Día 377 (en el altar)

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-¿Desean leer sus votos?- Pregunto el juez.

Asentimos al mismo tiempo.

Giré para quedar frente a frente con Alan y comencé a decir las palabras que desde hace tiempo salieron de mi corazón.

-Aún no terminó de asombrarme cuanto puedo llegar a quererte, todos los días me maravillo por tenerte en mi vida y te amo más de lo que pueda llegar a expresar. Y aunque nuestro porvenir no sea el que esperaba no lo cambiaría por nada, tuvimos dos hermosos hijos y me hiciste la persona más feliz del mundo. Prometo serte leal y no apartarme de tu lado aún en los días más difíciles y dolorosos, te tomo como esposo a sabiendas de lo que eso implica, nunca te dejaré porque te amo.-

Fue el turno de él

-Nuestras primeras interacciones no fueron las mejores, me comporté como un imbécil y me disculpo finalmente pero es que desde que te vi aquella vez en el ensayo sentí algo que no puedo explicar, como si todo las decisiones en mi vida se hubieran resumido a ese momento, te vi y sentí miedo porque me di cuenta que eras tú por quien había estado esperando, eres tu con quien voy a pasar el resto de mis días, con quien formé está hermosa familia y con quien estoy haciendo todo lo correcto. Prometo estar para ti siempre aún cuando no puedas sentirme y siempre te cuidaré aún cuando no me puedas ver. Te amo.

-Por el poder que me concede el estado los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.-

Sellamos el trato con un beso salado en los labios.

Sellamos el trato con un beso salado en los labios

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