Día 344*

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-¿Cómo estás?-

-Siento que me hubieran partido en dos.-

-Pediré que te suban los analgésicos.- Me levanté.

-No -me detuvo- tengo que alimentar a los bebés y no puedo darles pecho si estoy rellena de medicamentos. -

-Pero te duele, pueden darles fórmula en lo que te recuperas.-

Bufó ofendida.

-Mis hijos no tienen la necesidad de tomar biberón, para eso tienen a su madre.-

Su cara se contrajo de dolor, corrí a su lado.

-¿Qué tienes?- Limpié el sudor que se había formado en su frente.

-Son los puntos de la cirugía, cuando me muevo bruscamente o me exalto corren el riesgo de abrirse.-Explicó.

-Amor no puedes estar así, acepta la medicina.- supliqué

Negó

-Lo que necesito es a mis hijos sanos y estables para poder irnos a casa. Eso es todo lo que quiero.-

Traté de sonreirle despreocupado.

-Descansa, ya has hecho demasiado por hoy, me quedaré por si necesitas algo

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-Descansa, ya has hecho demasiado por hoy, me quedaré por si necesitas algo.- Besé su coronilla.

La observé preocupado mientras dormía, de vez en cuando se quejaba entre sueños partiéndome el corazón,  nunca la había sentido así, la tenía cerca físicamente pero en su mirada había una muralla que me alejaba.

-Si te digo la verdad te perderé para siempre pero si me callo te estaré traicionando.- Susurre aterrado

- Susurre aterrado

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HABLEME MR. RICKMANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora