Capítulo 6.

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El verano pasado...

Era cuatro de Julio y apenas quedaban unas horas para que lanzaran los fuegos artificiales. Aquella noche, la madre de Clarice, la misma y mi familia habíamos decidido ir al club de golf al que mi padre era miembro para cenar y celebrar ese día.

Allí, mi mejor amiga planeó una fuga rápida para asistir a una fiesta que se celebraba en la playa no muy lejos de allí. Sin saber cómo, me había convencido de ir con ella. Así pues, cuando nos marchamos, nos dirigimos a una zona al sur de la ciudad, junto a la costa, en la que habían montado un escenario y en la que habían diversas barras de bar, repletas de alcohol y gente comprando una bebida.

En cuestión de segundos estábamos bailando, ignorando el seguro ridículo que estoy haciendo debido a que no se me da bien bailar. Los altavoces junto a nuestros oídos nos estaban ensordeciendo, pero no nos importaba. Nos lo estábamos pasando genial y gracias a ella estaba disfrutando del mejor cuatro de Julio vivido hasta ahora.

Fue entonces cuando le vi. Un chico guapo y muy mono que bailaba con unas amigas a pocos metros de nosotros. Al igual que yo, tampoco sabía hacerlo, pero tampoco le importaba. Al verme mirarlo me sonrió y, yo, decidí sonreírle de vuelta. Hasta que mi mejor amiga se percató de nuestro tímido coqueteo y se acercó a mi oreja para gritarme algo debido a la música alta que sonaba a nuestro lado.

– ¡Es muy guapo! ¡Y le gustas! ¡Ve con él!

– ¿¡Estás loca!? ¡Todavía no tenemos dieciocho! ¡No puedo irme con un adulto así como así!

– ¡Es verano, Tom! ¡Y somos jóvenes! ¡Carpe diem y disfruta de las oportunidades que aparecen en la vida!

Antes de poder responder, Clarice me empujó contra el muchacho, saludándolo con la mano. Éste se echó a reír y yo no pude evitar agachar la cabeza de la vergüenza, a pesar de quedarme mirándole fijamente a los ojos durante un largo rato. Finalmente, el joven se acercó a mi oído para hablarme.

– ¡Tu amiga es muy directa! ¡Yo tenía pensado mirarte un rato y, quizás, acercarme poco a poco! ¡Pero ella va y te lanza a mis brazos!

– ¡Sí! ¡Así es ella! —Respondo, riendo nervioso— ¡Supongo que por eso es mi mejor amiga! ¡Porque es la parte alocada que a mí me falta!

– ¡Soy Blake! ¡Blake Richarson!

– ¡Thomas Marshall! ¡Aunque todos me llaman Tom!

– ¿¡Sabes qué, Tom!? ¡Acabas de alegrarme el cuatro de Julio! ¡No tenía pensado venir y ahora no me arrepiento de haberlo hecho!

– ¡Yo tampoco, Blake!

Bailamos durante mucho tiempo. No recuerdo cuánto, pero Blake y yo terminamos abrazados y besándonos mientras los fuegos artificiales explotaban en el cielo. Me percaté de que Clarice estaba haciéndome señas, así que me disculpé un momento para ir hacia ella y abrazarla por la cintura. Al darle un beso en la mejilla, el chico que bailaba con ella se incomodó.

– ¿Cariño, estás bien? ¿Este chico te está molestando?

– Eh... No sabía que era tu chica, tío. Mejor me voy.

– No es mía, pero sí, es mi pareja. Así que...

El chico salió corriendo y Clarice y yo reímos a carcajadas, llamando la atención de Blake y sus amigas. Al contarles lo que hicimos, éstos también rieron.

– Gracias, Tom. Algunos no entienden que le están dando largas...

– No hay de qué. Ya sabes que siempre estaré ahí para fingir ser tu novio y así alejar a los pesados de turno.

Cartas para Romeo [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora