11.

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(Narra Lio)

Despierto y a mi lado puedo ver a Fer durmiendo. Analizo la situación, ya que estamos prácticamente entrelazados, y decido separarme con cuidado para no molestarlo.

Como todas las mañanas busco mi celular, pero para mi sorpresa no logro encontrarlo. Revuelvo el armario, mi cama, que está vacía ya que con Fer dormimos en la suya, y nada. Debo estar dormido, así que me acerco a la ventana y subo las persianas. Corro las cortinas y miro afuera. Puedo ver el campo de entrenamiento desde acá, está vacío. Me separo de la ventana y vuelvo a sentarme en el borde de la cama. Pienso unos segundos para luego decidirme por ir a desayunar, y de paso buscar mi celular. Tomo una campera que estaba tirada en el piso y me la pongo, porque acá en Rusia te morís de frío. Por último paso por al lado de Fer, lo observo unos segundos y lo beso en la frente para luego salir del cuarto sin hacer ruido.

Al llegar al restaurante del hotel me siento en una de las sillas que rodean a la gran mesa principal. Levanto la cabeza y puedo ver al Pocho mirándome, tratando de evitar lanzar una carcajada.

- Pocho. ¿Cómo andás? -suelto las palabras sin pensarlas.

- Bien. ¿Y vos? Estás con la cabeza en otro lado. ¿Qué te pasa?

- Nada... -miento y el puede notarlo, así que me mira fijamente.

- Te conozco... -hace una pausa y pone una cara de sorpresa total, pero vuelve a calmarse.- ¿Me lo decís vos? ¿O lo digo yo primero?

- No sabés que me pasa...

- Ga...

- Shhhh. -lo interrumpo y le tapo la boca con la mano.- Sí. Es él.

- Buenaas. -dice el Kun mientras se sienta y come una factura.

- Vení que te cuento todo. -susurro al Pocho.

- Pará. Primero el desayuno. -dice y empieza a comer una tostada con queso.

(Narra Fer)

Abro los ojos y enseguida siento un dolor de cabeza muy fuerte. La luz que entra por la ventana me pega en la cara. Miro hacia mis costados en busca de Lio, pero no lo encuentro. Seguro ya se despertó. Me levanto y me quedo mirando fijo al piso, hasta que logro reaccionar y camino hacia el baño. Me paro frente al espejo y miro mi cara, luego me tiro agua fría y por último me seco. Vuelvo a salir del baño y tomo una campera del armario. Doy vueltas a la habitación con mi mirada hasta centrarme en un celular que se encuentra arriba de mi cama, donde estaba durmiendo, que dice en su pantalla "llamada entrante". Sin pensarlo lo tomo y atiendo.

- Hola. -digo con voz ronca por recíen haberme despertado más la resaca.

- ¿Quién sos? -dice una voz del otro lado. Miro la pantalla y logro leer "Antonella". Miro al techo y pienso en las posibilidades de salir de esta situación.- Holaaa. ¿Me escuchás? 20 veces contadas llamé. ¿Querés ver a tus hijos o no?

- Si. -digo cortante y rápido tratando de que no reconozca mi voz.

- Bueno, te los lleva el chofer a la puerta en media hora, esperálos ahí. Chau. -corta la llamada, suelto el celular y respiro profundo.

Abro la puerta y me dirijo al restaurante a buscar a Lio. Al llegar se encuentran todos desayunando y saludo con un "hola" en general. Pregunto por Lio y todos niegan con la cabeza, así que decido ir a buscarlo por el hotel. Toco cada puerta, apurado, en busca de respuesta pero no logro conseguirla. Hasta llegar al cuarto del Pocho, del cuál antes de tocar logro escuchar algunas palabras que provienen de adentro.

"Te amo." escucho y luego una gran carcajada.
"¿Encerio pasó eso? Pero si te volvés a juntar con ese, te vas a volver más aburrido y amargo como él" dice otra voz y escucho esta vez dos risas. Me pego a la puerta en un intento de escuchar mejor, pero no oigo nada. Soy sorprendido por la puerta que al abrirse me deja en frente del Pocho mirándome fijo, y detrás de él Lio sentado en la cama, ambos riendo.

- Ehh... Justo estaba por tocar. Venía a... Nada, dejá. No los molesto más. Perdón por ser tan amargo... -no espero respuesta y salgo corriendo por los pasillos del hotel. Esta vez decido tomar las escaleras, aunque no sea buena elección ya que estoy en el piso 12. Mientras bajo intento no llorar, contengo las lágrimas en un intento de parecer feliz.

" Duele. Duele que tus amigos te traten de aburrido. Ser reservado y ser aburrido no es lo mismo. Siento que no puedo confiar ni en la persona que amo. La verdad, estoy solo. Completamente solo. Necesito ver a mis hijos. Son los únicos que me ayudan en momentos así."

Al llegar a recepción corro, ya que puedo ver el auto del cuál bajan Thiago y Mateo de la mano de su mamá. Corro tan rápido que tropiezo con la alfombra que se encuentra en frente de la puerta y... ¡pum! Me rompí la cara contra el piso. Logro pararme y estabilizarme. Paso la mano por mi cara para comprobar que todo "esté bien", tratando de ignorar el dolor fuerte que me da ganas de haberme noqueado por el golpe para no sentirlo. Noto que sale sangre de algún lugar de mi cara, podría ser mi labio partido o mi nariz.

Rápidamente paso por el restaurante donde todos voltean a verme y lanzan muchas preguntas. No les doy importancia y camino hacia la cocina, tomo un hielo y una bolsa de supermercado, como puedo me arreglo para intentar bajar la hinchazon que seguramente tiene mi cara.

Aguantando el dolor, el frío de Rusia, el frío del hielo, la bronca y la sangre que sale de mi cara, sigo para adelante. Al llegar a la puerta puedo ver a Antonella hablando con Gisela, Thiago, Mateo Messi, Mateo mi hijo y Anto mi hija. Respiro profundo y salgo en camino hacia ellas.

- Buenos días. -intento decir pero suena más como un 'nuenos ia' por culpa de mi nariz lastimada.

- ¿Qué te pasó Fernando? -dice Gisela sorprendida. Evalúo la opción de gritarle y explicarle todo pero prefiero evitar eso.

- Nada. Una caída. -en cierta forma no estoy mintiendo. Tomo en mis brazos a Anto, mi hija, y la saludo con muchos besos.

- ¿Esa no es la campera de Lio? -pregunta Antonella y me miro. Tiene razón.

- Sí. -pienso unos segundos.- Es que se fue re temprano con el Pocho y se llevo la mía. Ya sintieron el frío de Rusia y me entienden. Tuve que usar esta. -en cierta forma no estoy mintiendo de nuevo. Gisela me entrega uno de esas cosas para llevar a los bebés tipo canguros atados al pecho. Me lo pongo y subo a Anto. Con una mano agarro a Mateo, mi hijo.

- ¿Y Lio? -pregunta Antonella.

- Me mandó a buscar a todos los chicos. -miento.- Pero no sé como hacer con todos.

- Ya sé. -dice Antonella y me entrega otro de esos cosos para llevar a los bebés y me lo engancha en la espalda. Ahí pone a Mateo Messi. Con la otra mano tomo a Thiago. Cada nene tiene en su mano al bolso correspondiente de cada uno de ellos, con sus cosas. Admito que la situación es de lo más rara. Me siento un super papá o algo así.

- Dejen los bolsos en el piso. -digo y los nenes hacen caso.- Saluden a sus mamás.

"Chauuu" decimos todos al unísono viendo alejarse al auto de Lio en el cuál se van Antonella y Gisela de shopping.

Respiro hondo e intento tranquilizarme para entender la situación.

"Soy un papá para todos estos chicos, entonces vamos a pasar un día de padre e hijos."

- ¿Quién quiere pasear? -digo animádamente y todos responden con un 'tooooo' queriendo decir yo. Menos Anto que duerme. Camino hacia la habitación como puedo, acompañado de todos los nenes, mis hijos, y el señor de la puerta que trae todos los bolsos y accesorios de ellos.

"Vamos a pasar un día de padre e hijos."

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Holaa.💖
Fer es muy tierno ay lo amo❤
Me lo imaginé así en su rol de padre y que amoor.💜

Ganó Bocaa el primer partido del año💪
Gago viene destacando en los últimos cinco partidos❤
La camiseta azul alternativa es muy buenaa👌

Hasta el próximo capítulo.
Gracias por leer💖
Besos.💋

OTRA VEZ - Lionel Messi y Fernando GagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora