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Si hubiera otra forma, de seguro Yoongi la habría tomado. Pero conocía bien su trabajo, conocía los riesgos y que si quería que le respetaran tenía que ganárselo.

El muchacho se subió la capucha del buzo y se calzó bien la chaqueta de cuero, mientras levantaba la vista para enfocarla en la puerta de chapa de la casa de aquel pobre barrio. Llevó una mano inconscientemente a la parte baja de su espalda, como si quisiera controlar el hecho de que la pistola siguiera allí. Sus dedos tocaron el frío metal e inmediatamente la bilis le subió por la garganta. 

Relájate, maldita sea

Sus pies se detuvieron frente a la puerta. Levantó una mano y la golpeó con la palma abierta varias veces, con fuerza. Ésta no tardó en abrirse, y un tipo con una barba como de tres días y una remera mugrienta salió a vociferar que...

Entonces lo vio. Digo, lo vio de verdad. Lo reconoció; y se apresuró a cerrar la puerta en las narices de Yoongi que, más inteligente, ya había empujado la puerta con el pie para meterse.

-¿¡Qué estás haciendo!? -exclamó el tipo cuando el muchacho hubo puesto la traba a la puerta.

-¿Que qué estoy haciendo? -Yoongi sonrió, cínico-. ¿No me recuerdas, acaso? ¿Tengo que decirte por qué estoy aquí?

-Mira... te devolveré el dinero.

-¿Cuándo? -lo probó. El tipo no respondió-. Te he dado un jodido kilo de merca. Lo sabes, ¿verdad? -seguía sin responder-. Es bastante sencillo: dame el dinero, o devuélveme la pasta. 

-¿Ah sí? -el imbécil comenzó a reírse, y a Yoongi también le causó gracia.

Probablemente el tipo se hubiera dado cuenta que él era al menos la mitad de alto y delgado que el otro, y que físicamente no imponía demasiado. Y el hecho de estar encerrados en la casa del tipo se lo ponía aún más fácil: sólo le hacía falta agarrar al menor y golpearlo hasta dejarlo inconsciente. Si tenía suerte, matarlo.

Pero Yoongi no era estúpido.

Sacó la pistola y apuntó en la cabeza del otro, que poco a poco se quedó pálido. Retrocedió, chocó contra la puerta provocando un gran estruendo, y comenzó a temblar.

-¡Espera! ¡Espera! ¡No puedes hacerme ésto, Suga!

A él le hirvió la sangre de sólo oír el absurdo y denigrante apodo. Llevó el dedo al gatillo, y tuvo que admitir que algo muy dentro suyo sintió placer al ver al otro retorcerse del miedo.

-¿Qué sucede, papi? -una vocecita detrás del peliverde lo puso en alerta.

-¡Yuna! -exclamó otra voz, ésta de mujer.

Yoongi giró la cabeza hacia atrás, y vio sobre su hombro a una niñita de no más de tres años y a una mujer con una enorme tripa. Embarazada, sin lugar a dudas, no le quedaría mucho. Pero lo que más llamó la atención del muchacho fue que ésta tenía un ojo morado.

-Maldito hijo de puta -dijo, volviendo la vista hacia el tipo que... Se había meado encima, el cerdo-. Si te mato le haría un favor a tu familia.

-¡NO! -exclamó la mujer-. ¡P-por favor, señor! ¿Qué es lo que quiere? ¿Dinero? ¡Se lo daré, se lo prometo!

-Haz que cierre la boca...

-¡Por favor!

-¡He dicho que cierres la maldita boca! -gritó Yoongi, y pudo ver por el rabillo del ojo como la mujer se encogía-. Llévate a la niña de aquí, no soy lo suficientemente cruel como para dejarle un trauma de por vida.

Vio que la mujer parecía titubear, pero al final tomó a la niña en brazos y se marchó de la improvisada y sucia sala.

-¿Dónde lo tienes? -continuó, frívolo.

My Sweet Prince [Namjin// Yoonmin// Vhope]©Where stories live. Discover now