OTRA VEZ - Lionel Messi y Fernando Gago

31.

Bajamos las escaleras del hotel hacia el restó. Una previa tranquila dentro de todo y todos tomando. No veo a Lio por ningún lado pero sigo alerta. Caminamos a la barra y me agarro un fernet.

- Ya sabés cómo termina esto. -me frena Paulo.

- Dejáme. -digo y tomo.

Al rato se me acerca el Kun y toma algo de la barra. Me mira fijo.

- ¿Qué mirás tanto?

- Sos un boludo.

- ¿Qué te pasa a vos?

- Lo de Lio. La erraste.

- ¿Yo la erré? No te metas en mi vida.

- Y si nunca lo quisiste ¿Para qué lo boludeaste?

- ¿Quién te dijo que nunca lo quise?

- Nunca lo demostraste.

- Yo me iba a casar con él. Pero no me dejó. -suelto de golpe, estoy borracho ya, no pensé lo que dije.

En eso llega una chica y se lleva al Kun. Me quedo tomando un rato más hasta que veo a un bajito en la pista. Lio.

- Ey. ¿Todo bien? -pregunta Benedetto.- ¿Y esa cara?

- Nada Pipa. Nada.

- Dale. Te acompaño a la pista y me voy para allá. -me empuja y se va.

Quedo casi al lado de Lio y me pongo a bailar. Suena un tema de cumbia así que me hago el distraído. Noto que me mira y no le doy bola. Se corre y queda bailando mirándome entre otras personas que nos separan.

'¿Hablamos?' digo sin hablar, exagerando la pronunciación para que entienda.

Asiente y me hace señas con la cabeza para que vayamos afuera.

Una vez fuera nos quedamos quietos mirándonos.

- Mirá Lio...

- Pará. -no me deja terminar de hablar.- ¿Estás borracho? Vas a decir boludeces como la última vez, dale.

- No. Borracho digo lo que siento y lo sabés. ¿Puedo hablar? -asiente.- Nunca me arrepentiría de amarte y mucho menos de los momentos que pasamos.

- Dale...

- No me cargues. Es verdad. Mirá, yo... -saco una cajita que tenía guardada en el bolsillo.

- ¿Eh?

- Mirá, no nos podemos casar pero podemos hacer como que lo hacemos. Tomá. -abro la caja y le doy un anillito con una pelota.

- ¿Qué? ¿Para mí es eso? -ríe nervioso.

- Sí, agarralo. -lo agarra y se lo pone.

- Es muy lindo Fercha. Gracias. -me abraza.

- ¿Me perdonás?

- Sí. -nos besamos y parece eterno.

El estar juntos nos hace bien aunque sea una completa locura.

- Vamos. -dice y se dirige a volver al boliche.

- Eu. -lo freno.- Te quiero llevar a un par de lugares muy importantes para mí antes de que... Nada.

Me mira sorprendido y se sienta en un sillón alrededor de una mesa.

- Y contame. ¿Qué hacemos?

- Mirá, es sorpresa, vos seguime. Pero ya mismo vamos a tomar un vuelo para Argentina.

- Estás loco.

- Estamos locos. -reímos y corremos a la puerta.

- Ey. -aparece el Kun.

- ¿Qué querés gil? -digo y me mira mal.

- ¿Tomó mucho este? -le dice a Lio.

- No hables de mí.

- Basta. -nos calla Lio.

- ¿A dónde iban?

- ¿Qué te importa? -Lio me agarra del brazo en señal de que me calme.- Mirá. Nos vamos. No quiero responderte.

Salimos caminando hasta la avenida más cercana.

- ¿Pedimos un taxi? -pregunta.

- Y dale. ¿En qué idioma?

- No tengo idea. Encima tomé banda, no entiendo nada.

- ¿Y si volvemos?

- Chicos. -dice una voz y nos damos vuelta.- Yo sabía.

- Paulo. ¿Qué hacés acá? -pregunto.

- A ver, sos un gran amigo mío y te tenía que vigilar después de que te bajaste hasta el agua de los floreros. -ríe y le pone la mano arriba del hombro a Lionel.

- Danos una mano.

- ¿Qué pasó?

- Queremos ir al aeropuerto enseguida. -hablo y me mira sorprendido.

- Aaaa mirá vos, confirmación gassi. Ustedes me invitan al casamiento eh.

- Dale. Dejate de joder y vamos.

- ¿Cómo quieren que los lleve?

- ¿Vos hablás el idioma de este país? -pregunta Lio.

- Y sí pelotudo y vos también. Se nota que se tomaron todo los dos. Estamos en España. Hablan español.

Se nos muere de risa en la cara mientras vamos de vuelta a la joda. En ese momento me suena el celular.

- Banquenme cinco. -atiendo.- Hola.

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