Epílogo (Parte 1)

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(Seis años después).

Bostecé con ganas sintiendo que la comisura de mis labios se estiraban al máximo. Me costaba trabajo concentrarme luego de no haber dormido en las ultimas veintidós horas. Sentía mis parpados pesados, el cuerpo agarrotado, dolor en la columna y unas irrefrenables ganas de apoyar la cabeza sobre el escritorio para dormir.

Pero no podía. Aún me faltaba dar una última revisión a mi tesis. Cuando terminara con eso, terminaría también con el trabajo. Pero luego tendría que preparar la presentación para exponer y defender mi tesis.

De tan solo pensarlo ya me estresaba, más de lo que ya estaba.

Me encontraba en la biblioteca de la universidad de Kingston, la cual se encontraba en Londres. Hace ya cinco años me había mudado a la capital con Lucas, pero él ya había terminado sus estudios.

A pesar de que él no necesitaba educarse, pues sus conocimientos Kachinas eran superiores a los humanos, Lucas había decidido que mantendría una vida «humana» hasta que nos aburriésemos, lo cual no había sucedido. Sin embargo los primeros años fueron difíciles porque nos veíamos muy poco. Él había entrado a Oxford mientras yo aun terminaba el último año de escuela y tan solo nos veíamos los fines de semana. A pesar de ser un Kachina no le daba el tiempo.

Cuando me mudé a Londres con él nos veíamos, pero bien tarde cuando estábamos tan agotados que nos quedamos dormidos inmediatamente o nos quedábamos pegados viendo televisión. Incluso había ocasiones en que tan solo nos saludábamos y debíamos volver a nuestros estudios y lecturas.

Sí, no todo había sido como lo soñamos, pero ya estaba terminando. Al fin.

Lucas ahora tenía un trabajo envidiable en la bolsa de Londres. Tenía un puesto privilegiado y sus colegas lo adoraban, además de envidiar su capacidad de predicción, eficacia e inteligencia.

Mi madre, por supuesto, estaba más que orgullosa de él. También de mi por haber «pescado» tremendo partido. Mi padre ya lo trataba como otro hijo, se había ganado su respeto y aprobación. Y Dave, bueno él siempre tuvo una relación difícil con Lucas pero ahora los papeles se habían invertido. Era Lucas quien debió aprobar la relación de mi hermano con Simone, quien vio con recelo aquel noviazgo en sus inicios. Sin embargo, su apreciación mutó cuando se dio cuenta que aquella relación iba en serio. Bueno, hasta a mi me costó comprenderlo. Además, a pesar de los años que habían transcurrido Simone aún no hablaba con Dave acerca de su verdadera raza, su historia y todo lo demás. Era difícil para todo nosotros esconder algo tan importante pero quizás las cosas serían mejor de ese modo. Quizás, si se tornaban más serias podrían conversar definitivamente.

–¿Por qué tan seria?

Pegué un respingo y ahogué un grito. Su aliento chocaba contra mi oreja y esparció escalofríos por mi espina dorsal. A pesar del tiempo transcurrido, él seguía ocasionando nervios en mí.

–Porque… yo… solo estaba… pensando –solté al fin.

–Estas cansada, tienes ojeras bajo tus ojos –me miró con preocupación, acunando mi rostro entre sus grandes manos.

–Lo sé –cerré los ojos y aparté mi cara, estábamos demasiado cerca y eso me desconcentraba–. Necesito revisar esto…

–No necesitas hacerlo inmediatamente ahora. Vamos a casa…

–¡No! Quiero terminarlo cuanto antes.

–Lo haré yo –apretó mi hombro, tuve que mirarlo sorprendida–. Lo revisaré yo y te dejaré mis correcciones para que lo analices luego, después de descansar y dormir.

Un novio de otro mundo #2: OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora