Dia 362

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Escuche voces a mi alrededor y sentí a alguien sujetando mi mano pero no podía abrir los ojos.

Había mucho frío en la habitación y tenía agujas en los brazos.

-Es increíble lo que hizo en su estado, vaya que ponerse a correr después de tener una cesárea.- Reprochó el doctor.

Apretaron mi mano.

-Estaba preocupada por mí

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-Estaba preocupada por mí.-

-No es excusa, tiene que pensar primero en su salud y luego en todo lo demás.-

-No la conoces, a veces puede ser muy impulsiva pero sin malas intenciones.-

-Eres muy afortunado Rickman, no la dejes ir.-

-Ya es tarde para eso. Debe de odiarme.

-Pues por lo que me contaste no lo creo, solo tienen que hablar con la verdad, debes decirle las cosas como son y dejarla que tome sus propias decisiones.-

Comencé a moverme.

-Esta despertando, los dejo solos.-

-Te debo una Mark.- Cerraron la puerta.

Al fin logré abrir los ojos pero todo se veía borroso, Alan se veía demacrado y con cables colgando, el pelo lo tenía más cenizo que lo normal y hubiera jurado que habían más arrugas en su rostro que la última vez que lo vi

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Al fin logré abrir los ojos pero todo se veía borroso, Alan se veía demacrado y con cables colgando, el pelo lo tenía más cenizo que lo normal y hubiera jurado que habían más arrugas en su rostro que la última vez que lo vi.

-Alan.- Mi voz sonó rasposa.

-Ten.- Me ayudó a tomar agua.

-Emma me dijo la verdad.-

No respondió.

-Nunca te mejoraste, sólo dejaste de tratar.-

Siguió sin hablar.

-Lo sabes desde aquel día que te sangró la nariz y no me dejaban entrar a verte.-

Silencio.

-Pero decidiste callarte porque yo estaba embarazada, por eso estabas discutiendo con el doctor ese día.-

Silencio.

-Por eso estabas raro el día de tu cumpleaños y por eso volviste a fumar, ya que sentido tiene cuidar tus pulmones.- Terminé en un susurro.

Silencio.

-Hablame.- Supliqué

Una lágrima se resbaló por su mejilla

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Una lágrima se resbaló por su mejilla. Sujeto fuertemente mi mano y se arrodilló.

-Tienes toda una vida llena de posibilidades, no quiero que te la pierdas por mi culpa, los niños y tu no tienen porque lidiar con todo esto. No es justo para ustedes.-

Le mostré mi dedo anular.

-Dejame escoger lo que es mejor para mí y los bebés.-

-Te pusiste el anillo otra vez.- Se emocionó

-¿Por qué dejaste que pensará que me engañabas?-

-Era más fácil así.-

-¿Y cuando te murieras no creiste que me daría cuenta que mentiste?-

Se encogió de hombros.

-Tenia la esperanza que para ese entonces yo ya no significaría nada para ti.-

-Eres el padre mis hijos Alan y por mas problemas que tengamos eso nunca va a cambiar.-

-¿Me perdonas?-

-Con una condición

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-Con una condición.-

-La que quieras.-

-Que nos casemos en cuanto salgamos de este maldito hospital.- Dije seriamente.

- Dije seriamente

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HABLEME MR. RICKMANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora