Everything that I need [ z.m.] #wattys2017

33- sinceridad.

Entro a la cabaña de Zayn, pero él no está, sin embargo las luces están prendidas. Sobre la mesa de centro hay un sobre que dice mi nombre. Lo tomo entre mis manos y lo detallo, es su letra... lo primero que pienso es que me ha dejado plantada, pero al observar a mi alrededor todas las cosas están es su lugar, así que no se ha ido. Me siento en el mueble y procedo a rasgar el sello protector con delicadeza, miro de reojo y la carta es algo larga.

Para: Harmony

Princesita... te amo más de lo que imaginas, durante el tiempo que llevo contigo me he mostrado como realmente soy, sin embargo todos tenemos demonios llamados recuerdos que nos atormentan día a día y no nos dejan avanzar. Estoy emocionado porque serás mi esposa, porque podremos compartir una vida, y es lo mejor que a mí me ha pasado, pues eres todo lo que necesito, tu eres mi todo y es necesario que sepas esto sobre mi pasado... crecí con un padre alcohólico que maltrataba mi mamá, a mi hermana y a mí. Mi mejor amiga era una prima... ella siempre me motivaba a que debía salir de casa y mejorar mi futuro, pues yo tenía mucho potencial, detrás de aquel chico mecánico había un gran futuro. Pero los planes de mi padre es que yo siquiera la típica tradición... se un ebrio mecánico que nada le importa, después de una discusión él se marchó, debo ser sincero, las cosas en casa mejoraron... pero para mi prima empeoraron y yo no podía dejar que ella se hundiera en la mierda, así como ella me apoyo debía yo apoyarle... pues eso hacen los amigos. Poco a poco se hundía más y más... hasta que un día me conto lo más deplorable y grotesco que le pueden a hacer a una persona... su propio padre había estado abusando de ella... y el día que ella se negó a seguir en su asqueroso juego la golpeo como si no hubiera mañana... lastimosamente no estuve en ese momento para defenderla, pues me encontraba haciendo un curso de mecánica avanzada. Cuando llegue sus golpes habían sanado. Mi único instinto fue tomar una vieja escopeta y cargarla... estaba dispuesto a todo, le dije que se quedara... pero ella insistió en ir, le dije que no podía ver eso... ni tampoco como me perdería yo poco a poco, pero en su terquedad me siguió por más que se lo advertí. Una vez llegue ahí se encontraba ese cerdo, fumando un cigarrillo y tomando una cerveza, me acerque tanto a él como pude y puse el arma en su cabeza... pero seamos sinceros... un chico joven delgado no podía con una bestia como él, un forcejeo tras otro caímos en el piso... y después de unos minutos... un disparo se escuchó, pero lo más curioso de todo es que ninguno de los dos estaba herido. Mi corazón se paralizo y mi respiración se cortó al verla a ella en el piso... con un hilo de sangre corriendo por su frente... mi único ínsito fue correr y acunarla en mi brazos, mientras mi lagrimas corrían por mi rostro y caían sobre su pecho. Colabore con la policía... me declare culpable en porte ilegal de armas, y confesé todo lo que sabía acerca de las violaciones, pase dos años tras las rejas y uno en casa por cárcel. Si no me aceptas en tu vida... está bien lo comprenderé.

Respiro profundo... un sabor salado invade mi boca, y caigo en cuenta que son mis lágrimas. Analizo la situación un poco... por eso las terapias, la pelea... y una que otra pesadilla en la madrugadas... y su afán de protegerme. La puerta se abre con lentitud dejando ver a Zayn, quien luce cabizbajo, pero abre sus labios y dice:

— ¿dime con tu mente y espíritu si estas dispuesta a quererme, sin importar lo que haya hecho?—pregunta y mi corazón se parte en dos.

No digo nada y corro a abrazarlo, mi cabeza se apoya en su hombro, mientras que mis brazos rodean su tibia espalda. Pasa por lo menos unos minutos en que ninguno de los dos dice nada, es un silencio acogedor el que nos rodea. Nos separamos y lo miro directamente a esos ojos color avellana que tanto me hacen sentir seguridad. Ahora se ve débil... como si sintiera que lo voy a juzgar, pero jamás haría eso. He aprendido que cada quien en su propio juez y se da su propio castigo.

— Tú no hiciste nada—susurro—hiciste todo lo que pudiste y eso está bien... ella donde quiera que este sabe que tú la amabas, y mírate, eres un buen hombre, ella ha de estar orgullosa.

— He estado hundiéndome en mis pensamientos desde que paso todo eso—admite.

— Estoy aquí para ti...para lo que necesites, eres mi todo...

Las palabras no hacen falta, pues nuestros labios se unen en una lenta danza que poco a poco acelera su ritmo, hasta que llegamos a su cuarto. Me recuesto en su desnudo y tibio pecho, mientras que delineo sus pectorales. El silencio que hay es interrumpido por el cantar de unos pájaros y las risas juguetonas de los niños que en la calle juegan.

— ¿Cómo te sientes para el día de mañana?—interroga y yo sonrió, creo que llegue lejos.

— Pues... me siento feliz, y segura de lo que quiero hacer. ¿y tú?

— Ansioso. Como un niño que en navidad se acuesta, para encontrar su regalo al día siguiente—dice, y suena tan sereno.

— ¿y tus pensamientos?

— Pues... en ellos hay una pequeña niña de cabellos negros y grandes ojos azules que dice papi una y otra vez sin parar... o también puede ser un niño, que tenga tus labios... tu sonrisa—ríe y luego me mira.

— Me agrada la idea... Irina tendrá con quien jugar.

El hecho de tener un bebe nunca antes me había emocionado tanto. Cada quien decide qué hacer con su vida, y era un hecho... yo quería tener un hijo, quizás dos. Escuchar sus lloriqueos o su primera palabra. Ver esa tierna mirada que expresa miles de cosas o esos regordetes cachetes que piden a gritos ser apretados. Y la suave barriguita que con cada caricia provoca dulces carcajadas. Todo eso quería yo para mi vida, y no hay duda alguna. Zayn había sufrido una gran pérdida, y claro está que hablar de una situación como esa no es nada fácil, y más si estuviste agobiado por un par de años. Lo entendía por completo, obviamente no podía sentirlo porque no era yo quien lo había vivido, pero si lo entendía, sus pesadillas, la manera en la que me pidió un poco de tiempo para contarme lo que le había sucedido, los nervios al ver a cierta persona, y su afán de proteger y hacerme sentir feliz al mismo tiempo.