Mi más grande sueño se volvió realidad, conocí a Alan Rickman pero hay un problema, a pesar de la creencia popular él no es para nada amable, al menos no conmigo, ni siquiera me dirige la palabra. Haré lo imposible con tal que me hable.
Vaya sorpresa al llegar a la dirección marcada, era el domicilio de Alan, él mismo salió a recibirme y aún sin decir nada me llevó hasta el comedor dónde la comida se encontraba servida. Nos sirvió una enorme copa de vino y aunque al principio tenía su habitual cara de desagrado, al final terminó relajándose, sin embargo seguía sin hablarme, comimos en silencio y al finalizar puso un poco de música. Me resigne a su mutismo y me limité a disfrutar de nuestra velada romántica con él hombre de mis sueños.
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