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Cuando Taehyung salió del hospital, envuelto en un abrigo de piel falsa (porque, Dios mío, el jamás usaría piel de un animal real), lo único que rogaba era que Jungkook pudiera salir de allí pronto porque él odiaba los hospitales.

Y sólo no quería volver a estar en un hospital nunca más.


-Así es que éste es tu horario, tu uniforme -el nuevo jefe de Hoseok dejó la ropa sobre el escritorio, frente a él.

-¡Está bien! -el castaño apretó los labios, sintiendo que su emoción había sido demasiada.

-Éste será tu pago -el tipo escribió algo en una nota y se lo mostró-. Sé que no es mucho... -comenzó, y Hoseok no lo podía creer porque realmente sí era mucho para él. Era más de lo que le pagaban en su anterior empleo-... pero confío en lo que me dijo Seokjin de ti. Y supongo que ya sabes cómo funcionan éstas cosas: responsabilidad y dedicación significa aumento. Las propinas puedes quedártelas, aunque generalmente los otros empleados que trabajan aquí la juntan y luego la reparten a partes iguales. Tú haz como quieras, por mi estará bien. ¿Preguntas?

-No, ninguna, señor.

-¿Crees que puedes comenzar a trabajar ahora? Uno de los meseros de turno trabaja muy lejos y la nieve no lo deja venir.

-Por supuesto. Yo s-sí. Trabajaré duro -Hoseok se paró de su silla e hizo una reverencia.

-Fantástico, chico. Ve al baño y luego, pues... Pide una libreta -el tipo se paró también y le dió unas palmaditas en el hombro a Hoseok, para luego dejarlo marcharse de su oficina.

Y Hoseok, él... No lo podía creer. No podía creer que tuviera tantísima suerte. ¿¡Cómo era posible que consiguiera un trabajo tan genial en un lugar tan genial, tan elegante, tan cálido!? ¡No tendría que estar usando su chaqueta todo el tiempo! Ya que no habría una puerta que se abriera y cerrara a cada segundo y dejase pasar el frío de afuera. Aigoo, era impresionante. ¡Impresionante!

Se metió en el baño y cambió sus atuendos, para luego ir a la cocina y buscar a alguien que le diera una libreta. Se sonrió a sí mismo cuando vió a Seokjin vestido de chef, cortando verduras en una enorme tabla de picar, y no pudo evitar prácticamente correr a su lado y exclamar:

-¡Gracias!

Seokjin pegó un respingo, asustado, y lo miró como si estuviera loco. Luego se calmó, le sonrió con dulzura y dejó el cuchillo a un lado.

-No hay de qué Hoseok, ¿hoy empiezas?

-Así es. ¿Algún consejo para el primer día?

-Mmm, como novato, deberías saber que lo más importante como mesero, es... -se lo pensó un segundo, risueño-. Sonreír mucho. Y, si hay niños, bromear y jugar con ellos. Los padres dejarán buenas propinas si los haces.

La puerta trasera de la cocina se abrió de golpe, y Seokjin y Hoseok miraron con sorpresa.

-¿Taehyung? -murmuró el mayor, aunque el pelimorado tenía la boca abiera como un pez y miraba directamente a Hoseok-. Tae, sabes que no puedes entrar aquí.

Sin embargo, el menor no se dió por atendido. Sonrió y caminó velozmente hacia Hoseok, para luego tomar su rostro entre sus manos y besarlo.

¿Y qué iba a hacer él? Primero estuvo muy sorprendido, casi tanto como Seokjin, pero luego sonrió y le correspondió el beso porque... Se habían acostado varias veces ya, ¿acaso le negaría un beso? Sería demasiado hipórita de su parte. Y no es como si no disfrutara un montón con la calidez de los labios de Taehyung porque ese chico sí que sabía lo que hacía.

My Sweet Prince [Namjin// Yoonmin// Vhope]©Where stories live. Discover now