier momento se levantaría y se iría, pero él comenzó a acariciar mi cabello.

—Está bien Kook, no te voy a dejar solo— murmuraba tranquilizándome.

—Gracias—

Fue lo último que dije antes de caer dormido.

.

Abrí mis ojos con cansancio, sentí que abrazaba algo, pero no me importaba, estaba muy cómodo.

—JungKook— sentí la voz de JiMin.

—Cinco minutos más— pedí abrazando más fuerte.

—JungKook— volví a sentir su voz, y chasqueé mi lengua, mientras me recargaba en mi codo.

—No te enojes ¿sí?, pero yo trabajo— solté un bufido, y holgazanamente volví a acostarme, abrazándome de él.

No estaba pensando mucho, simplemente estaba cómodo, y por eso quería quedarme así. No se necesita tener mucha lógica para entenderlo, así que cállate Jimeno.

Oí como él suspiraba cansadamente porque no lo soltaba.

—Eres como un jodido niño— se quejó.

—Calla, quiero dormir— me quejé abrazándolo más fuerte, y él otra vez suspiró.

—Que yo trabajo—

—¿Y? Deja ese trabajo, te pagaré el doble para que seas mi almohada—

De la nada, sentí como las manos de ese bastardo recorrían mi cuerpo, yo comencé a retorcerme y a reír.

—No me hagas cosquillas— chillé entre risas.

Jimeno aprovechó para escapar de la cama, y yo comencé a perseguirlo, enojado.

—¡Deja de correr, Jimeno! — exclamé, y él volteó verme con una cara... indescriptible.

—¿Nuevo apodo? — preguntó entre confuso y ofendido, y yo sólo comencé a reír por su expresión.

Mi odioso compañero de piso [JIKOOK] [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora